Ejemplos con vacas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los tres cuidaban de llenar los pesebres de las vacas, ordeñando de tarde en tarde sus ubres olvidadas.
Cuando la comprara, hacía más de veinte años, constituíanla unos cuantos prados y un bosque donde pastaban las vacas y cantaban los malvises, jilgueros y mirlos.
Las vacas movían el baboso hocico, sin ninguna inquietud, al ver el tren y volvían de nuevo a rumiar con la cabeza baja sobre el verde del prado.
Quedaban de par en par los establos, vomitando hacia la ciudad las vacas de leche, los rebaños de cabras, los caballejos de los estercoleros.
Diógenes no era como Sabadell, que jamás se apeaba de su papel de gran señor, y lo mismo gastaba en boato y en caprichos en tiempo de las vacas gordas que en tiempo de las flacas, con la sola diferencia de pagar en los de aquellas y no pagar en los de estas.
Villamelón padre lloraba de gozo, y el conde de Alcudia, que allí se hallaba presente, le aconsejó que emplease para la lactancia de su hijo las veintisiete vacas y cuarenta cabras que servían de amas de cría al hipopótamo parvulito, regalo de Abbás-Pachá, que se criaba en París, en el jardín de las plantas.
El general cayó pronto del encumbrado puesto, y acabó sus días, triste y descorazonado Cincinato, en miserable ranchejo, cuidando de unas cuantas vacas tísicas y estériles.
Aumentábase su compasión hacia Perucho, el rapaz embriagado por su propio abuelo, le dolía verle revolcarse constantemente en el lodo del patio, pasarse el día hundido en el estiércol de las cuadras, jugando con los becerros, mamando del pezón de las vacas leche caliente o durmiendo en el pesebre, entre la hierba destinada al pienso de la borrica, y determinó consagrar algunas horas de las largas noches de invierno a enseñar al chiquillo el abecedario, la doctrina y los números.
Le había encontrado escondido en el pesebre de las vacas, su rincón favorito, y el diablillo traía los rizos entretejidos con hierba y flores silvestres.
Aunque se armó gran algazara, la moderó algún tanto el cura de Boán recordando las diversas ocasiones en que se oían contar casos análogos: culebras que se encontraban en los establos mamando del pezón de las vacas, otras que se deslizaban en la cuna de los niños para beberles la leche en el estómago.
De todos modos, era triste cosa tener que vivir con aquella mala hembra, no más púdica que las vacas.
Al amanecer mandè la chalupa a cortar palos para hacer un corral, y ensillè caballo para campear las vacas, hallé el rastro, y lo seguí campo adentro, hasta que advertì el caballo algo pesado: me apeè dej ndolo refrescar, y me fuí a bordo las tres de la tarde.
Habiéndo llegado a bordo hallé la novedad de haber robado las vacas los indios, y que el marinero que las pastoreaba habia salido en busca de ellas, y no habia vuelto.

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