Ejemplos con torpeza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A pesar de su corta edad, el Chavo no siempre tiene un plato de comida todos los días, y esto tal vez sea la causa más contundente que explique su torpeza.
Bowser viaja a través del tiempo para robar a Los Bebes de la Estrella que no son otros que Mario y Luigi, para raptarlos manda a Kamek que por su torpeza pierde a bebé Mario, bebé Peach y bebé Donkey Kong por el camino al castillo de Bowser, sin embargo se queda a bebé Luigi.
Extrañábase ahora de su anterior torpeza, que le había hecho contemplar a Margalida, meses y meses, como una niña, como un ser asexual, sin percatarse de sus gracias.
Sentíase fuerte, repetía en su interior que aquello no era nada, pero el cuerpo se negó con súbita torpeza a obedecer su voluntad.
¿Iba a vivir siempre así? ¿No era torpeza haberse encerrado en este rincón, teniendo aún juventud y bríos para luchar en el mundo?.
Se imaginaba a la hija de Pep guisando, yendo y viniendo junto al hogar, seguida por la mirada de la madre, payesa infeliz y de silenciosa torpeza, que no osaba poner mano en las cosas del señor.
¿Qué otra cosa es la inteligencia normal humana sin tentación al desorden y torpeza de coordinación? Apenas levanta la cabeza, el hombre trastrueca todo el bien concertado sistema de finalidades con que el universo se sustenta en equilibrio, y él mismo se erige centro del universo y foco de todas las finalidades.
El presuroso crecimiento de nuestras democracias por la incesante agregación de una enorme multitud cosmopolita, por la influencia inmigratoria, que se incorpora a un núcleo aún débil para verificar un activo trabajo de asimilación y encauzar el torrente humano con los medios que ofrecen la solidez secular de la estructura social, el orden político seguro y los elementos de una cultura que haya arraigado íntimamente, nos expone en el porvenir a los peligros de la degeneración democrática, que ahoga bajo la fuerza ciega del núcleo toda noción de calidad, que desvanece en la conciencia de las sociedades todo justo sentimiento del orden, y que, librando su ordenación jerárquica a la torpeza del acaso, conduce forzosamente a hacer triunfar las más injustificadas e innobles de las supremacías.
Ariel es el imperio de la razón y el sentimiento sobre los bajos estímulos de la irracionalidad, es el entusiasmo generoso, el móvil alto y desinteresado en la acción, la espiritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la inteligencia, el término ideal a que asciende la selección humana, rectificando en el hombre superior los tenaces vestigios de Calibán, símbolo de sensualidad y de torpeza, con el cincel perseverante de la vida.
El mismo lo denuncia: comete voluntariamente una torpeza, hace que se extravíen unos documentos, envía una carta comprometedora con falsa dirección, para que caiga en manos de las autoridades del país.
Y lo empujó en su salida, a pesar de que Ulises le dejaba franco el paso, repitiendo sus excusas, haciendo recaer toda la responsabilidad en la torpeza del sirviente.
Dos médicos ingleses de un buque-hospital, canosos y con uniforme, despreciaban el almuerzo para pintar directamente en sus álbumes, con una torpeza escrupulosa y pueril, el mismo panorama que figuraba en las tarjetas postales ofrecidas a la puerta del restorán.
Su desesperación al quedar solo le hizo acusarse de torpeza.
Ojeda sintió disiparse su torpeza con este recuerdo, pero continuó marchando en silencio.
Últimamente, hastiado de enamorar a sus convecinas, se había dedicado a fascinar a cuantas forasteras llegaban a Sarrió, para abandonarlas, por supuesto, si cometían la torpeza de permanecer en la villa más de un mes o dos.
Pero estos, aunque se considerasen llegados, siempre esperaban algo nuevo, siempre tenían la ilusión puesta en el mañana, pensaban con inquietud en la combinación política del día siguiente, en la obra artística, que les bullía en la imaginación, temblando, con el vago temor de la torpeza, al ir a darla forma.
Vengo a lo del otro díadijo con alguna torpeza, pero mirando al médico en los ojos como dispuesto a pelear, si era preciso defendiendo sus pretensiones.
El hierro era de un rosa intenso al salir del horno con ruidosas gárgaras, rodaba por las canales con la torpeza del barro, enrojeciéndose como sangre coagulada, y al quedar inmóvil en los moldes, se cubría de un polvo blanco, la escarcha del enfriamiento.
¡Jesús, hombre, qué torpeza! Acabe usted y descorra esa cortina.
Así lo comprendió el excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez, y hecho un basilisco fue a pedir al gobernador cuenta de su torpeza, alborotóse este, y guardándose muy bien de confesar que sólo en un anónimo cifraba él las pruebas del complot de Currita, aseguró campanudamente que le constaba la existencia de una vasta conspiración alfonsina, que el marqués de Butrón la dirigía, y que la señora condesa de Albornoz era una trapisondista de tomo y lomo.
Viendo doña Manolita que no había manera de remediar su torpeza, y apuradísima de haber irritado tanto a doña Luz, a quien quería de todo corazón, no pronunció una sola palabra más, pero lloró y sollozó como si le hubiese sobrevenido la más cruel desgracia.
¡La religión, qué cosa tan buena! ¡Y él, tan torpe, que no había caído en ello! No era torpeza sino distracción.
Pero esto era insigne torpeza, porque si después de encarecer lo tronada y hambrienta que estaba Fortunata, ¡la veían tan hermosa! No, de ninguna manera.
A usted la han informado malinsinuó con torpeza, respecto a la persona que Ni hay tal vida airada ni ese es el camino Yo pensaba decirle a usted: ‘Tía, pues yo quiero a esta persona, y mi conciencia’.
No hacía más que estar , acudiendo con el capote allí donde Fortunata se veía en peligro por torpeza de lenguaje.
Durante el almuerzo, que fue largo y fastidioso, Fortunata siguió muy encogida, sin atreverse a hablar, o haciéndolo con mucha torpeza cuando no tenía más remedio.
Pues con el sueñecito que he echado perdí la situación, chica, y al despertar, no me acordaba de que habías quedado ahí Y viéndote ahora, me decía yo, en ese estado de torpeza que divide el dormir del velar: ‘¿pero es ella la que veo? ¿Cómo y cuándo ha venido a mi casa?’.
A las reiteradas y capciosas preguntas de su tía, contestaba evasivamente y con mucha torpeza.
Se hizo chacota de Julián, y, en penitencia de su torpeza, se le condenó a asistir inmediatamente, cansado y todo, a la espera de las liebres.
Ningún eco respondió a sus alaridos de consternación, pero transcurridos breves minutos, apareció en el zaguán el juez en persona, deshaciéndose en excusas por la torpeza de la muchacha: era inconcebible el trabajo que costaba domesticarlas, se les repetía mil veces la misma cosa, y nada, no aprendían a recibir a las pues de la manera que.

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