Ejemplos con torpes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En el fondo de esta masa verdosa, iluminada con transparencias de ópalo por el sol poniente, veía agarradas a las peñas extrañas vegetaciones, bosques minúsculos, en cuyas frondas pegajosas movíanse bestias de formas fantásticas, rampantes y veloces o torpes y sedentarias, con duras corazas grises y rojizas, erizadas de defensas, armadas de tenazas, de lanzas y de cuernos, dándose caza entre ellas y persiguiendo a seres menos fuertes que pasaban como exhalaciones, haciendo brillar en la rapidez de la fuga su transparencia de cristal.
Era la historia del Mediterráneo escrita por torpes e ingenuos pinceles: encuentros de galeras, asaltos de fortalezas, grandes batallas navales envueltas en humo, sobre cuyas vedijas flotaban los gallardetes de los navíos y las altas torres de popa, en cuya cima rizábanse las banderas con la cruz de Malta o la media luna.
Con movimientos torpes e inútiles tendía las manos hacia el peluquín y la dentadura postiza.
Estos recios conjuros son, sin duda, de sumo provecho para lustrar y aquietar las almas donde se encierran recuerdos de la propia experiencia impura, en las cuales las imágenes torpes son, o recuerdos materiales, o fragmentos de recuerdos, aderezados y embellecidos por la fantasía.
Y cuando leía en San Fortunato: , de cómo la Virgen madre envuelve en pañales los torpes miembros del recién nacido y le ciñe con vendas las manos, los pies, las piernas, veía también a Angustias, con un hijo, y mi corazón se derretía de ternura.
Como su corazón estaba purificado de pasiones torpes, no se le distendió el rostro en gesto ninguno, lastimado o feo, antes sonreía, sonreía con expresión inocente y delicadamente irónica.
Vió la Alemania que se había imaginado muchas veces: una Alemania tranquila, dulce, de burgueses un poco torpes y pesados, pero que compensaban su rudeza originaria con un sentimentalismo inocente y poético.
Porque nuestros ojos torpes y limitados no vean los elementos de salud o de muerte que hay en suspensión en ellos, ¿hemos de afirmar que no existen?.
Mas a poco de esto, hacía veinticinco años a la fecha de nuestra historia tales cosas iba viendo nuestro señor don Manuel que volvió a tomar la capa, que por inútil había colgado en el rincón más hondo del armario, y cada día se fue callando más, y escribiendo menos, y arrebujándose mejor en ella, hasta que guardó las plumas, y muy apegado ya a la clemente temperatura del país y al dulce trato de sus hijos para pensar en abandonarlo, determinó abrir escuela, si bien no introdujo en el arte de enseñar, por no ser aun este muy sabido tampoco en España, novedad alguna que acomodase mejor a la educación de los hispanoamericanos fáciles y ardientes, que los torpes métodos en uso, ello es que con su Iturzaeta y su Aritmética de Krüger y su Dibujo Lineal, y unas encendidas lecciones de Historia, de que salía bufando y escapando Felipe Segundo como comido de llamas, el señor Valle sacó una generación de discípulos, un tanto románticos y dados a lo maravilloso, pero que fueron a su tiempo mancebos de honor y enemigos tenaces de los gobiernos tiránicos.
Pero esas buenas fortunas, que en el primer instante llenan el corazón de los efluvios trastornadores de la primavera, y dan al hombre la autoridad confiada de quien posee y conquista, esos amoríos de ocasión, miel en el borde, hiel en el fondo, que se pagan con la moneda más valiosa y más cara, la de la propia limpieza, esos amores irregulares y sobresaltados, elegante disfraz de bajos apetitos, que se aceptan por desocupación o vanidad, y roen luego la vida, como úlceras, solo lograron en el ánimo de Juan Jerez despertar el asombro de que, so pretexto o nombre de cariño, vivan hombres y mujeres, sin caer muertos de odio a sí mismos, en medio de tan torpes liviandades.
No había cuidado: las cabezas estaban sólidas, como si allí no se bebiese mas que agua, nadie incurría en descuido ni hacía jugadas torpes.
Con tales imaginaciones ¿cómo irá nadie con gusto a cavar en el tajo y cómo no ha de querer convertir el tajo en un remedo de la soñada, deliciosa y sibarítica oficina? Resulta de todo ello que como el diputado da empleos a los más activos, ágiles y despejados, quienes naturalmente emigran del distrito, sólo quedan en él los más tontos, torpes y para poco, y éstos, agraviados, lastimados en su amor propio, o desanimados y con poquísimas ganas de trabajar.
No supe como disculparme, murmuré torpes excusas, alabé una pieza que no había yo escuchado, y me levanté para despedirme.
Y no porque la envidia o el orgullo fuesen causa de ello, que tales pasiones no tenían morada en aquel corazón generoso y sencillo, sino porque debido a las torpes murmuraciones villaverdinas o a presentimientos y recelos, muy naturales en una niña que ama y cree que es amada, la pobre Linilla temió, aun antes de corresponder a mi amor, que yo me prendara de Gabriela, cuya belleza y elegancia, no podían ser vistas sin interés por ningún mozo de mi edad.
Enterábase de dónde trabajaba, y con una astucia de las más torpes, salíale al paso por la mañana al ir al trabajo y por la noche al regresar a su casa, hacíase el encontradizo y le desesperaba la dificultad de su lengua tímida, que parecía rebelarse, no queriendo ser conductora de sus pensamientos.
Ellas protestarían contra el descreimiento general, rehabilitarían el sentimiento, enardecerían la fé, resucitarían el entusiasmo, ennoblecerían la lid, en una palabra, y, de las emboscadas alevosas y torpes escaramuzas de los pasillos del Congreso o de los teatros, harían magníficos torneos en que la inteligencia fuera la espada, la hermosura el premio del vencedor, y Dios y sus verdades eternas el tema constante de la gloriosa pugna!.
¡Son tan torpes y tan descuidadas! Verá usted cómo trabucan las medicinas y le encajan una por otra.
Somos tan torpes, que al ver una oveja no pensamos que en ella están nuestros gabanes.
Las labores delicadas, como costura y bordados, de que había taller en la casa, eran las que menos agradaban a Fortunata, que tenía poca afición a los primores de aguja y los dedos muy torpes.
Decía el anti-patriota que los sirvientes españoles son tan torpes que no saben ni cerrar una puerta.
Es que Fortunata no servía para cortesana, y sus fingimientos eran tan torpes que daba lástima verla fingir.
Veremos si hay abogados y jueces que apadrinen los torpes manejos de esos aldeanos legistas, que viven pleiteando y son la polilla de la propiedad ajena.
Adiós, sueños torpes, el género humano despierta y sus ojos ven la claridad.
Al ser saludada por su primo se puso como la grana, y sólo pronunció algunas palabras torpes.
Dejando pues los turcos en Tripol, tornó el bajel a hacer su viaje, y el judío dió en solicitarme descaradamente: yo le hice la cara que merecian sus torpes deseos: viéndose pues desesperado de alcanzarlos, determinó de deshacerse de mí en la primera ocasion que se le ofreciese, y sabiendo que los dos bajáes Alí y Hazan, estaban en aquella isla, donde podia vender su mercaduría tan bien como en Xio, en quien pensaba venderla, se vino aquí con intencion de venderme a alguno de los bajáes, y por eso me vistió de la manera que ahora me ves, por aficionarles la voluntad a que me comprasen: he sabido que me ha comprado este cadí para llevarme a presentar al Gran Turco, de que estoy no poco temerosa: aquí he sabido de tu fingida muerte, y séte decir, si lo quieres creer, que me pesó en el alma, y que te tuve mas envidia que lástima, y no por quererte mal, que ya que soy desamorada, no soy ingrata ni desconocida, sino porque habias acabado con la tragedia de tu vida.
Y este Tiñoso bogó el remo, siendo esclavo del Gran Señor, catorce años, y a más de los treinta y cuatro de sus edad renegó, de despecho de que un turco, estando al remo, le dio un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe, y fue tanto su valor que, sin subir por los torpes medios y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después, a ser general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío.
Ella es hecha de una alquimia de tal virtud, que quien la sabe tratar la volverá en oro purísimo de inestimable precio, hala de tener, el que la tuviere, a raya, no dejándola correr en torpes sátiras ni en desalmados sonetos, no ha de ser vendible en ninguna manera, si ya no fuere en poemas heroicos, en lamentables tragedias, o en comedias alegres y artificiosas, no se ha de dejar tratar de los truhanes, ni del ignorante vulgo, incapaz de conocer ni estimar los tesoros que en ella se encierran.
De que Sancho el bueno sea gracioso lo estimo yo en mucho, porque es señal que es discreto, que las gracias y los donaires, señor don Quijote, como vuesa merced bien sabe, no asientan sobre ingenios torpes, y, pues el buen Sancho es gracioso y donairoso, desde aquí le confirmo por discreto.
Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y éste es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo, y así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones, y, cuando algunos no entienden estos términos, importa poco, que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan, y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso.
En estas y otras pláticas se pasó gran parte de la noche, y, aunque don Juan quisiera que don Quijote leyera más del libro, por ver lo que discantaba, no lo pudieron acabar con él, diciendo que él lo daba por leído y lo confirmaba por todo necio, y que no quería, si acaso llegase a noticia de su autor que le había tenido en sus manos, se alegrase con pensar que le había leído, pues de las cosas obscenas y torpes, los pensamientos se han de apartar, cuanto más los ojos.

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