Ejemplos con tipo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su progenitor Xuan, el Tipo, vinatero, procedente de Toro, fué el primer usufructuario del dicho apéndice o alias, y lo debía a que, estando irritado, y se irritaba a menudo, amenazaba con quitar el tipo al.
En Madrid, parecía haberse hallado el tipo del marido que me convenía.
Y no será poca mi suerte si no me interrumpe más de una vez para decirme: Y a mí ¿qué me cuenta usted? ¡Si me lo sé de corrido mucho ha! ¡Si ese tipo y cuantos con él se rozan viven en mi calle! ¡Desdichado inconveniente que toca todo aquel que falto de ingenio, como yo, para inventar personajes y escenas , busca el asunto de sus prosaicas relaciones en los hechos vulgares y tangibles de la vida real y práctica de los hombres y de los pueblos!.
Aquellos hombres, que habían visto sin alarmarse, durante muchos años, cómo cundían y se propagaban ciertas tendencias , y cómo se iba rebajando poco a poco el carácter nacional, corrompiendo aquel conjunto de cualidades que un día hicieron del tipo español el modelo proverbial de los caballeros , aquellos hombres, digo, que habían visto todo esto y mucho más, sin temblar por el día siguiente, observaron una vez que las predicaciones, que las tolerancias, que las concesiones, que toda aquella política de que encomiaban a destajo y en la cual creían sin conocerla, estaba dando ya sus frutos naturales y lógicos, que aquellas por las que nada habían hecho ellos nunca, y de las que jamás se habían acordado sino para explotar su trabajo a cambio de un mezquino pedazo de pan, se alzaban imponentes, en virtud de las alas que les prestara una libertad mal entendida, que aquella , como ellos llamaban a la multitud desheredada cuando ésta era dócil, se aprestaba, con la tea en la mano, a imponerse al mundo entero y a transformar, en un instante dado, el modo de ser de la familia y de la sociedad.
Lo óptimo es el Lebrato y su hijo, y y Quilino, y el médico don Elías, y el magnífico tipo del Berrugo, avaro supersticioso, que Balzac adoptaría por suyo, y la fantástica historia del descubrimiento del tesoro, que Walter Scott hubiera robado para su.
El del , que por la pureza clásica de sus líneas recuerda el famoso lienzo de de Leopoldo Robert, se aparta de él hondamente por el ardor del colorido y por la embriaguez naturalista que le convierte en acabadísimo tipo de geórgica moderna.
Y para que mayor sea el contraste, suena de vez en cuando, entre esas rudas voces que traen la impresión de resaca de la playa, la voz medio marítima, medio frailuna, del padre Apolinar, el tipo de fraile más asombroso que yo he visto en novelas, desde el , de Manzoni, personaje de más noble alcurnia que el de Pereda, pero no más rico que él de aquella elevación moral, que por lo mismo que nace como fruto espontáneo y agreste, y se desarrolla sin más riego que el de los cielos, trae estampado el sello de primitiva grandeza que acompaña a la fuerza del bien cuando se desenvuelve sin conciencia de sí propia.
¡Cuántas veces ha presentado el señor Pereda al tipo del campesino montañés, y, sin embargo, no se ha repetido nunca! Y ahora, cuando la materia parecía agotada, nos regala a Macabeo, que vale él solo más que Carpio y Gorio y todos los anteriores juntos.
Enfrente de don Román coloca el señor Pereda otro tipo, montañés de pura raza, y el mejor tipo de Pereda, el arbitrante Patricio Rigüelta, , como dijo aguda y felizmente un crítico.
Lo singular del tipo está en su absoluta carencia de idealismo.
Para personificar una plaga social, buscó un tipo insignificante, un , egoísta, vulgar, sin ninguna cualidad dominante buena ni mala, que no es sabio ni tonto, ni hermoso ni feo, ni rico ni pobre, ni muy viejo ni muy joven, sin aficiones políticas ni literarias, un ser por excelencia prosaico, envuelto en las más ruines y mezquinas contradicciones de la vida.
¡Qué diálogo el de las niñas de la villa que no quiero nombrar! ¡Qué tipo el del hidalgo don Recaredo! Se dirá que la novela sigue siendo política, y que esto la daña, pero aunque sea cierto que las ideas políticas salen de los límites del arte, ¿quién duda que las extravagancias y ridiculeces de la vida pública caen, como todas las demás rarezas humanas, bajo la jurisdicción del satírico y del pintor de costumbres? ¿Por qué no ha de describirse una escena de o de comicios electorales, como se describe una escena de taberna o de mercado?.
Aun sin eso, ya no morirá, gracias a Pereda, el tipo hoy casi perdido del viejo marinero de la costa cantábrica, levantado por él a proporciones casi épicas, y digno de hombrearse con muchos héroes de Fenimore Cooper.
La dramaturgia creó el tipo del hombre que provoca amor en todas las mujeres, porque él finge amar, pero a ninguna ama: don Juan.
Sólo quiero decirle que la segunda edición tipo del Breviario fué publicada bajo Clemente VIII, con el concurso y dirección del cardenal Belarmino.
Y ahora se me representa en el recuerdo la imagen de Belarmino, zapatero filósofo, que vivía también en Rúa Ruera, tipo casi fabuloso, al cual pertenece precisamente la anterior teoría sobre las palabras: La mesa, decía, se llama mesa porque nos da la gana, lo mismo podía llamarse silla, y porque nos da la gana llamamos a la mesa y a la silla del mismo modo cuando las llamamos muebles, pero lo mismo podían llamarse casas, y porque nos da la gana llamamos a los muebles y a las casas del mismo modo cuando los llamamos cosas.
Nacido en la catedral y llevado de niño por su madre a que se arrodillase ante la imagen, la había admirado como el tipo más perfecto de hermosura.
Mientras la humanidad, enardecida por el soplo carnal del Renacimiento, admiraba a Apolo y rendía adoración a las Venus descubiertas por el arado entre los escombros de las catástrofes medioevales, el tipo de suprema belleza para la monarquía española era el ajusticiado de Judea, el Cristo polvoriento y negruzco de las viejas catedrales, con la boca lívida, el tronco contraído y esquelético, los pies huesosos y derramando sangre, mucha sangre, el líquido amado por las religiones cuando apunta la duda, cuando la fe flaquea y, para imponer el dogma, se echa mano a la espada.
Y estos millones y millones de hombres que sostienen la existencia de la sociedad, que combaten por ella con las fuerzas de la Naturaleza ciegas y crueles, que todas las mañanas vuelven a la lucha, viendo en este monótono y continuo sacrificio la única misión de su existencia, forman la inmensa familia de los asalariados, viviendo de las sobras de una minoría privilegiada/ contentándose para subsistir con pequeñísimas cantidades de lo que aquélla desprecia, y sometida a un tipo remunerador siempre el más bajo, sin esperanza de ahorro y de emancipación.
En el cuadrante un clérigo melancólico, pensativo, fumando, como un árabe delante de su tienda, en el corredor baja de las Casas Municipales un policía haraposo, con el fusil al hombro, paseándose, y allá por la Calle Real, centro del miserable comercio villaverdino, una recua, un pordiosero, y el doctor Sarmiento, muy de prisa, echado el sombrero hacia la nuca, figura invariable, tipo eterno del médico de las poblaciones cortas.
La señora doña Gabriela me pareció siempre un simpático y elegante tipo de mujer.
¡Vaya con el simpático viejecillo! Al verle con su blusa blanca que dejaba ver los pliegues de la recogida sotana, con el sombrero de jipi, el paño de sol y el abierto paraguas, se me antojó el tipo más hermoso del cura de aldea.
Correctamente vestido de negro, albeándole la camisa, desaliñado el calzado y muy peinada y brillante la profusa barba, era un tipo de los más simpáticos, pero más simpática aún era su charla.
Paréceme que estoy viendo aquel rostro moreno, tipo hermoso de la raza indígena, afinado por el cruzamiento en dos o tres generaciones: obscuro, muy obscuro del color, estrecha la frente, alto el cráneo, salientes los pómulos, la barba escasa, escasísima, los ojos pequeñitos, negros, negros y vivos, la mirada franca, el aire resuelto, como en todo aquel que no tiene en su vida acción que le avergüence, que a nadie teme y de nadie es temido, que así se enternece a la vista de ajenos dolores como rechaza sereno, con dura franqueza, con valerosa resolución, a quien le ofende o desconfía de él.
Es el ingenio bordador de los pañuelos de Manila, el inventor del tipo de rameado más vistoso y elegante, el poeta fecundísimo de esos madrigales de crespón compuestos con flores y rimados con pájaros.
de Villalonga y otro que no conozco, un tipo así ¿cómo diré?, de estos de sombrero redondo y capa con esclavina ribeteada.
Pues señor vivía en aquella casa un tío de la tal, hermano de la huevera, buen tipo, el mayor perdido y el animal más grande que en mi vida he visto, un hombre que lo ha sido todo, presidiario y revolucionario de barricadas, torero de invierno y tratante en ganado.
Pinzón, y haciendo una salvedad honrosísima en honor de ustedafirmó la señorano puede negarse que en el ejército español hay cada tipo.

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