Ejemplos con terciana

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Única, docica, terciana, color de manzana, juanita y andres con estas, son, diez.
La terciana fue más larga que intensa, y hasta Junio no pudo Diego llamarse convaleciente.
Atacado ya de la terciana, escribió a su hija, poniendo en ello la fiebre que ya le requemaba la sangre.
Era una terciana comúnmente benigna, pero en Ansúrez fue por excepción bastante intensa y dolorosa, quizás a causa de la tristeza y depresión del ánimo, que le predisponían a toda enfermedad.
Comenzó a sentir grandes angustias y fatigas en el estómago y en el corazón, visitole el Doctor Vicencio Moles, Médico de la Familia, y su Magestad cuidadoso de su salud, mandó al Doctor Miguel de Alva, y al Doctor Pedro de Chavarri, Médicos de Cámara de su Magestad, que le viesen, y conociendo el peligro dixeron era principio de terciana sincopal minuta sutil, afecto peligrosísimo por la gran resolución de espíritus, y la sed que continuamente tenía, indicio grande del manifiesto peligro de esta enfermedad mortal.
Sucedíanse las crisis ministeriales, frecuentes, periódicas, como calenturas de terciana, hasta engendrar un ministerio llamado de Santa Rita, por ser esta Santa abogada de imposibles.
Comenzó yendo a verla una vez por semana, como periódico de modas o entrega de novelón patibulario, luego cada tres días, cual si su amor fuese terciana, y acabó visitándola casi diariamente, no siendo lo lastimoso que menudeara las visitas, sino que entre el desasosiego que las precedía y lo desmazalado y lacio que solían dejarle, ni fuerza le quedaba en la lengua para humedecer un sello.
Dudo mucho que se reciba con peor talante a un huésped desconocido que se mete a las dos de la mañana en casa de su prójimo, robándole el sueño y alborotándole el hogar, que a la recién nacida en el de sus padres, en cuanto el doctor proclamó, en voz desfallecida y con gesto de terciana, el sexo que la había tocado en suerte.
Así como el mal humor de una terciana y una cuartana tienen su día fijo, su.
Era una terciana comúnmente benigna, pero en Ansúrez fue por excepción bastante intensa y dolorosa, quizás a causa de la tristeza y depresión del ánimo, que le predisponían a toda enfermedad.
Atacado ya de la terciana, escribió a su hija, poniendo en ello la fiebre que ya le requemaba la sangre.
El cantinero sintió frío de terciana ante el amago de justicia popular, y queriendo evitar que después de quemado saliese algún cristiano con el despapucho de que aquella barbaridad había sido ''lección tremenda, pero justa'', ensilló el caballejo y a todo correr se vino a Lima.
Mientras se terminaba la fábrica del palacio de Lima, tan aciago para el primer gobernante que lo ocupara, es de suponer que Francisco Pizarro no dormiría al raso, expuesto a coger una terciana y pagar la chapetonada, frase con la que se ha significado entre los criollos las fiebres que acometían a los españoles recién llegados a la ciudad.
A esos cuatro o seis meses de obligada terciana era a lo que llamaban pagar la chapetonada, aunque prójimos hubo que dieron finiquito en el cementerio o bóveda de las iglesias.
«Asimismo, el vecindario colindante a cuatro vientos acaece de continuo de terciana pestífera y otras insalaciones, porque, según dictamen facultativo, las aguas contingentes en un solo punto, arrojan de sí corrompiciones y putrimentos que insurrecionan toda robustez por opípara que sea.
¡Y con la terciana en aquel momento mismo!.
levantar resolución que es unta terciana pútrida que da pena a Sócrates en tal o tal.
Al canónigo le entró frío de terciana y apuró el paso.

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