Ejemplos con tercero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora, tres himnos se alojaron en mi pecho y ardían de modo inmarcesible, como lámpara de tres lenguas iguales: los tres himnos a María Magdalena, uno precisamente del cardenal Belarmino, otro de San Gregorio, retocado por Belarmino, el tercero de San Odón de Cluny, retocado también por Belarmino.
Calle usted, hombre, ¡qué majadería! Recordaba ahora que estando paseando, tres meses hace, con un amigo, llegó a saludarle un forastero, y al separarse éste de nosotros, supe que era un primo tercero de la cuñada de un amigo del regente.
Al tercero, dos barcos a la mar.
En las vacaciones posteriores a los dos primeros cursos, y aun en las del tercero, Angustias era todavía una chiquilla, y yo, aunque prematuramente apersonado con mi temo de paño negro, un mozuelo.
Que no le importa un rábano a nadie de fuera de esta casasaltó Juana con acento brusco, temiendo que la intrusión de un tercero pudiera torcer la marcha de aquel asunto que tan a su gusto caminaba.
Tenía Pilar, de edad entonces de veintitrés años, la malicia precoz que distingue a las señoritas que, con un pie en la aristocracia por sus relaciones y otro en la clase media por sus antecedentes, conocen todos los lados de la sociedad, y así averiguan quién da citas a los duques, como quién se cartea con la vecina del tercero.
El hundía sus manos sucias y huesosas en las profundidades de la sotana, sacando tres gruesos talonarios, uno rojo, otro verde y el tercero blanco.
¡Y yo, que formo parte de esta institución, tengo siete duros al mes, y la mayoría de los vicarios de España cobran menos que un guardia de Consumos y miles de clérigos andan a salto de mata, de sacristía en sacristía, buscando una misa para poner al fuego el pucherete, y si no salen a las carreteras cuadrillas de clérigos a robar, es porque tienen miedo a la Guardia civil, y tras dos días de hambre llega un tercero en el que pueden comer un mendrugo! Siempre hay una migaja para entretener el hambre.
El uno, que no es más que estanquero, entiende que debía ser , y el otro, que está de oficial ambulante de correos, siempre metido en un wagon, suspira por el alfolí de la sal que se dio a un tercero, que disponía en la elección de menos votos que él, y el que tiene como el alfolí se juzga desairado porque no le nombraron guarda-almacén, que esto y mucho más se merecía.
Jaime tenía que estar en Villafría, y amaneció el día tercero y último.
Tónicaasí la llamaban sus parroquianascomía en casa de éstas, cosía once horas, cuando no tenía que salir para comprar tela, hilo o botones, y por la noche regresaba a su habitación de la calle de Gracia, un piso tercero de una casa vieja y pequeña, que las dos mujeres tenían como taza de plata , según expresión de las vecinas.
Las del tercero, que eran las amas o sobrinas del ecónomo de San Andrés, que allí vivía, se pusieron a bailar, y al poco rato hicieron lo propio de los del segundo de la derecha.
El segundo era cura de tropa, echado del servicio por no sé qué desafueros, y el tercero ex-capellán de un vapor correo expulsado porque le cogieron contrabando de tabaco.
El uno era , el otro , y el tercero hacía a pelo y a pluma.
Ella, principalmente, tenía que pensar un poco para averiguar si tal día era el tercero o el cuarto de tan feliz existencia.
Manuel Moreno-Isla, cuando venía a Madrid, su hermana doña Patrocinio, viuda, y su tía Guillermina Pacheco, en el segundo vivía Zalamero, casado con la hija de Ruiz Ochoa, y en el tercero, dos señoras ancianas, también de la familia, hermanas del obispo de Plasencia, Fray Luis Moreno-Isla y Bonilla.
No tardaron en presentarse el señor y la señora del tercero de la derecha.
Daría yo cualquier cosaexclamaba invocando al Cielo, por saber esa verdad que ahora no saben más que Dios y ella, pues el tercero que la sabía se ha muerto.
Hágame el favor de llamar en el tercero y ver si está Plácido.
Atravesaron un gran patio lleno de mausoleos de más o menos lujo, después otro patio que era todo nichos, pasaron a un tercero en el cual había sepulturas abiertas, recién ocupadas, y paráronse delante de una en la cual estaban aún los albañiles, que acababan de poner una lápida y recogían las herramientas.
Uno se le subía por la manta que le envolvía las piernas, otro estaba en su regazo sentado sobre los cuartos traseros, refregándose las patas con la lengua y el hocico con la pata, y un tercero se le había subido a un hombro y allí seguía con vivaracha atención los brincos de la bola del , marcándolos con la pata en el aire.
En uno de los segundos exteriores vivía Feliciana, y Fortunata en un tercero interior.
Con esta intención siguió su camino, por el cual anduvo dos días sin acontecerle cosa digna de ponerse en escritura, hasta que al tercero, al subir de una loma, oyó un gran rumor de atambores, de trompetas y arcabuces.
Pocos respondió don Quijote, pero dígame vuesa merced: ¿qué versos son los que agora trae entre manos, que me ha dicho el señor su padre que le traen algo inquieto y pensativo? Y si es alguna glosa, a mí se me entiende algo de achaque de glosas, y holgaría saberlos, y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades, pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero.
Finalmente, fue el tercero y avínole lo que al primero y al segundo.
Y este Tiñoso bogó el remo, siendo esclavo del Gran Señor, catorce años, y a más de los treinta y cuatro de sus edad renegó, de despecho de que un turco, estando al remo, le dio un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe, y fue tanto su valor que, sin subir por los torpes medios y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después, a ser general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío.
El cual, pasando al tercero, preguntó lo que a los otros, el cual, de presto y con mucho desenfado, respondió y dijo:.

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