Ejemplos con tapaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este poseído por la furia que le provoco el ataque a traición y por la desesperación de ver a su amo acorralado por la araña, se retorció y giró la cabeza con tanta fuerza y y decisión, que se zafó de la mano que le tapaba la boca.
En sustitución de las derribadas, se crearon seis nuevas manzanas, sobreviviendo sólo el oratorio del Caballero de Gracia, cuyo ábside, que quedó al descubierto al ser derruida la casa que lo tapaba, es hoy en día visible desde la Gran Vía.
Se incorporó un casco que les tapaba los ojos casi por completo, teniendo tan solo una pequeña ranura, con el fin de que los uruks parecieran más aterradores, además, para que el ejército tuviera una organización mayor que la de los orcos y para que todos los uruks no fueran iguales, los diseñadores establecieron distintas especialidades, diferenciadas principalmente por el casco: el de los fanáticos o berserkers lleva una cresta de capitán en la parte superior, el de los espadachines tiene pinchos en la parte delantera para atacar a su contrincante, la ranura del de los lanceros les obliga a mirar hacia arriba y agacharse para luchar, y el de los zapadores tiene un escudo que cubre la nuca para protegerles de las rocas que cayeran tras la explosión del muro de Cuernavilla.
El hombre tapaba su miembro viril introduciéndolo dentro de una calabaza y sujeto a la cintura por un mecate de algodón.
Con este sobrenombre era conocido Bernáldez de Quirós, porque la falta de un ojo la tapaba con una chapa de este material.
No podría decir si el nudista era hombre o mujer porque se tapaba la cara con una bolsa.
Cuando Paquito se ponía guasón lo era de todas veras: le tiraba bárbaramente de las orejas, le tapaba el hocico y hasta llegaba en ocasiones ¡oh sutil refinamiento de crueldad! a meterle los dedos por los ojos.
Sobre la cabeza grande y despeinada llevaba un sombrero de copa bastante viejo y también despeinado que no la tapaba sino a medias.
Elena alegre con estas palabras como un pajarito en el árbol aparentaba no creerle, le tiraba del bigote, le daba suaves bofetadas en las mejillas, le tapaba la boca, el frasco de las mentiras como ella decía.
Iba con gorra de viaje y un grueso gabán, cuyo cuello le tapaba media cara.
Una vez sepultados de nuevo en el Averno los demonios que se habían salvado de la quema, se presentaron en la escena un gallardo mancebo, de oficio pastor, a juzgar por el pellico que le tapaba la espalda, y una hermosa doncella de idéntica profesión.
Venturita colocaba los bastidores en un rincón y los tapaba con un lienzo, arreglaba las sillas y arrastraba la cesta de la costura a un lado para que no estorbase.
Sobre la frente, alta y estrecha como las de las venus griegas, de un blanco argentino, caían los bucles de sus cabellos rubios, cuya madeja, tan espesa como dócil y brillante, le tapaba enteramente la espalda hasta más abajo de la cintura.
Si con sus protestas no hacía callar al castrense, se tapaba los oídos, y se echaba en tierra boca abajo gritando: No quiero, no quiero, cállese, o perdemos las amistades.
Una hermosa barba patriarcal que le tapaba las solapas del traje parecía suavizar los salientes enérgicos de los pómulos y las fuertes articulaciones de su mandíbula robusta y prominente como la de los animales de presa.
Esto amansó al profesor y le hizo recobrar su perdida majestad, mientras el apaleado auditorio se tapaba las narices.
Su mujer le tapaba la boca para que no alborotase.
Mirábalas Fortunata con indecible terror, y se tapaba la nariz y la boca, temerosa de que, respirando tales ingredientes, pudiera envenenarse.
Adoración quería decir algo, pero Jacinta le tapaba la boca, y mirando a la de Rubín se sonreía con esa ingenuidad que indica ganas de trabar conversación.
Fortunata se tapaba la cara con el periódico, fingiendo que leía.
Su rostro, perfectamente esferoidal, descansaba sin más intermedio sobre el busto, y su pelo, negro aún por una condescendencia de los años y partido en dos zonas sobre la frente, le tapaba entrambas orejas recogiéndose atrás.
En lugar de la redoma de cristal, tapaba todo esto un pedazo de gasa, sujeto con cintas azules a las piernas de la diosa, la cual ostentaba en su profano pecho un escapulario de la Virgen del Carmen.
Yo, señora, sentí que íbamos, según mi señor me dijo, volando por la región del fuego, y quise descubrirme un poco los ojos, pero mi amo, a quien pedí licencia para descubrirme, no la consintió, mas yo, que tengo no sé qué briznas de curioso y de desear saber lo que se me estorba y impide, bonitamente y sin que nadie lo viese, por junto a las narices aparté tanto cuanto el pañizuelo que me tapaba los ojos, y por allí miré hacia la tierra, y parecióme que toda ella no era mayor que un grano de mostaza, y los hombres que andaban sobre ella, poco mayores que avellanas, porque se vea cuán altos debíamos de ir entonces.
No podía ver bien, porque la sangre cuajada me tapaba los ojos.

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