Ejemplos con sur

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la punta de Cabo Blanco está asido un peñon partido, y mas al sur de este peñon hay una punta de tierra baja, y luego corre la costa nord-sur del mundo, y hace una ensenada muy grande, que corre hasta la entrada del Puerto Deseado.
Al ponerse el sol sintieron el ambiente muy cálido, cosa extraordinaria en estas costas: dieron fondo con un anclote al sud-oeste, un cuarto al sur de un cerro, el mas alto de esta costa, distante seis leguas.
Un poco mas al sur de dicha punta descubrieron una boca grande, y dando fondo, salió el piloto Varela a registrar si era el rio de Santa Cruz, o el rio de Gallegos, o algun otro puerto: que volvió al anochecer, sin haber hallado entrada por la parte en que estaban ancorados, que la entrada se descubria, por la costa del sur, y era necesario montar una punta de un bajo largo, en el cual reventaba el mar.
Diego Varela en la lancha a sondar, para poder sacar el navio a franquía: y hecha seña, se levaron, siguiendo la costa en demanda del rio de Gallegos que esperaban hallar mas al sur.
Por haber visto en algunas cartas marcada una bahia al sur del morro de Santa Inés, fueron en su demanda para dar fondo esta noche, y registrar la tierra: pero hallaron que no hay tal bahia, antes bien es toda la costa seguida, y corre al sud-oeste, y un cuarto al sur.
La costa en este parage corre al sud-oeste, y al sud-oeste cuarta al sur.
A las doce y media del dia desembocaron, y metieron a bordo la lancha, y desde aquí fueron costeando la isla de los Reyes hasta las seis de la tarde, que estuvieron este-oeste con ella, y teniendo ya el viento por el sud-este, navegaron al sur sud-este.
Hallaron a las diez del dia, en la costa del sur, un arroyuelo que baja de una fuente bastantemente caudalosa, que está en lo alto de la quebrada de un cerro, y dista cinco leguas del puerto.
Tampoco se encontró pasto, ni cosa a propósito para habitacion humana, ni aun brutos, ni aves, sino solamente rastro de uno ú otro guanaco, y tal cual pájaro: y la tarde de este dia pareció en la costa del sur, en frente del navio, un perro manso aullando, y haciendo extremos por venir al navio, y se discurrió seria de algun buque perdido en esta costa.
Navegaron al oeste, costeando por el sur la isla de las Pinguinas, y sondando el canal hasta la isla de los Pájaros.
A la banda del sur, cerca de la entrada, hay un mogote alto, con una peña en lo alto, que parece tronco de árbol cortado, y hace horqueta.
Españolay española del sur, de la Andalucía melancólica y riente, que es una Castilla más suave y refinada, más amanerada y elegantees la poesía de Juan Ramón Jiménez: andaluza es su tristeza nativa, su alegría dolorosa, su dejadez y abandono, su reconcentramiento altivo, su sobriedad de gesto y abundancia de expresión, su suprema distinción y elegancia inexplicables e inconfundibles.
Quien mirase el Casino por su fachada sur, podía ver desde luego el numen que allí recibía culto y sacrificios: la Ninfa de las aguas, inclinando la urna con graciosa actitud, mientras salen a sus pies de entre un cañaveral dos amorcillos, y uno de ellos, alzando una valva, recoge la sacra linfa que de la urna copiosamente fluye.
Keleffy viajaba por América, porque le habían dicho que en nuestro cielo del Sur lucen los astros como no lucen en ninguna otra parte del cielo, y porque le hablaban de unas flores nuestras, grandes como cabeza de mujer y blancas como la leche, que crecen en los países del Atlántico, y de unas anchas hojas que se crían en nuestra costa exuberante, y arrancan de la madre tierra y se tienden voluptuosamente sobre ella, como los brazos de una divinidad vestida de esmeraldas, que llamasen, perennemente abiertas, a los que no tienen miedo de amar los misterios y las diosas.
En Villaverde, lo mismo que en Pluviosilla, esos crepúsculos de fuego son anuncio seguro de caluroso día, anuncia el sur , el viento abrasador que caldea la atmósfera y calcina la tierra.
El sur soplaba furioso, y la campanita chillona de San Francisco sonaba alegremente, llamando a misa.
En el largo trayecto de la Cava al cementerio, que era uno de los del Sur, Segismundo contó al buen Ponce todo lo que sabía de la historia de Fortunata, que no era poco, sin omitir lo último, que era sin duda lo mejor, a lo que dijo el eximio sentenciador de obras literarias, que había allí elementos para un drama o novela, aunque a su parecer, el tejido artístico no resultaría vistoso sino introduciendo ciertas urdimbres de todo punto necesarias para que la vulgaridad de la vida pudiese convertirse en materia estética.
El paisaje es ancho y hermoso, limitado al Sur por la fila de cementerios, cuyos mausoleos blanquean entre el verde oscuro de los cipreses.
Mover los trastos era para ella algo semejante a incendio o demolición, pero no había más remedio que dar el salto del Norte al Sur de Madrid, pues teniendo Maximiliano que pasar la mayor parte del tiempo en la botica de Samaniego, era una falta de caridad hacerle recorrer dos veces al día los tres cuartos de legua que separan el barrio de Chamberí del de Lavapiés.
Vente conmigo y vamos a dar una vuelta por las rondas del Sur.
Por fin, en un momento en que Maxi iba de Sur a Norte vio, a bastante distancia, a un hombre que salía de la casa.
La vista de la sierra lejana suspendía su atención, y le encantaba un momento con aquellos brochazos de azul intensísimo y sus toques de nieve, pero muy luego volvía los ojos al Sur, buscando los andamiajes y la mole de las Micaelas, que se confundía con las casas más excéntricas de Chamberí.
Por el Sur la huerta lindaba con la medianería de una fábrica de tintas de imprimir, y por el Este con la tejavana perteneciente al inmediato taller de cantería, donde se trabajaba mucho.
No sabía lo que es el Norte y el Sur.
Había que oírla cuando volvió a aquella su primera visita a los barrios del Sur.
Pascual Muñoz, dueño de un acreditadísimo establecimiento de hierros en la calle de Tintoreros, progresista de inmenso prestigio en los barrios del Sur, verdadera potencia electoral y política en Madrid, casó con una Moreno de no sé qué rama, emparentada con Mendizábal y con Bonilla, de Cádiz.
Pues, ¿qué cuando prometen el fénix de Arabia, la corona de Aridiana, los caballos del Sol, del Sur las perlas, de Tíbar el oro y de Pancaya el bálsamo? Aquí es donde ellos alargan más la pluma, como les cuesta poco prometer lo que jamás piensan ni pueden cumplir.
Del famoso reino de Candaya, que cae entre la gran Trapobana y el mar del Sur, dos leguas más allá del cabo Comorín, fue señora la reina doña Maguncia, viuda del rey Archipiela, su señor y marido, de cuyo matrimonio tuvieron y procrearon a la infanta Antonomasia, heredera del reino, la cual dicha infanta Antonomasia se crió y creció debajo de mi tutela y doctrina, por ser yo la más antigua y la más principal dueña de su madre.

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