Ejemplos con suavidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

con cuidado con gusto con facilidad con orgullo con frecuencia con silencio con perfección con suavidad.
Pero cuanta mayor era mi diligencia, con tanta más insidia, suavidad y mimo me perseguían, me cercaban, me penetraban.
Cisnes, patos y ánades bogaban, aquéllos con su acostumbrada fantástica suavidad, balanceando el largo cuello, éstos graznando desapaciblemente, todos con rumbo a la orilla apenas Lucía y Pilar se acercaban,en demanda de mendrugos de pan, que engullían atragantándose y alzando al aire la cola.
Y aquel dolor de vivir sin cariño, y sin derecho para inspirarlo ni aceptarlo, puesto que estaba ligado a una mujer a quien no amaba, aquel dolor que no dormía, ni tenía paces, ni le quería salir del pecho, y le tenía la fantasía como apretada por serpientes, lo que daba a todo su música un aire de combate y tortura que solía privarla del equilibrio y proporción armoniosa que las obras durables de arte necesitan, aquel dolor, en un espíritu hermoso que, en la especie de peste amatoria que está enllagando el mundo en los pueblos antiguos, había salvado, como una paloma herida, un apego ardentísimo a lo casto, aquel dolor, que a veces con las manos crispadas se buscaba el triste músico por sobre el corazón, como para arrancárselo de raíz, aunque se tuviera que arrancar el corazón con él, aquel dolor no le dejaba punto de reposo, le hacía parecer a las veces extravagante y huraño, y aunque por la suavidad de su mirada y el ardor de su discurso se atrajese desde el primer instante, como un domador de oficio, la voluntad de los que le veían, poco a poco sentía él que en aquellos afectos iba entrando la sorda hostilidad con que los espíritus comunes persiguen a los hombres de alma superior, y aquella especie de miedo, si no de terror, con que los hombres, famélicos de goces, huyen, como de un apestado, de quien, bajo la pesadumbre de un infortunio, ni sabe dar alegrías, ni tiene el ánimo dispuesto a compartirlas.
Diole a Currita ganas de reír la pomposa hinchazón con que pronunciaba el ministro demócrata aquellas sonoras palabras: Palacio, majestad, rey, reina, que parecían llenarle la ancha bocaza, y preguntó con su suavidad acostumbrada:.
Y tirando de repente con rabioso arranque del paño negro, hundióle la cabeza a su ilustre esposo en la especie de saco que aquel formaba, volvió luego la espalda pausadamente, y sin perder su suavidad, salió de la.
Cada vez que veía a su marido limpiando los dos cañones del arma, cambiando los cartuchos o haciendo jugar la palanca para convencerse de que se abría con suavidad, pasaba por su memoria la imagen del presidio y la terrible historia del tío.
Otro administrador cualquiera no hubiera hecho los adelantos por la mitad menos, y se hubiera enriquecido más pronto, y no hubiera arruinado a su señor con tantos miramientos, con tanta suavidad y pausa, y con tan severa conciencia.
Los mozos del lugar o forasteros que, por más guapos e importantes, habían osado aspirar a doña Luz y habían sido rechazados con suavidad antes de una declaración que los comprometiese, tenían tan alta opinión de doña Luz y de ellos mismos, que cada cual imaginaba que era inexpugnable la que a sus encantos y buenas prendas no se había rendido.
dijo doña Luz, retirando con suavidad su mano de entre las de don Jaime.
Linda letra la suya, suelta, cursiva, elegantísima, sin que lo donairoso de los trazos le hiciera perder esa suavidad del carácter femenil que no sólo se manifiesta en el estilo, sino que trasciende a la forma de las letras, siempre que la mujer no presume de sabia o gusta de llamar la atención.
Lo que inquietaba algo a Juanito, en medio de su felicidad, eran las atenciones que con él tenía su mamá, las miradas cariñosas, los ¡hijo mío! dichos en un tono halagador, con la suavidad mimosa de una caricia.
Antiguamente, los partidos separados en público, estábanlo también en las relaciones privadas, pero el progreso de las costumbres trajo primero cierta suavidad en las relaciones personales, y por fin la suavidad se trocó en blandura.
Durante aquellos dos días, hallábase la joven muy cohibida delante de la que iba a ser su tía, porque esta no bajaba del trípode ni cesaba en sus correcciones, y rara vez abría la boca Fortunata sin que la otra dejara de advertirle algo, ya referente a la pronunciación, ya a la manera de conducirse, mostrándose siempre autoritaria, aunque con estudiada suavidad.
Y tú, ¿cómo estás? siempre tan famosale dijo Fortunata acercándose y poniendo una cara fingidamente amable, pero en la cual no era difícil ver la cruel suavidad con que algunas fieras lamen a la víctima antes de devorarla.
Estuvo un momento como indeciso entre el furor y la suavidad.
Y sin embargo llega, y apenas nos sorprende por la suavidad con que ha venido.
¿Por qué temes, pues, tomar la cruz, por la cual se va al reino? En la cruz está la salud, en la cruz está la vida, en la cruz está la defensa de los enemigos, en la cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la cruz está la fortaleza del corazón, en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz está la suma virtud, en la cruz está la perfección de la santidad.
La empujó con suavidad de gato que esconde las uñas.
Por último, recelando cansarla, la cogió en brazos, se sentó a la turca, y comenzó a mecerla y arrullarla blandamente, con tanta suavidad, precaución y ternura como pudiera su propia madre.
Hay en esta guardia, piedra que en la cantera, o recien sacada, es de tanta suavidad que con un cuchillo se corta: pero poniéndola a la intempiere se pone durísima.
—Escucha pues, dijo Ricardo, mas no sé si podré cumplir lo que ántes dije, que en breves razones te contaria mi desventura, por ser ella tan larga y desmedida, que no se puede medir con razon alguna, con todo eso haré lo que pudiere y lo que el tiempo diere lugar: y así te pregunto primero, si conoces en nuestro lugar de Trápana una doncella a quien la fama daba nombre de la mas hermosa mujer que habia en toda Sicilia: una doncella, digo, por quien decian todas las curiosas lenguas y afirmaban los mas raros entendimientos, que era la de mas perfecta hermosura que tuvo la edad pasada, tiene la presente y espera tener la que está por venir: una por quien los poetas cantaban que tenia los cabellos de oro, y que eran sus ojos dos resplandecientes soles, y sus mejillas purpúreas rosas, sus dientes perlas, sus labios rubíes, su garganta alabastro: y que sus partes con el todo, y el todo con sus partes hacian una maravillosa y concertada armonía, esparciendo naturaleza sobre todo una suavidad de colores tan natural y perfecta, que jamas pudo la envidia hallar cosa en que ponerle tacha.
Allí conocieron la suavidad del treviano, el valor del monte frascon, la ninerca del Asperino, la generosidad de los dos griegos Candía y Soma, la grandeza del de las cinco viñas, la dulzura y apacibilidad de la señora Garnacha, la rusticidad de la chéntola, sin que entre todos estos señores osase parecer la bajeza del romanesco.
Vino la noche, y la banda de las palomas acudió al reclamo de la guitarra: con ellas vino la simple Leonora, temerosa y temblando de que no despertase su marido, que aunque ella vencida deste temor no habia querido venir, tantas cosas le dijeron sus criadas, especialmente la dueña, de la suavidad de la música y de la gallarda disposicion del músico pobre, que sin haberle visto le alababa y le subia sobre Absalon y sobre Orfeo, que la pobre señora convencida y persuadida dellas, hubo de hacer lo que no tenia ni tuviera jamas en voluntad.
No sé qué tiene la virtud, que con alcanzárseme a mí tan poco o nada della, luego recebí gusto de ver el amor, el término, la solicitud y la industria con que aquellos benditos padres y maestros enseñaban a aquellos niños, enderezando las tiernas varas de su juventud, porque no torciesen ni tomasen mal siniestro en el camino de la virtud, que juntamente con las letras les mostraban: consideraba cómo los reñian con suavidad, los castigaban con misericordia, los animaban con ejemplos, los incitaban con premios, y los sobrellevaban con cordura, y finalmente, cómo les pintaban la fealdad y horror de los vicios, y les dibujaban la hermosura de las virtudes, para que aborrecidos ellos y amadas ellas consiguiesen el fin para que fueron criados.
También el autor de ese libro replicó el cura es grande amigo mío, y sus versos en su boca admiran a quien los oye, y tal es la suavidad de la voz con que los canta, que encanta.
Bien diferente han sentido de los escritos de Miguel de Cervantes, así nuestra nación como las estrañas, pues como a milagro desean ver el autor de libros que con general aplauso, así por su decoro y decencia como por la suavidad y blandura de sus discursos, han recebido España, Francia, Italia, Alemania y Flandes.
Así es verdad replicó don Quijote, por lo cual los no de principios nobles deben acompañar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libre de la murmuración maliciosa, de quien no hay estado que se escape.
Quienquiera que dijere que don Quijote de la Mancha ha olvidado, ni puede olvidar, a Dulcinea del Toboso, yo le haré entender con armas iguales que va muy lejos de la verdad, porque la sin par Dulcinea del Toboso ni puede ser olvidada, ni en don Quijote puede caber olvido: su blasón es la firmeza, y su profesión, el guardarla con suavidad y sin hacerse fuerza alguna.

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