Ejemplos con suave

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A la tarde, el canario se vino al tejado de la casa grande, y allí se quedó largo tiempo, latiendo en el suave sol que declinaba.
Españolay española del sur, de la Andalucía melancólica y riente, que es una Castilla más suave y refinada, más amanerada y elegantees la poesía de Juan Ramón Jiménez: andaluza es su tristeza nativa, su alegría dolorosa, su dejadez y abandono, su reconcentramiento altivo, su sobriedad de gesto y abundancia de expresión, su suprema distinción y elegancia inexplicables e inconfundibles.
Lo mismo rechaza el amor brutal de , que el honrado y caballeroso de o el suave y delicadísimo de.
Ante el suave llamamiento de la luz del cielo en sus ojos, don Guillén exclamó:.
Mi clientela alaba, en el calzado que yo hago, la resistencia y flexibilidad del asiento, lo suave y duradero del material, lo cómodo y bien conformado del corte, y por eso, nada más que por eso, me pagan bien.
O ríe a carcajadas o llora rugiendo, no tiene la sonrisa suave, la alegría inteligente que distingue al hombre de la bestia.
Dormía en un rico sepulcro de mármol, brillante y pulido por los años, con un color suave de caramelo.
Detrás de ella lucía el retablo del altar mayor su majestuosa fábrica de un dorado suave y viejo: todo un mundo de figuras representando, bajo calados doseletes, las diversas escenas del drama de la Pasión.
Todo era en ella frialdad tranquila y contentamiento suave.
Angelina había terminado el ramillete, un ramillete de violetas, y me le acercó para que aspirara yo el suave aroma de las flores.
En los labios de la joven susurraba alegre cancioncilla que parecía un eco suave, apenas perceptible, de la que cantaban los alados músicos en su prisión de cañas y en la copa de los naranjos ornados ya con amarillas pomas.
Estos vientos huracanados recorren los valles, bajan al fondo de las hondonadas, barren las llanuras e inundan de mil aromas la ciudad: olores de líquenes y musgos, esencia de azahar, suave fragancia de liquidámbar y de mil flores campesinas.
Y era lindísima: fisonomía suave y aristocrática, perfil correcto, labios ingenuos, expresivos, como entreabiertos levemente por una exclamación de sorpresa, las mejillas con los tintes de la rosa: la cabeza artística y gentil, el cuello delgado y donairoso.
Los hotelitoshabía que llamarlos así, para no disgustar a doña Manuela, ocupando la suave pendiente de una colina yerma, eran un magnífico mirador, desde el cual se abarcaba la vega con todas sus esplendideces.
¡Ya les ajustaría las cuentas a aquellas pavas! Y abandonando a Andresito, se unió al grupo de jóvenes que, en fila y cogidas del talle, corrían como unas locas por la suave pendiente.
Los ojos de ella le envolvían en una mirada suave y cariñosa.

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