Ejemplos con señalaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Porque, en rigor de verdad, algunas situaciones y ciertos personajes señalaban claramente a célebres contemporáneos del dramaturgo.
La provincia continuaba dependiendo del prior general de la orden, a cuya autoridad, sin embargo, se señalaban límites precisos.
Todas sus obras lo señalaban como uno de los más egregios pensadores de su época.
Estos estudios indican que el camino Paracho Los Reyes, que atraviesa al pueblo es antiquísimo, y los viajeros en las noches hacían grandes lumbres y fogatas, las cuales se observaban nítidamente desde Charapan, a lo cual los lugareños señalaban y decían Korupen , ¡dónde se quema!, que después de castellanizar el termino evolucionaría a Corupo.
Dos torres campanario en la fachada señalaban sus presencia en el paisaje urbano.
Los resultados señalaban que los indígenas se encontraban concentrados principalmente en las haciendas españolas y eran poca la población que se mantenía en los Pueblos de Indios.
No había árbitro, de modo que las faltas producidas las señalaban deportivamente los mismos jugadores.
Chocano ha influenciado a muchos poetas, más directamente a los poetas peruanos, Parra del Riego y Alberto Hidalgo que durante su carreras señalaban a Chocano como una fuente de inspiración a la que ellos trataban de emular a su propio modo.
A pesar de las apariencias, no hay acuerdo entre sus biógrafos acerca del carácter homosexual activo de esta relación, pero Anna se disgustaba frente a los rumores que la señalaban como lesbiana.
Desde su posición en el centro del medio campo, con el cuatro a la espalda, a De Andrés se le podía definir más como un obrero que como un arquitecto futbolístico, más que nada por la cantidad de balones que robaba en la medular , por ello, además de por la elegancia que lo hacía, muchos periodistas lo señalaban como un libero que jugaba delante de la defensa.
Algunas se presentaban arreboladas y jadeantes por el apresuramiento, temiendo haber llegado tarde al espectáculo Un inmenso grito: ¡Ya viene! ¡Allí está! Miles de manos señalaban un punto vago en el horizonte.
Desde la puerta del , los expertos señalaban las barcas de vela latina que se disponían a doblar el promontorio.
Más allá del andén, extrañamente silencioso ya, resplandecía el cielo claro, de acerado azul, se extendían monótonas las interminables campiñas, los rieles señalaban como arrugas en la árida faz de la tierra.
A la sazón, sus orejas parecían de cera, sus labios apenas cortaban, con una línea de rosa apagado, la amarillez de la barbilla, sus venas azuladas se señalaban bajo la piel, y sus encías, blanquecinas y flácidas, daban color de marfil antiguo a los ralos dientes.
Había sido acomodado en su juventud, y aunque ciego después y combatido por la más grande miseria, había opuesto a estas dos calamidades tal resignación, tal fuerza de espíritu y tal constancia en el trabajo, que se había hecho notable entre los montañeses, quienes le señalaban como el modelo del varón fuerte.
Las mujeres señalaban con un dedo los ventanales de colores, los rosetones de las portadas, los guerreros dorados del reloj de la puerta de la Feria, las tuberías de los órganos, y quedaban inmóviles, con la boca abierta, en estúpida contemplación.
Entre la patulea de beodos, dos seides de Trampeta, carcelero el uno, el otro alguacil, trataban de calentar a algunos de los que chillaban más fuerte, para que atacasen la morada del abogado, señalaban a la puerta, indicaban con ademanes elocuentes lo fácil que sería echarla abajo y entrar.
Digo pues, que yo me hallaba bien con el oficio de guardar ganado, por parecerme que comia el pan de mi sudor y trabajo, y que la ociosidad, raíz y madre de todos los vicios, no tenia que ver conmigo, a causa que si los dias holgaba, las noches no dormia, dándonos asaltos a menudo, y tocándonos al arma los lobos, y apénas me habian dicho los pastores, al lobo, Barcino, cuando acudia primero que los otros perros a la parte que me señalaban que estaba el lobo: corria los valles, escudriñaba los montes, desentrañaba las selvas, saltaba barrancos, cruzaba caminos, y a la mañana volvia al hato, sin haber hallado lobo ni rastro dél, anhelando, cansado, hecho pedazos y los piés abiertos de los garranchos, y hallaba en el hato, o ya una oveja muerta, o un carnero degollado y medio comido del lobo: desesperábame de ver de cuán poco servia mi mucho cuidado y diligencia, venia el señor del ganado, salian los pastores a recebirle con las pieles de la res muerta: culpaba a los pastores por negligentes, y mandaba castigar a los perros por perezosos: llovian sobre nosotros palos, y sobre ellos reprensiones, y así viéndome un dia castigado sin culpa, y que mi cuidado, lijereza y braveza no eran de provecho para coger el lobo, determiné de mudar estilo, no desviándome a buscarle, como tenia de costumbre, léjos del rebaño, sino estarme junto a él, que pues el lobo allí venia, allí seria mas cierta la presa: cada semana nos tocaban a rebato, y en una escurísima noche tuve yo vista para ver los lobos, de quien era imposible que el ganado se guardase: agachéme detras de una mata, pasaron los perros mis compañeros adelante, y desde allí oteé y vi que dos pastores asieron de un carnero de los mejores del aprisco, y le mataron de manera que verdaderamente pareció a la mañana que habia sido su verdugo el lobo: pasméme, quedé suspenso cuando vi que los pastores eran los lobos, y que despedazaban el ganado los mismos que le habian de guardar.
Rafael atentamente mirando la cruel y bien trabada riña, y vió y notó que de parte de los que mas se señalaban de las galeras, lo hacia gallardamente un mancebo de hasta veintidos o poco mas años, vestido de verde, con un sombrero de la misma color adornado con un rico trencillo al parecer de diamantes: la destreza con que el mozo se combatia, y la bizarría del vestido, hacian que volviesen a mirarle todos cuantos la pendencia miraban, y de tal manera le miraron los ojos de Teodosia y de Leocadia, que ambas a un mismo punto y tiempo dijeron:.
Todos fueron de parecer que se quedase en el aduar, solo Preciosa tuvo el contrario: y la abuela dijo que ella no podia ir a Sevilla ni a sus contornos, a causa que los años pasados habia hecho una burla en Sevilla a un gorrero llamado Triguillos, muy conocido en ella, al cual le habia hecho meter en una tinaja de agua hasta el cuello, desnudo en carnes, y en la cabeza puesta una corona de cipres esperando el filo de la media noche, para salir de la tinaja a cavar y sacar un gran tesoro que ella le habia hecho creer que estaba en cierta parte de su casa: dijo que como oyó el buen gorrero tocar a maitines, por no perder la coyuntura se dió tanta priesa a salir de la tinaja, que dió con ella y con él en el suelo, y con el golpe y con los cascos se magulló las carnes, derramándose el agua, y él quedó nadando en ella y dando voces, que se anegaba: acudieron al momento su mujer y sus vecinos con luces, y halláronle haciendo efectos de nadador, soplando y arrastrando la barriga por el suelo, y meneando los brazos y las piernas con mucha priesa, y diciendo a grandes voces: Socorro, señores, que me ahogo, tal le tenia el miedo, que verdaderamente pensó que se ahogaba: abrazáronse con él, sacáronle de aquel peligro, volvió en sí, contó la burla de la jitana, y con todo eso cavó en la parte señalada mas de un estado en hondo, a pesar de todos cuantos le decian que era embuste mio, y si no se lo estorbara un vecino suyo, que tocaba ya en los cimientos de su casa, él diera con entrambas en el suelo, si le dejaran cavar todo cuanto él quisiera: súpose este cuento por toda la ciudad, y hasta los muchachos le señalaban con el dedo, y contaban su credulidad y mi embuste.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba