Ejemplos con sencilla

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Lo que estos escándalos y aquellos tumultos y los otros motines atolondraban a don Simón, no hay para qué decirlo, conociendo, como conocemos, su sencilla buena fe.
Aludían al desierto de indiferencia en que se mueven así el gobernante como el sacerdote, a la sobriedad que practican o deben practicar, a la pesada carga que conducen a hombros, y, finalmente, la joroba simbolizaba la responsabilidad que llevan adherida a la propia espina dorsal, y que en el gobernante es doble, para con Dios y para con los hombres, y en el sacerdote sencilla, sólo para con Dios.
Calló largo rato el prelado, pero en su irresistible afán de confesarse con la sencilla mujer, continuó:.
Tú que me conoces mejor que nadie: ¿soy tan malo como suponen los enemigos? ¿Merezco que el Señor me castigue por mis faltas? Tú eres un alma de Dios, sencilla y buena, y sabes más de esto con tu instinto que todos los doctores en Teología.
Cuando el amenazó con su bastón a un mastín que se pegaba a las piernas de sus amos, aquella gente sencilla se decidió a salir del templo antes que abandonar al fiel compañero de su vida selvática.
Alababa la conducta de éste, siempre prudente, acogiendo con un silencio respetuoso las costumbres de la catedral, sin que se le escapase una palabra reveladora de su pasado, le enorgullecía la atmósfera de admiración que rodeaba a su hermano, el afán con que la gente sencilla del claustro escuchaba sus viajes, pero le apenaba la enfermedad de Gabriel, la certeza de que la muerte había puesto en él su mano, y únicamente por los cuidados de que le rodeaba iba retardando el momento de la posesión.
La piadosa mano de Pepeta, empeñada en tenaz batalla con la muerte, tiñó las pálidas mejillas con rosado colorete, la boca del muertecito, ennegrecida, se reanimó bajo una capa de encendido bermellón, pero en vano pugnó la sencilla labradora por abrir desmesuradamente sus flojos párpados.
Nadie como Porras para dar un buen consejo, ninguno mas discreto y atinado para el arreglo de un asunto grave, nadie como mi amigo para hacer un beneficio, sencilla y noblemente, del modo más natural, sin lo repugnante y forzado que tienen en Villaverde la abnegación y el desprendimiento.
Todo era dicha y tranquilidad en casa de doña Manuela, y el contento de la familia repercutía en , donde la sencilla Teresa considerábase feliz.
Aquí concluye esta novela sencilla y vulgar.
Espera encontrarle más tarde, pero el dichoso día, no llega nunca, y como ya se acostumbró a que le mantengan los suyos, y perdió el ánimo y toda esperanza de medro, se echa a vagar, a vivir de ocioso, se envicia, se corrompe, se resuelve a entrar en cualquier establecimiento donde trabajará mucho y ganará una miseria, casi nada, y entonces, ¡entonces sí que no responde de su conducta! Ahora vamos al punto segundo ¿Sabe usted, don Cosme, por qué los jóvenes de Villaverde no son un modelo de buenas costumbres? Pues por la sencilla razón de que aquí no hay trato social, porque aquí ni los hombres tratan a las mujeres ni las mujeres a los hombres.
Deseoso de alivio y de consuelo vejado por la maldad y la ingratitud, abría su alma, sencilla y llena de dolores, a un pobre muchacho que años antes fué su discípulo y del cual esperaba frases compasivas, palabras cariñosas.
Porque no tenía duda de que Juan andaba algo distraído, y esto no lo podían notar sus padres por la sencilla razón de que no le veían nunca tan cerca como su mujer.
El domicilio del hablador era un misterio para todo el mundo, pues nadie había ido nunca a verle, por la sencilla razón de que D.
Tal ascendiente tenía la señora de Santa Cruz sobre aquella alma sencilla y con fe tan ciega la respetaba y obedecía él, que si Barbarita le hubiera dicho: Plácido, hazme el favor de tirarte por el balcón a la calle , el infeliz no habría vacilado un momento en hacerlo.
Aquí se ha resuelto el problema sencilla y pacíficamente, gracias al temple democrático de los españoles y a la escasa vehemencia de las preocupaciones nobiliarias.
Tu alma sencilla y generosa no lo comprende.

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