Ejemplos con se

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Platero es un burro pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.
La que sale del Hospital nadie se ha atrevido a seguirla del todo, porque no acaba nunca.
La galería de la Iglesia va hasta la viña de los Puntales y allí se abre al campo, junto al río.
Dos fríos terribles se cruzaron en mi pecho cual dos espadas que se cruzaran como dos fémures bajo una calavera.
Cuando entré en él, la vela que llevaba se me apagó y una salamandra se me puso en la mano.
A la tarde, el canario se vino al tejado de la casa grande, y allí se quedó largo tiempo, latiendo en el suave sol que declinaba.
Ahora que viene la primavera, pienso en el niño tonto, que desde la calle de San José se fué al cielo.
Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo.
¿En qué parte de España se encuentran muchos gitanos?.
¿Cómo se visten los campesinos los domingos?.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas.
Nosotros no hemos visto nunca a Platero y sin embargo le vemos y le queremos, y cuando pasa a nuestro lado un burrito de los alegres se nos van los ojos tras él y decimos: Ahí va Platero.
En un momento en que la poesía española ha sufrido las influencias más complejas extranjeras, principalmente francesas, las cuales se ven demasiado claras y dominantes en otros poetas, Juan Ramón Jiménez, a pesar de haberlas asimilado todas profundamente, se muestra siempre él y por lo tanto siempre español.
Entre tanto poeta como ahora cultiva el artificio del fondo y de la forma, Juan Ramón Jiménez, tan moderno como el que más, se distingue por la sencillez y la sinceridad.
Hoy ya se le considera como un clásico: se le estudia, se le reedita, se le traduce.
Pero no se ha aislado de los hombres por falta de amor sino por exceso de sensibilidad.
Por ellas podemos saber también algo de cómo Juan Ramón vivía de pequeño en aquella tierra andaluza, limpia, suave y clara, donde se formó su espíritu.
Moguer y su campiña se sienten en las páginas de con un encanto único y singular.
Cuando Juan Ramón razona con Platerillo nos parece que razona consigo mismo, y su coincidencia de sentimientos es tal y el amor que se tienen tan estrecho que no se podría pensar sino que Platero era un hermano de Juan Ramón que había tomado forma de asno, como en los cuentos, por arte de encantamiento.
Pero el alma del poeta penetra en tal forma la figura real del borriquillo que nos es difícil entender que sean dos personas distintas, y se nos antoja que Platero no es otro que el poeta mismo, la expresión poética de lo ingenuo, puro, infantil, irracional e instintivo de su alma.
Y el caso es que el Platerillo del cuento, aunque tiene mucho de un burro de verdad, nos parece más bien un asnillo soñado y fantástico, como si fuera sólo una ilusión en la que estuvieran fundidas la ilusión que los niños se hacen de los burros y la que los burros deben hacerse de sí mismos en sus horas de ensueño.

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