Ejemplos con salvad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sobre los escenarios participa en aclamados montajes como Numancia, Medida por medida, Cuarenta quilates, Un domingo en Nueva York o Salvad a los delfines.
Salvad a esos infelices, y después seguid escandalizando por el mundo, practicad la liviandad pública, hasta que os llegue la hora del arrepentimiento.
Salvad vuestra alma, y no contaminéis otras almas que aún están puras.
Salvad de este modo vuestro honor y vuestra vida, porque se atenta contra ella y me parece verla ya acercarse a vuestra.
Y en aquel momento vimos aparecer en la proa del navío al capitán, que nos gritaba con una voz terrible y gestos alarmantes: ¡Salvaos pronto!, ¡oh pasajeros! ¡Subid enseguida a bordo! ¡Dejadlo todo! ¡Abandonad en tierra vuestros efectos y salvad vuestras almas! ¡Huid del abismo que os espera! ¡Porque la isla donde os encontráis no es una isla, sino una ballena gigantesca que eligió en medio de este mar su domicilio desde antiguos tiempos, y merced a la arena marina crecieron árboles en su lomo! ¡La despertasteis ahora de su sueño, turbasteis su reposo, excitasteis sus sensaciones encendiendo lumbre sobre su lomo, y hela aquí que se despereza! ¡Salvaos, o si no, nos sumergirá en el mar, que ha de tragaros sin remedio! ¡Salvaos! ¡Dejadlo todo, que he de partir!.
¡Salvad el alma, supuesto que el cuerpo ya no os pertenece!.
¡Salvad el alma!, os repito.
¡Salvad el alma! Vuestro cuerpo hermoso, vuestro ídolo de tierra, vuestro sacrílego existir han concluido para siempre.
Salvad vuestra piel, de prisa.
Entonces grité en el límite de la sofocación: ¡Oh musulmanes, salvad de las manos de ese descreído lo que es mío! Al oír mis gritos, todo el zoco se agrupó a nuestro alrededor, y los mercaderes me aconsejaron que fuese a quejarme al kadí en el instante.
¡Salvad la honra! La jarlesa Fœdora os es infiel.
Dadme, pues, las noticias que os pido, en nombre de todo cuanto más estiméis sobre la tierra, libradme del tormento de la incertidumbre que vos mismo provocasteis, y salvad con ello a este miembro proscrito de la sociedad: dadme noticias, señor, y en cambio de tantas bondades, reclamad de mí el mayor servicio que puede exigirse a un hombre de sana intención, templado para los peligros y sufrimientos.
-Huid, Matilde, huid, exclamó el del Cisne, salvad una vida tan inocente y preciosa: en cuanto a mí ya no hay poder humano que me pueda sacar de este peligro.
-¡Ah!, no he de seguiros sola, respondió Matilde, si sois hijo de mujer, si alimenta vuestro pecho algún resto de la caridad cristiana, si no es vuestro corazón tan duro como la coraza que lo cubre, salvad a ese pobre herido cuyas heroicas virtudes son dignas de mejor suerte.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba