Ejemplos con sacrilegio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Poco antes de llegar a puerto, la nave se topó con una tempestad, que según las creencias era una expresión de la cólera divina por el sacrilegio del robo.
Hubo que resignarse al sacrilegio y reconsiderar las bases de la ortodoxia.
Esperaron a que estuviera al borde de la muerte por inanición y lo sacaron del templo para que muriera fuera y evitar cometer sacrilegio.
El populacho local, enfadado por el sacrilegio, le quemó en su propia pira.
La belleza de la escultura se combina en esta leyenda con el tema folclórico de la estatua animada que impide un sacrilegio.
Su tía la Papisa Juana iba a chillar como si presenciase un sacrilegio.
Estos figuraban como enemigos de todos los gobiernos desde la época de Porfirio Díaz, que cometió el sacrilegio de implantar en sus tierras el telégrafo y el ferrocarril.
Los españoles sólo han inventado la alpargata, que es, ya lo he dicho anteriormente, un insulto a la divinidad, un sacrilegio zapateril.
Era un recogimiento de iglesia, impregnado de misterio, un silencio grave, poético, solemne, y parecía sacrilegio turbarlo con una frase o un ademán.
Era algo semejante al sacrilegio o al parentesco, que sazonan ciertas pasiones con el acre y atractivo perfume de lo prohibido y lo monstruoso.
Para evitar un sacrilegio llevó sus manos al retrato, ocultándolo entre las ropas del armario.
Y los pueriles conceptos que guardaban, adquirían en sus bocas una importancia excesiva, parecían sentencias sagradas, fórmulas misteriosas y amables que nadie podía tocar sin cometer un sacrilegio.
A mí esa costumbre me parece un sacrilegio.
Los hombres comenzaban a maldecirlos, tendiendo hacia ellos las manos hostiles con la sublime rebeldía del sacrilegio.
Pero estábamos ebrios de despecho y vergüenza, y no sabíamos lo que decíamos, casi no éramos responsables de tan nefando sacrilegio, y Allah, que nos oía, porque todo lo oye y lo ve, debió de menear la majestuosa cabeza, y esclarecer todo el Universo con una indulgente sonrisa.
Se indigna como si le propusieran un sacrilegio.
Hablar de la enfermedad del rey es un crimen, y los cortesanos, los que viven a la sombra del trono, consideran un sacrilegio, un crimen digno de castigo, la menor alusión a la salud del monarca, como si éste no fuese un ser humano, puesto, como todos, bajo la advocación de la muerte.
Porque no era necesario para ello llegar hasta el sacrilegio, que tanto la había aterrado siempre y la seguía aterrando, dispuesta estaba ella a lo que creía únicamente necesario para confesarse bien: acusarse de todos sus pecados y enumerar todos sus extravíos ¿Qué le importaba a ella que el padre Cifuentes supiese lo que hasta en los mismos periódicos se había publicado y había leído ella sin sonrojarse? ¡Si hubiera algún sacrificio que hacer, si hubiera algo que cortar, sería entonces otra cosa, pero la muerte, el puñal de un asesino, se había encargado de sacrificar, se había encargado de romper, y ya no le quedaba a ella nada, nada, sino aquella herida en el corazón y aquel despecho en el alma! Y ante aquellas dos ideas que la exasperaban, Jacobo muerto y ella caída de su pedestal, sentía hervir su sangre de dolor y de ira, y parecíale lo primero el crimen más nefando que se había cometido en el universo, y juzgaba lo segundo el acto de tiranía más atroz que pudiera atribuirse a Nerón, a Tiberio o a Busiris.
Ella, con la rápida percepción de su claro entendimiento, comprendió al punto todo lo grave del compromiso, y una idea horrible, la del sacrilegio, cruzó por su mente cual un pájaro siniestro Mas se detuvo asustada ante ella, porque aun la mala mujer española es rara vez impía, allá, en el fondo de su corazón, cree siempre y teme, y menos aterra el sacrilegio a la falsa devota que a la francamente escandalosa.
Mas la noble anciana, fiel a su decoro de esposa, guardó ese difícil silencio con que las almas heroicas saben coronar una de las penas más vivas que existen en la tierra: el sacrificio despreciado, el sacrificio inútil, y la marquesa de Villasis no se atrevió a interrogarla, el primer cuidado de la delicadeza, al consolar un dolor, es respetarlo, y nada hiere tanto una pena como la curiosidad, sacrilegio, por decirlo así, de la impertinencia.
¡Esto es un sacrilegio! Mi amigo Luis derrocha el caudal que reunísteis grano a grano.
Maximiliano y su mujer se detuvieron un rato a ver aquello, pero doña Lupe dirigió a la infantil tropa miradas y expresiones de desdén, diciendo que la culpa la tenían los padres que tal sacrilegio consentían.
Imaginábase él que ajar, siquiera fuese en broma, la flor de la modestia virginal era abominable sacrilegio.
—¡Hable usted, señora, por los clavos de Cristo, y, sobre todo, no me diga más que me vuelva!—¡Eso es un sacrilegio, cuando vengo de pasar ocho años de expatriacion y de lucha, y acabo de andar miles de leguas, pensando siempre en llegar adonde ya he llegado!—¡Hable pronto, o monto a caballo, y voy a su casa de usted a averiguar por mí mismo el horror que trata de ocultarme!.
-Mi sobrino, no es mi sobrino, mujer: es la blasfemia, el sacrilegio, el ateísmo, la demagogia.
Sería un sacrilegio Pero, ¿qué es lo que digo? Cuando menos ya es tarde.
—Cuanto mas que cartas de descomunion hay paulinas, y buena diligencia, que es madre de la buenaventura, aunque a la verdad no quisiera yo ser el llevador de la bolsa, porque si es que vuesa merced tiene alguna órden sacra, parecermeia a mí que habia cometido algun grande incesto o sacrilegio.
—Y ¿cómo que ha cometido sacrilegio? dijo a esto adolorido el estudiante, que puesto caso que yo no soy sacerdote sino sacristan de unas monjas, el dinero de la bolsa era del tercio de una capellanía que me dió a cobrar un sacerdote amigo mio, y es dinero sagrado y bendito.
Harto rendido estoy, pues no me puedo mover, que tengo una pierna quebrada, suplico a vuestra merced, si es caballero cristiano, que no me mate, que cometerá un gran sacrilegio, que soy licenciado y tengo las primeras órdenes.

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