Ejemplos con ruido

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Platero y su amo no se quedan en el pueblo, ,- quiere ir al campo, ,- tiene miedo del ruido.
Los panaderos ,- pararse en ,- tocar las palmas ,- gritar ,- se oye el ruido ,- los canastos ,- los bollos ,- las roscas.
A través del ventano se veían pasar las piernas de los transeuntes, de rodilla abajo, haciendo un ruido acompasado sobre las losas.
He aquí el poema: un monstruo de esos que llaman gárgolas, porque vomitan la lluvia con un ruido peculiar, de donde viene la frase hacer gárgaras, digo que ese monstruo de piedra, que está en la cornisa de una catedral, se ha enamorado de la veleta, que figura una paloma, y que se asienta, ni que decir tiene, en lo más alto de la torre.
Estaban entornadas las maderas del balcón, para que no se introdujese el ruido de la calle.
Estornudó, y al ruido del estornudo Apolonio abrió los ojos.
¿Qué ruido es ése?murmuró Felicita, incorporándose estremecida.
¿Qué ruido es ése?murmuró Felicita poniéndose en pie, transida de terror.
¿Qué ruido es ése?murmuró Felicita, cayendo de rodillas, desvariada.
Pero era el ruido de la lluvia en los cristales.
Le digo a usted que los coches no cabían en la calle, y del ruido que metían entendí que el padimento se polvatizaba.
¡No sé si el mar, si tus dientes, hacen ese gran ruido que no me deja descansar y se agranda dentro de mí!.
Sospecho que no, porque hay demasiado silencio en la casa Don Juan Manuel no vendrá tan sin ruido como la muerte.
Rodaron jarros y mesillas, la gente se hizo atrás instintivamente, aterrada por el ademán agresivo de este hombre siempre pacífico, que parecía ahora agigantado por la rabia, y antes de que pudieran todos retroceder un nuevo paso, ¡plaf! , sonó un ruido de puchero que estalla y cayó con la cabeza rota de un taburetazo.
Su oído sutil de campesino percibió un ruido a su espalda.
¡Gente afuera! En vez de estar molestando, lo que debían hacer era llevarse a las dos pobres mujeres, extenuadas por el dolor, idiotas por tanto ruido.
En la vega, que azuleaba bajo el crepúsculo, no se oía mas que un ruido lejano de carros, el susurro de los cañares y los gritos con que se llamaban de una barraca a otra.
El ruido lento y monótono que surgía entre los árboles era el de la escuela de don Joaquín, establecida en una barraca oculta por la fila de álamos.
Abajo mugía la máquina de vapor, dando bufidos espantosos que se transmitían por las múltiples tuberías, rodaban poleas y tornos con un estrépito de mil diablos, y por si no bastase tanto ruido, las hilanderas, según costumbre tradicional, cantaban a coro con voz gangosa el , el y el , con la misma tonadilla del llamado Rosario de la Aurora, procesión que desfila por los senderos de la huerta los domingos al amanecer.
El ruido de los carruajes, el arrastre de los tranvías, todo el estrépito de la vida moderna pasaba, sin rozar ni conmover esta institución antiquísima, que permanecía allí tranquila, como quien se halla en su casa, insensible al paso del tiempo, sin fijarse en el cambio radical de cuanto le rodeaba, incapaz de reforma alguna.
Llegaron a mis oídos voces conocidas, sonó en la cerradura de la puerta contigua ruido de llave, y salió mi tía Pepa, tendiendo los brazos.
Oíase el ruido lejano de la lluvia.
La cama albeaba en un rincón, el cariño velaba cerca de mí, y el aguacero con su ruido monótono me arrullaría dulcemente.
¡Allí, joven, allí! ¡En aquella casa pintada de amarillo! ¡El ruido de los muchachos le dirá dónde! ¡Allí está la escuela!.
Ruido de la chiquillería que se ponía en pie.
Me parecía que oía yo detrás de mí el ruido de la ondulante falda de muselina.
Pronto resonaba en el corredor el ruido de su escoba.
A las veces, si algún ruido nos anunciaba que tía Pepa venía, sin motivo, sin saber por qué, nos despedíamos de prisa, y salía yo con rumbo a los barrios más distantes.
Tú eres de los de mucho ruido y pocas nueces.
de Rey, pero cierto ruido de visagras mohosas que oyeron, y la circunstancia de no encontrar al joven en todo lo largo de la tapia, les convencieron de que se había metido dentro de la huerta.

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