Ejemplos con rudas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su sección central es aún subutilizada, y requiere vehículos especiales y tomar precauciones para sobrevivir a las rudas condiciones ambientales y climáticas del centro del desierto.
En calidad de medio de transporte poseíamos por todo y para todo, un viejo caballo de buena raza criolla, valiente y servidor acostumbrado, como sus amos, a afrontar con ecuanimidad las rudas marchas y de un alimento casi siempre insuficiente, como de costumbre.
Las rudas declaraciones de Jaime asombraron menos al payés.
¡El buen amigo Pablo! ¡Y qué a tiempo llegaban sus consejos! Le sacaba de Ibiza en el instante más oportuno, cuando se veía en guerra abierta con todas aquellas gentes rudas, que deseaban la muerte del forastero.
Salían suspiros de agonía de entre los espesos mantos, las rudas caras, encuadradas por el capuchón, contraíanse con crispaciones de dolor infantil, exhalando lamentos de pequeñuelo enfermo.
Y para que mayor sea el contraste, suena de vez en cuando, entre esas rudas voces que traen la impresión de resaca de la playa, la voz medio marítima, medio frailuna, del padre Apolinar, el tipo de fraile más asombroso que yo he visto en novelas, desde el , de Manzoni, personaje de más noble alcurnia que el de Pereda, pero no más rico que él de aquella elevación moral, que por lo mismo que nace como fruto espontáneo y agreste, y se desarrolla sin más riego que el de los cielos, trae estampado el sello de primitiva grandeza que acompaña a la fuerza del bien cuando se desenvuelve sin conciencia de sí propia.
El ministro continuaba citándole frecuentemente a su despacho con otros diputados de la mayoría, y allí, mano a mano y como en familia, se contaban las fuerzas y se discutían las batallas que, por de pronto, necesitaba dar el Gobierno, sin perjuicio de otras más rudas que tendría que librar más adelante.
Pero dió una orden en alemán, y sus hombres cesaron en las rudas exploraciones.
Tenía el país mucho carácter: eran las Vascongadas, rudas y hermosas.
Acostumbrados a las rudas orillas del Océano y sus eternas rompientes, los marinos bretones admiraban esta navegación fácil casi tocando la costa, viendo a sus habitantes del tamaño de hormigas.
Las manos rudas, al oprimir la suya con un apretón agradecido, le dejaban satisfecho por unos minutos.
Las rudas pendientes, las continuas revueltas, produjeron en ellos un principio de vértigo.
En efecto, esas cabezas rudas, morenas y enérgicamente acentuadas, con sus flotantes cabelleras grises y sus largas barbas, esas sonrisas bonachonas y esos brazos nervudos apoyándose en el cayado, parecen ser el modelo que sirvió a nuestro famoso pintor para su.
El disimulo, que es el talento de las naturalezas rudas y vulgares, no se perdona jamás en provincia, quizá por ser el vicio predominante en todas las relaciones sociales.
Las rudas suelas de sus zapatos de monte se pegaban al barro, la iba marcando con su lanza un agujero a cada paso.
Marquesas y duquesas, que habían venido en coches blasonados, y otras que no tenían título pero sí mucho dinero, desfilaron por aquellas salas y pasillos, en los cuales la dirección fanática de Sor Natividad y las manos rudas de las recogidas habían hecho tales prodigios de limpieza que, según frase vulgar, se podía comer en el suelo sin necesidad de manteles.
Además, el fino trato de su mujer, la perpetua compañía de sus hijas suavizara ya las tradiciones rudas que por parte de los la Lage conservaba don Manuel: cinco hembras respetadas y queridas civilizan al hombre más agreste.

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