Ejemplos con rigor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En rigor, ¿qué importa describir o pintar? ¿Qué importa obtener una visión de dos o de tres dimensiones? Lo importante es comunicarse, manifestarse, darse a entender, siquiera sea por alusiones remotas, gestos mudos y palabras volanderas.
Algunas pensiones familiares francesas justifican, en efecto, su título, mediante ciertas virtudes y todos los defectos de la vida familiar, y conservan la mesa única, la mesa redonda, que en la casa de huéspedes española es de rigor.
Pidió por señas un vaso de agua, y mientras se le traían, se limpió la boca con el pañuelo, tosió e hizo cuanto es de rigor en casos de angustia semejante.
Verdad es que el afán, que empezaba a comerle, de echar su cuarto a espadas, le hacía ver las cosas más a su alcance de lo que en rigor estaban.
Antes de salir a la calle pasa a otro gabinete frontero al suyo, con la aparatosa sala por medio, y allí encuentra, ordinariamente solas, y rara vez con , a una señora tan gruesa como él, dura de semblante y rica aunque charramente vestida, y a una joven como de veintidós años, ancha de hombros y caderas, bien destacada de pecho, de ojos y cabellos negros como el azabache, de blancos dientes y moreno cutis, bien proporcionada y airosa de talle, y vestida con todo el rigor de la moda, una buena moza en toda la extensión de la palabra.
Segundo: que aun en el caso de ser ciertos los risueños cálculos del presidente, la fe de un pueblo católico, las santas tradiciones, las exigencias del culto divino, el respeto al derecho de los demás y a la ley común, exigían que no se procediese tan de ligero en un asunto tan grave, siquiera porque no se dijese por algún malicioso que se obedecía a un más bien que al rigor de una apremiante necesidad.
¡Y era de oír cómo se hablaba entre aquellas gentes de , de , de , del , de otras magnitudes por el estilo, ni más ni menos que si trataran de dar nuevo cauce al , o de poner un dique a los furores del Atlántico, cuando, en rigor, todo estaba reducido a retorcer el cauce del regato, junto a la villa, en un trayecto de cuarenta varas, de dos de anchura por otras tantas de profundidad!.
Yo lo reconozco, y le admiro más que nadie, y me alegro que haya demostrado esta vez que sabe hacer una novela en todo el rigor de la frase, en suma, que puede hacer cuanto hacen otros.
Así, en España, no son, hablando con todo rigor, cuadros de costumbres, ni las insuperables escenas de la y sus continuaciones, ni las mismas novelas picarescas, aunque suelen no tener más acción que la que les presta la vida del héroe.
No pudo presentarse el Estudiantón a Belarmino con carta de recomendación más eficaz ni credencial más honrosa que aquel mal llamado par de botas, pues en rigor era un cuarto o un octavo de unas botas.
Leía una, en rigor, no es que la leyese, la veía, materialmente, escapándose de los pajizos folios, caminar sobre el pavimento, o volar en el aire, o diluirse nebulosamente en el techo.
Pero si la Juana se ha orientado por el camino de perfección, y comienza a ejercitarse en la paciencia y otras virtudes, débese, ante todo, a una circunstancia en apariencia insignificante y en rigor importantísima, la cual ustedes han procurado, que no yo.
En rigor, amigos, lo que se llama amigos, por su parte no los tenía.
Cuando Belarmino pronunciaba un discurso, era de rigor que los oyentes saliesen a la plazuela del Obispo lanzando gritos inflamatorios y blasfematorios.
—La palmeta, primorosamente tallada y torneada en madera de álamo negro, que es de las más fibrosas y menos quebradizas, ostentaba los cinco agujeros de rigor, en recuerdo de las cinco llagas del Salvador del mundo, y su manejo correspondía exclusivamente al Jefe de la clase.
Y digo que su traje se reducía al tal pantalón, porque en verano andaba siempre en mangas de camisa y sin chaleco, aunque sí con la clásica y descomunal corbata de ballena, que entonces era de rigor y que, a mi juicio, sugirió a los criminalistas la idea de sustituir la horca con el garrote.
¡Conque esto es hecho!—¡Adios, Madrid! Te dejo ensayando zarzuelas y discursos parlamentarios, disponiéndote a levantar la Puerta del Sol y a reunir un nuevo Congreso de diputados, esperando la del cielo, esto es, agua llovediza que temple el rigor de tu caliginoso ambiente, y confiando en la venida del Lozoya y de una buena compañía de ópera italiana.
Arnaiz el gordo también se pirra por hablar de linajes y por buscar parentescos, averiguando orígenes humildes de fortunas orgullosas, y haciendo hincapié en la desigualdad de ciertos matrimonios, a los cuales, en rigor de verdad, se debe la formación del terreno democrático sobre que se asienta la sociedad española.
En el fondo de la naturaleza humana hay también, como en la superficie social, una sucesión de modas, periodos en que es de rigor cambiar de apetitos.
El rigor de su autoridad, que el muchacho acataba siempre con veneración, sería remedio eficaz y pronto del desorden de aquella cabeza.
Mucho agradecía esto el joven, y juzgando por sí mismo, creía que la indulgencia de doña Lupe se derivaba de un afecto, cuando en rigor provenía de esa imperiosa necesidad que sienten los humanos de ejercitar y poner en funciones toda facultad grande que poseen.
Mucho rigor y vigilancia desplegaban las madres en lo tocante a relaciones entre las llamadas arrepentidas, ya fuesen o.
Su catadura les parecía horrible a las señoras monjas, pero estaba bella en rigor de verdad, y más arrogante, varonil y napoleónica que nunca.
No veía la tostada, ni sabía en rigor lo que era la filosofía, aunque sospechaba que fuese una cosa muy enrevesada, incomprensible y que vuelve a los hombres.
Yo me vuelvo loca Y no sé por qué me devano los sesos, porque en rigor, ¿a mí qué me va ni me viene? Si Maximiliano quiere humillarse después de las atrocidades que pasaron, yo no debo meterme Pero sí, sí me meteré.
En tal caso, ¿qué persona sería esta? En todo rigor de lógica no puede ser doña Casta, porque la señora de Samaniego no gusta de tales papeles.
En todo rigor de lógica tiene que ser Torquemada.
Baldomero con muy buen juicio que pues era costumbre que se largaran los novios, acabadita de recibir la bendición, a correrla por esos mundos, no comprendía fuese de rigor el paseo por Francia o por Italia, habiendo en España tantos lugares dignos de ser vistos.
Todo fue rigor, trabajo, sordidez.
Los dieron a Casarredonda y al tal Albert más dinero que a los Santa Cruz y a los Bringas los capotes y levitas militares de Béjar, aunque en rigor de verdad estos comerciantes no tenían por qué quejarse.

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