Ejemplos con reunamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No ha querido partir mi hijo sin que yo le haga juramento de escribirte hoy confirmando y apoyando lo que hace días te escribió él, movido del afán de que prontamente nos reunamos todos y formemos una piña, no sólo para satisfacer el anhelo de nuestros corazones, sino para que juntos ayudemos mejor al caballero en su magno trabajo.
De aquí me iré en busca de un confesor, a quien manifestaré las turbaciones hondísimas que han levantado en mí las palabras tentadoras de uno y otro, luego iré en busca de mi hermano, y hecho todo esto, les avisaré por para que nos reunamos.
Que te veamos pronto, niño, y que tu Capellán se recobre, y que tu mamá nos visite, y que nos reunamos todos para general satisfacción, presididos por la venerable persona del viejo -.
Si se resiste a ayudarme, no salga usted solo por las noches, ni vuelva a poner los pies en la Asamblea ni en sitio alguno donde nos reunamos.
Me temo que si entra ese señor en el Ministerio, sea esta la última noche en que nos reunamos aquí.
Y Kuat Al-Kulub dijo: ¡Gloria a Alah por haber permitido que nos reunamos todos! Y les contó cuánto le había pasado, y añadió: El califa, además de protegerte, te regala mi persona. Estas palabras llevaron al límite de la felicidad a Ghanem que no cesaba de besar las manos de Kuat Al-Kulub, mientras ella le besaba los ojos. Y Kuat les dijo: Aguardadme. Y marchó a palacio, abrió el cajón donde tenía sus cosas, sacó de él muchos dinares, y se fué al zoco para entregárselos al jeique, encargándole que comprase cuatro trajes completos para cada uno, y veinte pañuelos, y diez cinturones. Y volvió a la casa, y los llevó a todos al hammam. Y les preparó pollos, carne asada y buen vino. Y durante tres días les dió de comer y beber en su presencia. Y notaron que recuperaban la vida y les volvía el alma al cuerpo.
-¡Yo lo creo! -exclamó Salomé en un arranque de actriz poseída, y luego, sin considerar que desmentía con ello todo lo que acababa de fingir, continuó: -¿Y para qué? Para que venga el otoño y nos quedemos en cuadro, y cada uno se meta en su casa, tristón y macilento, a murmurar de su vecino y a husmear vidas ajenas o a pedir por Dios a infelices como nosotras que, de vez en cuando, los reunamos aquí para no morirse de pesadumbre y de frío.
-Hagamos un esfuerzo: reunamos nuestras creencias en una sola, reconciliemos nuestras conciencias.
-Me honráis con una comisión que pide de suyo más prudencia de la que esperar se puede de mis pocos años: sólo siento no pelear al lado de mi hermano de armas, pero le cito para que nos reunamos en el corazón del ejército enemigo.

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