Ejemplos con respetad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Aún está caliente el cuerpo de vuestra madre, y ya peleáis como Caínes! ¡Respetad el sueño de la muerte, sacrílegos! Esperad a que llegue vuestro padre, y él dará a cada uno lo que en herencia le corresponda.
Pues por aquí, los barrenderos me echan encima una nube de polvo ‘Animales, respetad a la gente’.
Cáfila de rateros y farsantes, respetad a los que nunca han robado, ni conspirado, ni maldecido a Dios, ni hecho revoluciones, respetadle o no faltará quien os enseñe a hacerlo.
-Alzad, le interrumpió Alfonso, rechazándole con visible enojo, ya os dije en otra ocasión que no es así en esa actitud servil como quiero yo ver a mis súbditos, cualquiera que sea la categoría que ocupen en la escala social: respetad al rey en su encumbrada esfera, pero reservad el culto para Dios, a quien únicamente corresponde, el hombre envanecido que admite ciega e ignorante idolatría de sus semejantes, cuando se arrastran como inmundos reptiles, comete una profanación o una herejía culpable.
Amad y respetad a los viejos, no porque hayan sido buenos, sino porque deben haber sufrido.
Respetad el orden existente, someteos a las leyes que lo hacen inviolable para los cobardes y seréis eternamente esclavos.
''Ciudadanos todos'': respetad la religión de vuestros padres y sus ministros, las leyes que nos rigen y las autoridades constituidas.
''Jefes militares'': respetad y obedeced la autoridad civil, estad siempre en vigilia para sostenerla contra todo aquel que intente derrocarla, este es vuestro deber.
-¡Ramiro!, ¡amado Ramiro!, respetad mi dolor y mi silencio.
Os digo y repito, escudado por esa garantía: ¡salid, señor, de esta mansión maldecida, donde solo se aspira el hálito de la muerte, salid presto, y respetad mi aviso y mis órdenes!.
-Respetad, le dijo el cuadrillero, respetad el decoro de las personas que tenéis delante y que pueden probaros cuánto valen a vuestro lado, confundiendo vuestra insolencia.
Respetad a una mujer como a vuestra hidalguía conviene.
Respetad la santa ignorancia de los niños.
-¡Ay! No me matéis, y respetad mi honra.
Vasallos, esclavos, recogedla, respetad sus nobles hechizos.
Matadme si queréis, pero respetad la biblioteca, que es un depósito de carbón para el espíritu del porvenir.
-Matadme -dijo-, pero respetad el honor de la viuda de Alí-Tebelín.
Respetad de ese modo al Presidente que una vez lo sea por vuestra elección, y con eso sólo seréis fuertes e invencibles contra todas las resistencias a la organización nacional, porque el respeto al Presidente no es más que el respeto a la Constitución en virtud de la cual ha sido electo: es el respeto a la disciplina y a la subordinación, que, en lo político como en lo militar, son la llave de la fuerza y de la victoria.
Si queréis familias que formen las costumbres privadas, respetad su altar a cada creencia.

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