Ejemplos con representando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Parecían fabricados para gigantes, con innumerables y profundos cajones, cuyas caras exteriores tenían esmaltes policromos representando escenas mitológicas.
El dormitorio estaba adornado con ocho grandes tapices de un tono verde de hoja seca, representando jardines, amplias avenidas de árboles otoñales, con una plazoleta terminal en la que triscaban venados o goteaban solitarias fuentes en triples tazones.
Eran piezas de techo más bajo, tenían encima un segundo piso, ocupado en otros tiempos por el abuelo de Febrer, habitaciones relativamente modernas, con muebles viejos de estilo Imperio y en las paredes estampas iluminadas del período romántico representando las desventuras de Átala, los amores de Matilde y las hazañas de Hernán Cortés.
Más adelante se bifurcaba la ruta: una rama se dirigía a Valldemosa y otra a Sóller ¡Ay, Sóller! ¡La niñez olvidada que acudía de golpe a su memoria! Todos los años, en un carruaje como aquél, emprendía la familia de Febrer su viaje a Sóller, donde poseía una antigua casa, de amplio zaguán, la casa de la Luna, llamada así por un hemisferio de piedra con ojos y nariz que adornaba lo alto del portalón, representando al astro de la noche.
Algunos cromos y unas pinturas horribles representando paisajes de Valldemosa y Miramar adornaban las paredes.
Polus, actor griego, cuéntase que, representando , de Sófocles, sacó a escena la urna con las cenizas de su propio hijo, porque el sentimiento de su dolor fuese sincero y comunicativo.
¡Y cuán grata debía de ser la muerte, si parecida a la de las hojas, la muerte por desprendimiento, sin violencia, representando el paso a más bellas comarcas, el cumplimiento de algún anhelo inexplicable, oculto, allá, en el fondo de su ser! Cuando tales ideas en tropel se le venían a la mente, un pajarillo descendía de un árbol, y oíase el batir de sus alas en el aire.
Por las ventanas se veían grandes caracolas de mar sobre las cómodas, cuadros de pintura dura y pueril representando fragatas, conchas multicolores traídas de lejanos mares.
La charla pintoresca del barbero, nacido en Cartagena, las láminas de colores fijas en la pared representando corridas de toros, los periódicos de Madrid olvidados en los divanes de hule y una guitarra en un rincón, hacían de esta tienda un pedazo de España para los vagabundos del Mediterráneo.
Una tarjeta postal, obsequio del bretón, representando la tumba del santo, figuraba en el sitio de honor de la cocina.
Sabían que su padre era francés, y esto bastaba para que lo acogiesen como si llegase en línea recta del palacio del muelle de Orsay, representando a la más alta diplomacia de la República.
Encendió una cerilla y entonces vió en el tabique de la cabecera que en otros tiempos había sido blanco, un crucifijo y varias estampas de colores, representando generales contemporáneos, con el ros calado y el pecho cubierto de bandas y cruces, héroes de la guerra que se habían cubierto de gloria entregando territorios al enemigo o fusilando en masa a indígenas indefensos.
Al médico le interesaban más los votos que se extendían por la pared, a la altura de sus ojos, cuadritos de una pintura cándida y grosera, representando olas alborotadas, barcos próximos a zozobrar con los palos rotos, y descendiendo de entre los nubarrones sobre el casco desmantelado, un rayo semejante a una lombriz roja.
En el resto de la casa tronaba el lujo suntuoso y sólido, mientras en su cuarto sólo quedaba una cama de criada, angosta y dura, que había hecho bajar de las buhardas, y un Cristo grande y ensangrentado que ocupaba casi un lienzo de pared, entre dos cromos de vivos colorines representando a Jesús y a María, abriéndose el pecho para ofrecer sus corazones inflamados.
Sobre los tres huecos o capillas que lo perforan corre una faja de relieves antiguos, obra de un obscuro imaginero medioeval, representando las escenas de la Creación.
Detrás de ella lucía el retablo del altar mayor su majestuosa fábrica de un dorado suave y viejo: todo un mundo de figuras representando, bajo calados doseletes, las diversas escenas del drama de la Pasión.
Allí estaban los héroes de las antiguas fiestas: el Cid gigantesco, con su espadón, y las cuatro parejas representando otras tantas partes del mundo, enormes figurones con los vestidos apolillados y la cara resquebrajada que habían alegrado las calles de Toledo, pudriéndose ahora en los tejados de la catedral.
A lo largo de los muros, los grandes frescos de Bayeu y Maella representando los trabajos y grandezas de San Eulogio, sus predicaciones en tierra de moros y las crueldades de la gente infiel de gran turbante y enormes bigotes que golpea al santo.
Tendió la vista por la sala y pudo contemplar, desde luego, el Madrid heterogéneo de siempre, en que la virtud y el vicio se mezclan en amigable consorcio, representando la historia eterna de la manzana podrida que comunica a las sanas su podredumbre y sus gusanos, sin tomar de ellas ni el sabor exquisito, ni la fragancia saludable, la indecorosa y dañina mescolanza de grandes nombres y grandes vergüenzas, honras sin tacha y reputaciones escandalosas, revestidas todas con el mismo brillante barniz de formas elegantísimas, barajadas y confundidas por el mismo apetito ciego de placeres, por los mismos impulsos necios de vanidad, por el mismo afán irresistible de sacudir el ocio, de distraer el tedio, espantosa y continua tentación de los grandes y de los ricos, que les arrastra a todas sus extravagancias y les lleva a todos sus extravíos.
El tío Frasquito, libre ya de temores, volvióse vivamente y arrastró hacia Jacobo un precioso caballete, sobre el cual descansaba un gran infolio, una especie de libro de coro, cuyas lujosas tapas eran una obra de arte, un mosaico acabadísimo, hecho sobre piel de zapa, con peregrinos dibujos y colores muy vivos, formando el todo un conjunto digno de competir con las más lujosas encuadernaciones antiguas que se admiran en la biblioteca del Vaticano, cerraba el libro un gran broche de acero calado, representando las armas de los Aldamas, rematadas por la corona ducal del jefe de la casa.
Tonito Cepeda miró desdeñosamente al pintorcillo y propuso uno de esos espectáculos que constituyen jalones de la época en que se verifican: imitar la peregrina idea de la Princesa de Segan, que había resucitado en París las fábulas de Esopo dando un gran baile de trajes, en que recibía ella vestida de pava real y acudieron todos los invitados representando cada cual un animalito.
Recibióle ella con esa amable condescendencia, propia de las grandes señoras con cualquier pelafustán que las adula, y concedióle su petición al punto, quedando convenido que la revista publicaría el retrato de la condesa con el traje que había de lucir aquella misma tarde en la manifestación de mantillas y peinetas de la Castellana, y otros dos grabados conmemorativos, representando uno la fachada del palacio en el acto de ser invadido por la policía, y otro el momento en que salió Currita con varonil entereza al encuentro de los invasores.
Mueres representando la fortuna que se aleja de casa, el prestigio que se pierde, la altivez que se desvanece, y cuando salgas de ella a altas horas de la noche en sucio carro para ser conducido adonde te explotarán por última vez, convirtiendo tu piel en zapatos, tus huesos en botones y tu carne en abono fertilizante, por la puerta entreabierta entrará la pobreza, la desesperación de una miseria disimulada, y quién sabe si la deshonra, eterna compañera de los que se aferran tenazmente a las alturas de donde les arrojan.
—¡Justo! La mujer se ha vuelto materialista y sabia, el niño fuma en el vientre de su madre, blasfema en la cuna y escribe contra las y las antes de llegar a la edad en que la ley le permite hacer testamento, el viejo se remoza y remienda para seguir representando algún papel en el de que tiene noticias.
Él acaba de ingresar en el ejército, representando el amor de cincuenta mil novias de otros tantos quintos, sin contar los quintos que tendrían más de una novia y de un.
Aurora Samaniego tenía treinta años y era viuda de un francés, que vino a España representando casas extranjeras de droguería.
Y, no muy seguro aún de que bastase a su propósito aquella gloriosa huida, llamó al septuagenario Capitan, que marchaba detras de él representando al Ejército, le refirió al oido lo que pasaba en la otra calle, y terminó diciéndole a media voz:.
Pero ella me respondió con tantas razones, representando tantas obligaciones que la obligaban a servir a Doña Clementa, aun en cosas de mas importancia, que mal de mi grado y con remordimiento de mi juicio hube de condescender con el gusto de Doña Estefanía, asegurándome ella que solos ocho dias podia durar el embuste, los cuales estaríamos en casa de otra amiga suya.
Y, aunque algunas veces he procurado persuadir a los actores que se engañan en tener la opinión que tienen, y que más gente atraerán y más fama cobrarán representando comedias que hagan el arte que no con las disparatadas, y están tan asidos y encorporados en su parecer, que no hay razón ni evidencia que dél los saque.
Y contóle el escrutinio que dellos había hecho, y los que había condenado al fuego y dejado con vida, de que no poco se rió el canónigo, y dijo que, con todo cuanto mal había dicho de tales libros, hallaba en ellos una cosa buena: que era el sujeto que ofrecían para que un buen entendimiento pudiese mostrarse en ellos, porque daban largo y espacioso campo por donde sin empacho alguno pudiese correr la pluma, descubriendo naufragios, tormentas, rencuentros y batallas, pintando un capitán valeroso con todas las partes que para ser tal se requieren, mostrándose prudente previniendo las astucias de sus enemigos, y elocuente orador persuadiendo o disuadiendo a sus soldados, maduro en el consejo, presto en lo determinado, tan valiente en el esperar como en el acometer, pintando ora un lamentable y trágico suceso, ahora un alegre y no pensado acontecimiento, allí una hermosísima dama, honesta, discreta y recatada, aquí un caballero cristiano, valiente y comedido, acullá un desaforado bárbaro fanfarrón, acá un príncipe cortés, valeroso y bien mirado, representando bondad y lealtad de vasallos, grandezas y mercedes de señores.

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