Ejemplos con rencor

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo también le quiero a usted, señor Coliñón, sin guardarle rencor por el mote.
De aquí nació un rencor sordo, unido a no poca admiración y envidia, y se engendró la lenta irritación nerviosa que dio al traste con la salud de la madrileña.
que yo tenía rencor? ¿Y por qué había de tenerlo? Era yo vicioso, señor alcalde, y por eso me entregó Vd.
Te ruego que no me guardes rencor.
Que ella desearía hablarle, sólo para pedirle perdón, si lo ha ofendido, y para quitarle del corazón esa espina, pues no estará contenta mientras él tenga rencor.
Había en el fondo de aquel tierno corazoncito un rinconcillo oculto, en que la memoria iba depositando con implacable fidelidad la lista de todos los agravios, como un grano de simiente venenosa entre una vegetación salubre, como un tallo de cicuta que había de hacer brotar en aquella selva virgen el sombrío rencor, el rencor callado y paciente, árbol siniestro que produce a la larga los envenenados frutos del odio.
¿Verdad, Rodolfo, que no me guardarás rencor? Eres muy bueno, y me perdonarás.
¿Para qué las han hecho así? La verdadera ley es la de la sangre, o como dice Juan Pablo, la Naturaleza, y yo por la Naturaleza le he quitado a la el puesto que ella me había quitado a mí Ahora la quisiera yo ver delante para decirle cuatro cosas y enseñarle este hijo ¡Ah!, ¡qué envidia me va a tener cuando lo sepa! ¡Qué rabiosilla se va a poner! Que se me venga ahora con leyes, y verá lo que le contesto Pero no, no le guardo rencor, ahora que he ganado el pleito y está ella debajo, la perdono, yo soy así.
Jacinta no sabe tener rencor ni se acuerda de usted para nada.
No le guardo rencor, y como me apuren mucho, hasta le tomaré cariño Tres mamás va a tener este rico, esta gloria: yo, que soy la mamá primera, ella la mamá segunda, y usted la mamá tercera.
Mire usted, después que Dios me ha dado al , no le guardo rencor a la otra Porque yo soy tanto como ella por lo menos Como no sea más.
Yo no guardo rencor a nadie digo, no se lo guardo a ella, porque.
Determinose en él con poderosa fuerza el rencor de otros tiempos, aquel rencor concentrado y sutil que era como un virus ponzoñoso, tan pronto manifiesto como latente, y que al derramarse por todo su ser, producía tantos y tan distintos fenómenos cerebrales.
No había visto un solo libro, ni por el forro, y toda su argumentación ingeniosa sacábala de la rabia que contra doña Lupe sentía, rencor satánico que habría bastado para inspirar epopeyas.
¡Ah!, sí, el entierro del pobre Arnaiz Dime una cosa, ¿me guardas rencor?.
Podrá ser Pero si usted hubiera visto la cara que me puso el otro día, una cara de rencor como usted no puede figurarse.
Vamos a ver: si ya no hay nada absolutamente entre usted y el marido de mi amiga, si todo pasó, ¿por qué guardamos ese rencor a una persona que no nos hace ningún daño? ¿Por qué el otro día, ahí en ese pasillo, la trató usted de una manera tan descompuesta y le dijo no sé qué? Francamente, hija, esto nos ha parecido muy extraño, porque usted es casada, y vive en paz con su marido, al menos así lo parece.
Ningún rencor te guardo: Entonces estaba rabiosa.
Pero vamos a ver, nena: ¿No me guardas rencor por haberte abandonado, dejándote en la miseria, con tus de chiquillo y en poder de ?.
Sólo me acuerdo de que vi a la Pura y Limpia, y después quise entrar en la iglesia y coger al Santísimo Sacramento soñé que me comía la hostia Nunca me ha dado un toque tan fuerte, chica ¡Qué cosas se le ocurren a una cuando se sube el mengue a la cabeza! Créemelo porque yo te lo digo: cuando se me serenó el sentido, estaba abochornada El único a quien guardaba rencor era al tío capellán.
Cuando esta idea se cruzó entre una y otra, el rencor de la pecadora fue más débil y su deseo de parecerse a aquella otra víctima más intenso.
El chico le echó los brazos al cuello y miró a los demás con rencor, como indignado de la nota infamante que se quería arrojar sobre su estirpe.
Izquierdo alzó la vista del suelo y miró a Guillermina sin ningún rencor.
El rostro impasible de Primitivo no revelaba rencor ni enojo.
Y dando suelta al torrente de su rencor, el cacique añadió apretando los puños:.
El rencor les daba la singular videncia de la raza felina.
Estas palabras añadieron fuerza a fuerza a las primeras, las cuales oidas de los soldados de Hazan, y movidos de temor que los soldados de Alí les habian de quitar la presa, que ya ellos por suya tenian, determinaron de ponerlo todo en aventura, y comenzando uno y siguiéndole todos, dieron en los soldados de Alí con tanta priesa, rencor y brio, que en poco espacio los pararon tales, que aunque eran muchos mas que ellos, los redujeron a número pequeño, pero los que quedaron, volviendo sobre sí, vengaron a sus compañeros, no dejando de los de Hazan apénas cuatro con vida, y estos muy mal heridos.
Echemos, Panza amigo, pelillos a la mar en esto de nuestras pendencias, y dime ahora, sin tener cuenta con enojo ni rencor alguno: ¿Dónde, cómo y cuándo hallaste a Dulcinea? ¿Qué hacía? ¿Qué le dijiste? ¿Qué te respondió? ¿Qué rostro hizo cuando leía mi carta? ¿Quién te la trasladó? Y todo aquello que vieres que en este caso es digno de saberse, de preguntarse y satisfacerse, sin que añadas o mientas por darme gusto, ni menos te acortes por no quitármele.

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