Ejemplos con remordimiento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Te hubieras casado ahora con mi sobrina, sin miedo y sin remordimiento?.
Gemía con honda angustia, y el enfermo creyó oír las mismas expresiones de remordimiento que otras veces había adivinado en su mirada.
¡Por mí! ¡todo por mí! , decía mudamente, con un gesto de remordimiento.
No sentía miedo, no le intimidaba la hostilidad de la isla y sus habitantes, lo que sentía era remordimiento, vergüenza, por las perturbaciones que había causado.
Dolíanle como un remordimiento sus audaces palabras, el susto de Margalida, la carrera de terror con que había terminado la entrevista.
¿Qué tenía de extraño que él se uniese a una , igual a las otras mujeres en costumbres, creencias y educación, si el más famoso de los Febrer, en una época de intolerancia, había vivido, fuera de toda ley, con hembras infieles? Pero los prejuicios de familia despertaban en Jaime como un remordimiento, haciéndole recordar una cláusula del testamento del comendador.
Esta persistencia del orgullo de casta, aunque envuelto en blandas maneras, era el único ángulo rígido de su carácter, y por este lado llegaba en ocasiones a extremos de dureza e insensibilidad, inconscientemente, y, por lo tanto, sin remordimiento.
¡Qué tiempos! , pensaba el , con más nostalgia que remordimiento.
Todavía, para mayor remordimiento, añadió unas cuantas cuchilladas En la misma noche, estando su padrino invitado a cenar, el notario habló de cierto retrato adquirido meses antes en las inmediaciones de Játiva, ciudad que miraba con interés por haber nacido los Borgia en una aldea cercana.
Tengo, pues, el remordimiento de no haber contribuido con esa suma a la independencia de Cuba, puesto que en esos días salía Martí de Nueva York para reunirse con el general Máximo Gómez e invadir la isla, iniciando la nueva insurrección que dio por resultado la terminación del dominio español.
La traición de un miserable, que estará mientras viva, libre de todo, menos del remordimiento, vendió su poderoso plan.
¡El demonio no te llama Isabel! ¡El demonio te llama voz de mentira, cuervo de ingratitud, sierpe de hipocresía, brasa de lujuria!¡Sólo la santa de quien fuimos verdugos te llama Isabel! ¡Ay, para ella todos éramos sus hijos! ¡Pero Satanás no tiene en los labios el amor de aquella boca ya muda! ¡Isabel, tú para mi te llamas remordimiento, y esa bruja, bruja!.
Currita comenzó a sospecharlo y se puso muy pálida, la escena terrible de su estudio, cuando el niño se había arrojado sobre Jacobo como una fiera sedienta de sangre, acudió a su memoria con gran viveza, estremeciéndola de espanto, infundiéndole esa especie de terror retrospectivo que causa un peligro pasado, despertando en su alma el aguijón de un remordimiento, avivando en su corazón el dolor de una herida chorreando aún sangre ¡Oh! ¡Ya no tenía que hacer el pobre niño aquella cosa , porque otra mano más culpable le había tomado la delantera en la esquina de Recoletos!.
Calló otra vez, seria y meditabunda, porque en medio de aquel rudo oleaje de afectos con que la gracia de Dios combatía su alma para sacarla a flote, santos unos como el amor de madre, saludables otros como el remordimiento, apareció muy honda y comenzó a subir, a subir, hasta flotar en la superficie y sobrenadar en lo alto y llenarlo todo y dominarlo todo, la idea fija, su ángel malo, el pensamiento constante que llevaba clavado en la frente, como un dolor neurálgico, de satisfacer su vanidad y vengar su despecho, recobrando de nuevo su antigua posición y su brillante corte de mujer elegante.
Este algo se llama remordimiento, y él, con su punzante aguijón, puso ante los ojos de Jacobo, antes que los cinco mil duros ganados, las aterradas fisonomías de la mujer y de los hijos del que los había perdido, padre de familia, jugador de oficio, marcado con ese sello de desdicha común a los del gremio, que por ser desdicha buscada no despierta en ellos mismos compasión, sino enojo.
Horacio no se equivocó, en efecto: Jacobo comenzó inter pocula sus confidencias, hablando lentamente, muy bajo, a retazos, como un hombre agobiado de pena que destila gota a gota por los labios la amargura que inunda su alma Abrumábale el peso de un remordimiento, de una espantosa catástrofe de que había sido él causa involuntaria, obligándole a huir de Constantinopla con el corazón hecho pedazos y la conciencia salpicada de sangre.
Currita comprendió el terrible reproche que esta intencionada observación encerraba, y sin tiempo para reflexionar, y convirtiendo en ira contra los demás el propio remordimiento, achaque común de todos los mezquinos, olvidóse de su suavidad y mansedumbre, y se revolvió furiosa, como una gata arisca a que pisan el rabo, en la impetuosidad de su ira, cometió la imprudencia de disculparse:.
Por una parte cierto orgullo, cuando volvía a creer que ella le había infundido una pasión homicida, y luego el horror que le causaba dicho orgullo, por otra parte la confusa sospecha y el vago remordimiento de que ella por instinto abominable, aunque sin reflexión, había provocado y hecho nacer aquel extravío en alma antes tan tranquila y dichosa, y por último la duda de que todo fuese sueño de su vanidad.
Óyeme, Manuela, por ti no haría nada no lo mereces, pero a la vista de esas pobres chicas me siento débil y no quiero que mi conciencia cargue con un remordimiento.
Pensaba en el remordimiento horrible que le predecía su hermano, y más aún en aquella miseria que tanto la asustaba.
Ése será tu castigo, ése será tu remordimiento.
Sólo la suposición de que sus sospechas pudieran resultar ciertas la hacía sentir intenso remordimiento.
Y en los oídos del joven agolpáronse en tropel las vergonzosas confidencias, hechas en voz baja, temblorosa, no por el remordimiento, sino por la humillación que suponía confesar la situación de la casa, aun a su propio hijo.
Él, que sin remordimiento había firmado por tres mil pesetas, tuvo que reflexionar y hacer un esfuerzo supremo para gastarse cuatro.
Cuando, sin fé, sin amor, sin esperanza, era tu porvenir una maldición, tu pasado un remordimiento, tu presente un páramo de horribles decepciones,.
Debí darle la peseta pensó, y esta idea le produjo un remordimiento indecible.
¡Ay, Cristo, qué remordimiento tan grande! Iré con este peso a todas partes, y no podré ni respirar.
Pero sentía un remordimiento vivísimo que por algún tiempo le hacía suspirar y quedarse meditabundo.
Andando el tiempo aquella gracia había de ser severidad, y a las oscuras trenzas sucederían las canas de plata, sin que en la pura frente imprimiese jamás una mancha el delito ni una arruga el remordimiento.
Pero ella me respondió con tantas razones, representando tantas obligaciones que la obligaban a servir a Doña Clementa, aun en cosas de mas importancia, que mal de mi grado y con remordimiento de mi juicio hube de condescender con el gusto de Doña Estefanía, asegurándome ella que solos ocho dias podia durar el embuste, los cuales estaríamos en casa de otra amiga suya.

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