Ejemplos con religiosos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Nosotros, los religiosos, lo sabemos bien, como que la idea de las órdenes religiosas es ésa precisamente.
Lo que yo puedo garantizar es que ni entonces, ni mucho después, cumplía con sus deberes religiosos.
Nosotros en música profana no somos gran cosa, pero crea usted que España ha sido algo en autores religiosos.
Confiados a la tradición y transmitiéndose de oído, los cantos religiosos se desfiguraban y corrompían.
En las grandes fiestas se entonaban himnos religiosos, adaptándolos a la música de las melodías populares que estaban en boga, tales como , , , , , , , y otras del mismo estilo ¿Y Roma?, preguntará usted, y la Iglesia, ¿qué decía ante tal desorden? La Iglesia vivió sin criterio artístico, no lo tuvo jamás.
Deseó saber por qué se descoyuntaban y torturaban los libros sagrados para explicar por épocas geológicas la creación que Dios había realizado en seis días, qué peligro se quería evitar haciendo comparecer a la divinidad ante la ciencia para que explicase sus actos, ajustándolos a las decisiones de ésta, a qué obedecía el miedo instintivo de los autores religiosos a afirmar rotundamente los milagros, justificándolos con intrincados razonamientos, sin atreverse a sostener como prueba decisiva la indiscutibilidad del prodigio sobrenatural.
Entra en el coro y verás en la sillería baja todas las batallas que los religiosos monarcas ganaron a los moros con el apoyo de Dios.
De vez en cuando, abriéndose las mamparas cubiertas de anuncios religiosos, esparcíase en el ambiente cálido de la plaza una fresca bocanada de incienso, semejante a la respiración húmeda de un lugar subterráneo.
Hacía muchos años, muchosen los tiempos que el tío , un anciano casi ciego que guardaba el pobre rebaño de un carnicero de Alboraya, iba por el mundo, en la partida del , disparando trabucazos contra los franceses, estas tierras fueron de los religiosos de San Miguel de los Reyes, unos buenos señores, gordos, lustrosos, dicharacheros, que no mostraban gran prisa en el cobro de los arrendamientos, dándose por satisfechos con que por la tarde, al pasar por la barraca, les recibiera la abuela, que era entonces una real moza, obsequiándolos con hondas jícaras de chocolate y las primicias de los frutales.
Aquel día, con más sentimientos religiosos que de ordinario, antes de ir a la iglesia adonde pensaba ir y oír misa, abrió el cuadro del Cristo, se arrodilló delante de él y se puso a rezar con devoción grandísima.
Salas, que en los Conciertos Religiosos de esta Cuaresma no olvide el de nuestro ilustre compatriota el maestro Palacios, composición célebre en toda Europa y desconocida en Madrid.
No le repugnaba a doña Lupe trabajar los domingos, porque sus escrúpulos religiosos se los había quitado Jáuregui en tantos años de propaganda matrimonial progresista.
Observó que buena parte del tiempo se dedicaba a ejercicios religiosos, rezos por la mañana, doctrina por la tarde.
Si no le pasó nunca por las mientes obligar a rezar el rosario a un chico que iba a la Universidad y entraba en la cátedra de Salmerón, en cambio no le dispensó del cumplimiento de los deberes religiosos más elementales.
Dos de ellos están en la población antigua, uno en la ampliación del Norte, que es la zona predilecta de los nuevos institutos religiosos y de las comunidades expulsadas del centro por la incautación revolucionaria de sus históricas casas.
En esta faja Norte son tantos los edificios religiosos que casi es difícil contarlos.
Desconfiaba algo la buena señora de la eficacia de los institutos religiosos para enderezar a la gente torcida.
Vivan las artes, despliéguese la mayor pompa en los ritos religiosos.
Procedía de la exclaustración, no hablaba más que de asuntos religiosos, y desde el principio mostró hacia Pepe Rey el desdén más vivo.
Pienso favorecer a los labradores, guardar sus preeminencias a los hidalgos, premiar los virtuosos y, sobre todo, tener respeto a la religión y a la honra de los religiosos.
Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, y las mulas de los religiosos dromedarios, y las manadas de carneros ejércitos de enemigos, y otras muchas cosas a este tono, no será muy difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcinea, y, cuando él no lo crea, juraré yo, y si él jurare, tornaré yo a jurar, y si porfiare, porfiaré yo más, y de manera que tengo de tener la mía siempre sobre el hito, venga lo que viniere.
Eso es respondió don Quijote porque es mayor el número de los religiosos que el de los caballeros.
Quiero decir que los religiosos, con toda paz y sosiego, piden al cielo el bien de la tierra, pero los soldados y caballeros ponemos en ejecución lo que ellos piden, defendiéndola con el valor de nuestros brazos y filos de nuestras espadas, no debajo de cubierta, sino al cielo abierto, puestos por blanco de los insufribles rayos del sol en verano y de los erizados yelos del invierno.

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