Ejemplos con recamada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Muchas veces, los emperadores griegos llevaron la venda recamada de oro, de perlas y de piedras preciosas.
A la hora de misa, hidalgos venidos de lejos se hacían los distraídos en la puerta de la iglesia para contemplar la mayor celebridad del país, que llegaba envuelta en su manto negro de seda, por debajo del cual asomaba la recamada falda blanca o o rosa.
¡Como si los cuerpos enseñasen el alma que llevan dentro! Una vez, en una habitación recamada de nácar, se encontró refugiado a un bandido.
Su laureada frente no se humilló en aquel cuadro de apariencias groseras, los bordes de su clámide recamada de elegantes grecas, resbalaban de su cuerpo soberano y caían en el suelo entre polvo, heces de vino y salivazos, sin que estas confundidas suciedades en manera alguna los manchasen.
Tal fue la tapia de un huerto, recamada de lujosa hiedra y de otras plantas trepadoras, sobre la cual se alzaba luego, al modo de dosel, una extensa y añosa parra.
Sumaj vestía el traje de gran sacerdote y sólo un distintivo acusaba en su indumentaria la insignia de general del Imperio, la unju tradicional y la faja del huarco chico, aquella de vicuña recamada de pequeños discos de oro pulido, y estaba bordada con plumas de huakamayo.
Sumaj vestía el traje de gran sacerdote y sólo un distintivo acusaba en su indumentaria la insignia de general del Imperio, la unju tradicional y la faja del huaro chico, aquella de vicuña recamada de pequeños discos de oro pulido, y estaba bordada con plumas de huacamayo.
Sólidas eran las sillas, aunque llenas de afiligranadas labores, brillaba en el alto techo el trabajo más costoso y exquisito, y en la recamada alfombra, regalo de un emperador de Oriente, los ingeniosos dibujos del mosaico.
Gonzalo han usado más los arzobispos, cuando han querido presenciar algún festejo, que un almohadón de terciopelo carmesí sobre el antepecho del balcón, adornado éste con una cortina recamada de franjas de oro.
Un indio, vestido con una túnica recamada de oro y plata, hacía las funciones de gran sacerdote, recitaba frases en tono de salmodia, y los adeptos, hombres y mujeres, por orden de antigüedad se acercaban al ídolo, ponían la boca en un pezón, y el gran sacerdote pronunciaba la palabra quichua ¡''Mama''!.
Al salir, observé que el ronzal arrastraba, con la bestia, otras de su misma especie, a saber: un padre, involucrado también en paño pardo, como el oso en su lana, con sombrero redondo y abarcas de cuero, una madre, engastada en el eje de una esfera de refajos verdes, amarillos, negros, con rollos de pelo en las sienes, dos hermanitos de color de bellota seca, vestidos de estameña recamada de fango, sucios, salvajes, el uno con gorra de piel y el otro con una como banasta a la cabeza.
¡Como si los cuerpos enseñasen el alma que llevan dentro! Una vez, en una habitación recamada de nácar, se encontró refugiado a un bandido.

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