Ejemplos con raros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Debido a su fragilidad y, especialmente, a la avaricia que las riquezas no dejaron nunca de inspirar, son raros los relicarios y objetos sagrados labrados en oro o plata que han logrado sobrevivir al transcurso del tiempo sin sufrir daños.
Sin embargo, en su poesía se nota un remarcado interés por la elaboración de nuevas formas y ritmos, buscando algunas veces rima de sustantivos raros, así por ejemplo, en su poema La Visita del Amor, donde se alterna, de singular manera, versos alejandrinos y versos de quince sílabas, en este poema, como en muchos otros, expresa sus convicciones socialistas.
Estudió raros manuscritos en sánscrito.
Los ataques contra humanos no son frecuentes, pero tampoco excesivamente raros.
No nos quieren, don Jaime: nos miran como animales raros, nos creen salvajes, como si no fuésemos todos hijos de Dios Y allí estaba él con sus , aguantando desde por la mañana la curiosidad de las gentes, lo mismo que si fuesen moros.
Estos raros fenómenos o alucinaciones en que Felicita se veía envuelta, a causa, tal vez, de la debilidad, se exageraron cuando entró, en el cuarto mortuorio.
Mas desgraciadamente para Perico, los baños de mar, que al pronto aliviaron a su hermana, concluyeron, cuando abusó de ellos y quiso nadar y meterse en dibujos, por abrir brecha en su débil organismo, y comenzó a cansarse otra vez, a despertar bañada en sudor, a sentir desgano, al par que comía vorazmente raros manjares.
En esta lengua de tierra frente a Troya, por la que se había deslizado la historia remota de la humanidad, las palas, al abrir las trincheras, tropezaban con los más raros hallazgos.
Todas las aguas del planeta vieron a dedicado a los transportes más raros.
Sólo en los raros momentos de amor acallaban su hambre y su crueldad estos ásperos guerreros, despobladores del mar.
Próximos a estos caprichos galantes y afeminados, los raros productos del arte asiático proyectaban sus siluetas extrañas y deformes, semejantes a ídolos de un bárbaro culto, por los panzudos tibores, cubiertos de una vegetación de hojas amarillas y flores moradas o color de fuego, cruzaban bandadas de pajarracos estrafalarios, o serpenteaban monstruosos reptiles, del fondo obscuro de los vasos tabicados surgían escenas fantásticas, ríos verdes corriendo sobre un lecho de ocre, kioscos de laca purpúrea con campanillas de oro, mandarines de hopalanda recta y charra, bigotes lacios y péndulos, ojos oblicuos y cabeza de calabacín.
Los raros casos de alta cultura que he encontrado en Alemania eran de origen francés.
Los edificios en llamas evocaban el recuerdo de todos los muebles raros y costosos amontonados en sus dos viviendas y que eran como los blasones de su elevación social.
El cura era indudablemente uno de esos personajes raros en el mundo, y por eso yo no lo creía feliz.
Y sin tomar carrera, pero con extraña velocidad, gracias a sus descomunales piernas, salvó las calles, alumbradas por algunos raros faroles de aceite, en dirección al teatro.
Ha habido ilustraciones altas y macizas, pensadores vastos y profundos, prosistas, oradores y poetas de palabra de oro y alas luminosas, pero el genio auténtico, la cabeza batida por aquilones y coronada de rayos, la lengua de fuego que realza y purifica cuanto toca, la pluma gigante que vierte a raudales la ternura, la ciencia y la filosofía esos, han sido muy raros en América.
Tenía gustos raros y bravura desmedida, no tanto para lidiar con sus compañeros, aunque no rehuía la lidia en casos necesarios, como para afrontar situaciones difíciles, que requerían algo más que la fiereza de la sangre o la presteza de los puños.
Tal vez algún día los pasos de los raros transeuntes despertasen el mismo eco fúnebre en las calles de la nueva Bilbao, que los del viajero al vagar entre los muertos palacios de Pisa.
Las poderosas zarpas acabaron por amontonar con sólo un movimiento todos los papeles, dando la tarea por terminada, y los ojos grises del grande hombre indicaron al secretario con fría mirada que podía retirarse a la habitación inmediata donde tenía su despacho: una pieza con grandes estantes cargados de carpetas verdes y algunos ejemplares raros de mineral bajo campanas de vidrio.
Los extranjeros que visitan la catedral, gentes descomulgadas que nos miran como monos raros y encuentran todo lo nuestro curioso y digno de risa, se fijan en él.
Era el palacio de Villamelón uno de esos antiguos caserones, ya raros en Madrid, con anchas galerías, espaciosas salas y cómodos departamentos, rodeados por todas partes de pasillos y escaleras excusadas para el uso de la servidumbre.
Aunque no había en la mesa , como afirmaba la gente del pueblo con encarecimiento desmedido, era innegable que había objetos raros y costosos: uvas de corazón de cabrito como acabadas de coger y que por milagro se habían conservado, claveles y tempranas rosas de olor en grandes piñas, ramos de violetas y camelias, etc.
Doña Manuela continuaba haciendo sus compras, deteniéndose ante los productos raros y extraños para la estación que puede ofrecer una huerta fecunda, cuyas entrañas jamás descansan y que el clima convierte en invernadero.
Entonces, apoyado en nudoso tallo, cortado a la subida, bajaba yo lentamente, cargado de flores: irídeas de subido escarlata, que a millares crecen entre las piedras de la vertiente, patas de león , simpáticas moradoras de las umbrías, buvardias que se me antojan talladas en coral, helechos que parecen tiras de raso, musgos raros, frutos desconocidos, guías enflorecidas de cierta campánula blanquecina que huele a miel virgen.
¿Qué palabras usaré yo para pintarte la situación en que me encontraba? Es que el caso es de los más raros que se pueden ofrecer Para que veas que soy sincero y leal, te diré que hubo en mí algo de flaqueza, sí, flaqueza que nacía de la compasión.
Maximiliano contemplaba como un bobo aquellos ojos, aquel entrecejo incomparable y aquella nariz perfecta, y habría dado algo de mucho precio porque ella se hubiese dignado mirarle de otra manera que como se mira a los bichos raros.
Los campos de viñas eran cada vez más raros, hasta que la severidad del suelo les dijo que estaban en la adusta Castilla.
Al siguiente día, Barbarita, que no quería dar su brazo a torcer, llevaba unos papelitos muy raros de pasta, todos llenos de garabatos chinescos.
Cárlos III, y no pocos provechos y explotaciones que hasta época recientísima no han merecido la atencion de las gentes, sirvieron de objeto a la pasmosa inventiva y titánica laboriosidad de Manuel, el cual, sin ayuda ajena, por no divulgar secretos que poseia él sólo, fué juntamente herbolario, cazador con destino a la peletería, maderero de especies extrañas y preciosas, colector de bichos raros, cantero de jaspes y de serpentina, y lavador de oro.
—Escucha pues, dijo Ricardo, mas no sé si podré cumplir lo que ántes dije, que en breves razones te contaria mi desventura, por ser ella tan larga y desmedida, que no se puede medir con razon alguna, con todo eso haré lo que pudiere y lo que el tiempo diere lugar: y así te pregunto primero, si conoces en nuestro lugar de Trápana una doncella a quien la fama daba nombre de la mas hermosa mujer que habia en toda Sicilia: una doncella, digo, por quien decian todas las curiosas lenguas y afirmaban los mas raros entendimientos, que era la de mas perfecta hermosura que tuvo la edad pasada, tiene la presente y espera tener la que está por venir: una por quien los poetas cantaban que tenia los cabellos de oro, y que eran sus ojos dos resplandecientes soles, y sus mejillas purpúreas rosas, sus dientes perlas, sus labios rubíes, su garganta alabastro: y que sus partes con el todo, y el todo con sus partes hacian una maravillosa y concertada armonía, esparciendo naturaleza sobre todo una suavidad de colores tan natural y perfecta, que jamas pudo la envidia hallar cosa en que ponerle tacha.

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