Ejemplos con quito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se investigaron los procesos judiciales que mantenían los propietarios de medios de comunicación, se reabrieron procesos que ya habían caducado, se envió a los cobradores de impuestos a revisar cada documento hasta detectar cualquier irregularidad para utilizarla como argumento de intervención, se le quito la nacionalidad peruana a un empresario de TV para robarle su canal y finalmente se buscó la debilidad por el dinero u otras aficiones.
También la llorona es un acotecimiento de un padre que le quito sus pecados a la misma muerte.
Juega de volante y su actual equipo es el Deportivo Quito de la Serie A de Ecuador.
Si lo cierto es que Miranda no vive, no vive sin mí, porque se aburre, se aburre, y sólo yo le quito el esplín, el esplín, el esplín, hablándole de sus conquistas.
Yo te quito la bandera de las manos.
Curra Esa Curra que es atroz, hija, atroz ¡No vuelvo a presentarme en público con ella! No me gustan evidencias, no quiero escándalos Por eso dije: aunque sólo sea este entreacto, me la quito de encima y me voy con Carmen.
gusto, hago el bien del distrito, según lo entiendo yo: le quito de encima la secadora protección del diputado actual, que parece un fabricante de turrones, y le propino y administro uno que dirá a ustedes, en cuanto le elijan, si os vi no me acuerdo, y no les dará turrón, con lo cual quizá renazca la actividad agrícola, se creen industrias sanas, y desaparezca la corrupción que hoy nos pudre.
—Matilde, en nombre del concilio de Trento, le quito a V.
¿Te enfadarías si te quito este billete de veinte duros? ¿Te hace falta?.
Maximiliano la despreciaba y se lo decía: Lárgate de aquí, sinvergüenza, o te quito todas las muelas de una bofetada.
Porque si yo he de procurar quitarte la honra, claro está que te quito la vida, pues el hombre sin honra peor es que un muerto, y, siendo yo el instrumento, como tú quieres que lo sea, de tanto mal tuyo, ¿no vengo a quedar deshonrado, y, por el mesmo consiguiente, sin vida? Escucha, amigo Anselmo, y ten paciencia de no responderme hasta que acabe de decirte lo que se me ofreciere acerca de lo que te ha pedido tu deseo, que tiempo quedará para que tú me repliques y yo te escuche.
Otras veces me dicen ellos, cuando me encuentran con juicio, que yo salgo a los caminos y que se lo quito por fuerza, aunque me lo den de grado, a los pastores que vienen con ello del lugar a las majadas.

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