Ejemplos con quitado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde el día siguiente de su vuelta a la catedral había quitado la funda a la máquina, dedicándose al trabajo con tenacidad taciturna, como un medio de pasar inadvertida en las Claverías y que la gente la perdonase su pasado.
Tenía siete duros al mes por todo medio de vida y una madre vieja a quien mantener, sencilla labradora que se había quitado el pan de la boca para dar carrera al hijo.
Fué para ella un incidente sin importancia, un encuentro agradable, que la había quitado el miedo, nada más.
Toma: es una medallita, la he llevado al cuello desde niña, me la puso mi madre, y me la he quitado para dártela.
Aquello era un panteón al que no se había quitado el andamiaje, la ruina y el silencio habían pasado por allí, petrificando el taller, antes ruidoso y ensordecedor.
¡Ay, qué peso me has quitado de encima!.
¡Cómo llorarás cuando la miseria te acose, y esos cachorros de Pajares, que para nada sirven, no te puedan dar el pan que Juanito se hubiera quitado de la boca para ti!.
Pero, hijo, me has quitado la devoción con tus paseos por la iglesia.
¿En dónde se ha metido? ¿en dónde? ¿No es verdad, señores, que es un miserable? ¿un secuestrador? Me ha quitado lo mío, me ha robado Él la arrojó a la basura yo la recogí y la limpié él me la quitó y la volvió a arrojar la volvió a arrojar.
Todavía no se había quitado el manto, y parecía que iba a volver a la calle.
Hasta parecía que había engordado, que tenía más pelo en la cabeza, que era menos miope, y que se le habían quitado diez años de encima.
Lo primerito que he de pedirle al Señor cuando me meta en el Cielo, es que te haga feliz, dándote lo que es muy re-tuyo, lo que te han quitado Su Divina Majestad puede arreglarlo, si quiere.
Se le vinieron a la boca palabras duras para increpar a aquella , que le había quitado lo suyo.
La señora no se había quitado el manto ni los guantes, pero cuando se aligeraba, charlando, de la carga que en su espíritu tenía, pensó en mudarse de ropa.
En tal situación siente vivos impulsos de salir a la calle, se levanta, se viste, pero no está segura de haberse quitado la venda.
Lo primero que él hizo al despertar fue ver si le habían quitado su tesoro, y como extrañase no hallar el puñal, díjole su mujer: El puñal lo he guardado yo Es monísimo.
El inmenso disco, semejante a una sombrilla japonesa a la cual se hubiera quitado la convexidad, daba vueltas sobre su eje pausada o rápidamente, según la fuerza del aire.
¿Será ella o será alguno que le ha quitado el llavín y viene a matarme? Tía, tía, ¿es usted?.
Durante el , Maxi se decía: Parece mentira que dudara yo un instante de que aquello era la pura realidad ¡Y lo creí sueño!, ¡qué imbécil! Un dato tomado de la existencia positiva me ha quitado todas las dudas.
Nada pero lloraba mirándome ¡Se le caían unos lagrimones! No traía nene Dios, que se lo habían quitado.
Quítale lo que ella te ha quitado, y adivina quién te dio.
Aquella mujer le había quitado lo suyo, lo que, a su parecer, le pertenecía de derecho.
Al principio no oyó más que el crujir de los hierros de la cama del clérigo, que era muy mala y endeble, y en cuanto se movía el desgraciado ocupador de ella volvíase toda una pura música, la que unida al ruido de los muelles del colchón veterano, hubiera quitado el sueño a todo hombre que no fuese Nicolás Rubín.
Conveníale, pues, quitarse pronto la máscara ante su hermano como se la había quitado ante doña Lupe, pues hasta que lo hiciera no se reintegraría en el uso de su voluntad.
Ya se le había quitado el gran temor que la hermana de su padre le infundía.
No le repugnaba a doña Lupe trabajar los domingos, porque sus escrúpulos religiosos se los había quitado Jáuregui en tantos años de propaganda matrimonial progresista.
Estaba flaca, sucia, vestía de pingos que olían mal, y la pobreza, la vida de perros y la compañía de aquel salvaje habíanle quitado gran parte de sus atractivos.
Después se había quitado su propio calzado, porque era un marrano que gustaba de andar descalzo con las patas sobre el suelo.
Jacinta se había quitado el sombrero y el abrigo.
Miró al canónigo que se había quitado las gafas de oro para limpiarlas, y luego clavó sucesivamente la vista en los demás que ocupaban la estancia, incluso Caballuco que, entrando poco antes, se sentara en el borde de una silla.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba