Ejemplos con punzada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Baja el toro la testuz, acerca su cabeza al enemigo y huele con fruición su cuerpo, pero la levanta con presteza, pues allí donde cree no encontrar peligro alguno se oculta una punzada que lo embravece: la víbora ha clavado en su naríz el colmillo agudo y venenoso.
Y en medio de aquella languidez espiritual y de aquella debilidad física, el deseo de ser santa ardía en su corazón con encendimiento tenaz, atormentándole con la punzada hiriente de una idea fija.
La muchacha, sumida en la insensatez confusa de sus pensamientos, sintió clavársele en el cerebro aquella curiosidad inexplicable, que le dolía como una punzada violenta.
La impresión del frío prodújole a la salida del Círculo una ligera punzada en la muela fósil, y apretó el paso sobresaltado para llegar pronto al hotel y tomar buchadas de elixir que le librasen de una noche toledana.
Resolvíase luego la punzada en dolor gravitativo, extendiéndose como un cerco de hierro por todo el cráneo.
¿Por qué decir otra cosa? Reconociendo el otro con caballeresca lealtad que esta consecuencia era laudable, sentía en su alma punzada de celos, que trastornaba por un instante sus planes de redención.
La atonía siguió, con el deseo de sueño no satisfecho y luego una punzada detrás del ojo izquierdo, la cual se aliviaba con la compresión bajo la ceja.
Despertó repentinamente, resintiéndose de una punzada dolorosa en la mano derecha, sobre la cual había gravitado el peso del cuerpo todo, al acostarse del lado izquierdo, posición favorable a las pesadillas.
La tos seca y profunda añadía una molestia más a tantas molestias y en su costado derecho le habían seguramente clavado un gran clavo, pues no otra cosa parecía la insufrible punzada que la atormentaba en aquella parte.
-¡Ah! -respondió Susana, sintiendo otra vez la punzada de la dignidad herida-.
El agudo dolor de una punzada, y otros que se sienten sin causa exterior conocida, no se refieren con tanta claridad a la extension, y parecen tener algo de aquella simplicidad que distingue las impresiones que nos llegan por el conducto de otros sentidos.
A poco, la punzada era agudo dolor.
Y he aquí que el conde, en un viaje por llanuras acolchadas de nieve, mientras un cierzo áspero y polar desgarraba los escarchados arabescos del ramaje sin hojas: yendo, como un «mujik», en la plataforma del tren, enfundado en su hopalanda de pellejas de carnero mal curtidas, endurecidas por el hielo, sintió en su pecho, repentinamente, como una punzada.
Y se veía melancólica, resignada, como su madre, que se quejaba de una punzada continua en el corazón.
vacío, por encima de sus cabezas, esquivas a la punzada y al aletazo.
Había desaparecido todo lo demás, excepto una punzada sorda, al lado izquierdo, que, de tiempo en tiempo, le advertía: Mientras bordas y coronas los filetes de carpa a la Regencia, mientras te excedes a ti mismo en la langosta a la americana, mientras te desvives por las trufas al champagne, algo que te importa mucho y te aflige mucho está sucediendo en una casa que bien conoces, en la calle de Toledo.
No obstante, al situarse oculto por las bambalinas para desempeñar sus papeles, al ver pasar los primeros actores, de levita o trusa, a las actrices con sus galas, Cleto, con escozor en los ojos y una punzada aguda en el corazón, murmuraba dentro de sí: «¡Cosas del mundo! ¡La cochina suerte y las condenadas intenciones! ¡Bien les viene que no les haga sombra!».
Al día siguiente, cuando se la llevaron, sintió una punzada en el corazón, y un dolor tan vivo, que a punto estuvo de perder el conocimiento.

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