Ejemplos con provocaciones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

se disuelve una huelga en una asamblea de trabajadores por un acuerdo con las patronales, con provocaciones de grupos de extrema derecha, cada vez más indignada, entre los que se encontraba Luis María.
Asimismo formuló un llamado al cese inmediato de todas las hostilidades y provocaciones, y lamenta profundamente el uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel en los territorios palestinos.
Por su parte, el presidente de turno de la Unión Europea Nicolas Sarkozy condenó tanto las provocaciones irresponsables que habían provocado este ataque como el uso desproporcionado de la fuerza.
Pero Hussein no contestó a las provocaciones porque quería mantener la paz entre sus leales y los palestinos, y también con los países árabes radicales como Argelia, Siria, e Irak.
Agregó que esto implica que los creyentes no sean objeto de provocaciones que afecten sus vidas y sentimientos religiosos.
Fernando II hizo muchos intentos de conciliación con los rebeldes, pero ahora un rey educado con los ideales del absolutismo sus acciones fueron autocontroladas, pero él no cedió a las provocaciones.
Después de varias provocaciones de Mini Max y de asegurarle que el nunca volveria a ser malo, Daryl promete que va a cometer un atraco en el metro.
Los romanos, guiados por Fabio, seguían negándose a atacar a pesar de las provocaciones que les enviaran.
Luego de muchas provocaciones, Homer logra que Flanders admita que odia a la oficina de correos, y a sus padres.
Sin embargo, su postura se debilitó cuando Cartago, harto de las provocaciones de Masinisa, declaró la guerra a Numidia.
Él no era de la isla, él no entendía este lenguaje de chillidos, y se creía a cubierto de tales provocaciones.
Pero como era hombre cortés, incapaz de injustas provocaciones, y su aspecto imponía respeto a los insolentes, transcurría el tiempo y el lance no llegaba.
El tío Ventolera reía, con risa infantil, complacido por estos recuerdos juveniles que resurgían en su memoria siempre que oía hablar de tiros, cuchilladas y provocaciones en la noche.
Pensó que tal vez el enemigo, oculto en la maleza, veía las rendijas de la puerta iluminadas y esto le hacía persistir en sus provocaciones.
Karl era partidario de la guerra, era de los que la consideraban como el estado perfecto del hombre, y la había preparado con sus provocaciones.
Quizá se fijen aquéllos para sustentar la opinión contraria, en haberse descubierto algunas provocaciones del insigne caballero a ciertos sujetos de la villa, no bastante justificadas.
Mas al hacerlo, no tenían en cuenta que tales provocaciones vinieron, no a raíz del señalado acontecimiento que hemos narrado, sino algún tiempo adelante.
¿Podía suponerse que la sola certidumbre de haber perdido el corazón de su querida y la convicción de que no podría recuperarlo, lo hubiera impulsado al delito? Tal vez aquello no era del todo increíble, dada la violencia de su naturaleza, pero, para admitirlo, se necesitaba todavía que entre él y la difunta hubieran mediado explicaciones, provocaciones, amenazas.
Si usted no hubiera incitado a este joven con sus provocaciones.
Los agravios recibidos de la familia Cerezuelo, el diálogo con Susana, en que había querido humillarla, la pérdida de su hermano, desamparado por la misma casa, sus provocaciones y arrogancias ante el viejo conde, la prisión de su único amigo, y la última fatal coincidencia de que había de arrastrarse a los pies de aquella misma familia maldecida y despreciada para poder salvar a Leonardo, parecían hechos dependientes de un verdadero plan, que algún dedo inescrutable había trazado en el libro de aquella vida turbada por las creencias y por la pasión.
Provocaciones de Caiomuta.
ni aun ante las provocaciones de ella.
, le dé un alfilerazo, y celebren y aplaudan la gracia hasta sus propios hijos, que responda a esas provocaciones y a esas burlas ahogando su dolor y su pesadumbre con una prudencia heroica, que gentes de todas cataduras le digan una y otra vez: «ese amigo no es cosa buena y te quiere mal», que se indisponga con todas esas gentes por defender el honor del falso amigo, es decir, que pague con caricias sus bofetones, que los vínculos de amistad lleguen a ser de parentesco, que busquen al santo Job y le mimen y le halaguen, que cuando más confiado se entregue a los halagos y a los mimos, sienta otra vez en sus carnes las heridas alevosas y vea el arma sutil en la mano que le acaricia, que se resigne y calle todavía, aunque, tras de ofendido, oiga que le murmuran por violento e intolerable, que tenga, en fin, la evidencia de que el amigo, a sangre fría, con premeditación y en medio de la plaza pública, como quien dice, le llama a boca llena mentecato, y le juzga digno de ser encerrado en una jaula de locos.
Redobló, pues, sus provocaciones, y llegó a decir a Pablo, cuadrándose delante de él:.
Estas palabras recordaron al ofuscado trapisondista que había ido demasiado lejos en sus provocaciones a aquel hombre, en sitio tan solitario y hora tan avanzada.
Por eso, aunque llovían sobre él las provocaciones y las afrentas, seguía impávido su camino, complaciéndose en pagar las ingratitudes con beneficios, y las injurias con actos de caridad, a los que andaba asociada, aunque oculta, la mano de don Román, quien, como todo buen padre, más amaba a aquéllos sus hijos adoptivos, cuanto más extraviados los veía.
¿A que en estos días de desahogo y de válvulas abiertas va a ser el amor el más divierta y ocupe a las gentes, el amor en todas sus formas y deformidades con todas sus provocaciones y sus llamadas sigilosas y astutas? ¡Ah! tú lo verás, y cuando hayas descansado de los bailes, cuando las vigilias intranquilas pasen y el rum rum de las ronda y el cascabeleo de las comparsas se apaguen en tus oídos, volverás a llamarme y entonces ajustaremos cuentas.
provocaciones, recogiendo aplausos, como actriz, en el salón, rozándose como un diputado entre esa especie de público que se llama la sociedad, educará los hijos a su imagen, servirá a la República como Lola Montes, y será útil para sí misma y para su marido como una Mesalina más o menos decente.
Don Víctor, en el seno de la amistad, seguro de que Mesía había de ser un pozo, le refirió las persecuciones de que había sido víctima, las provocaciones lascivas de Petra, y confesó que al fin, después de resistir mucho tiempo, años, como un José.
Pero ahora sería una miserable si consentía a don Álvaro insistir en sus provocaciones.

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