Ejemplos con prodigaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Varias familias cocas del reino de Tonalá, cansadas de la hostilidad que se les prodigaba, abandonaron el reino encabezadas por el valiente guerrero Huehuetztlatzin.
¡Dios mío, qué desgracia tan grande!estaba Artegui ya en la puerta, sin oír las ceceosas ofertas de servicio que le prodigaba Gonzalvo.
Aquel Juan brioso, que andaba siempre escondido en las ocasiones de fama y alarde, pero visible apenas se sabía de una prerrogativa de la patria desconocida o del decoro y albedrío de algún hombre hollados, aquel batallador temible y áspero, a quien jamás se atrevieron a llegar, avergonzadas de antemano, las ofertas y seducciones corruptoras a que otros vociferantes de temple venal habían prestado oídos, aquel que llevaba siempre en el rostro pálido y enjuto como el resplandor de una luz alta y desconocida, y en los ojos el centelleo de la hoja de una espada, aquel que no veía desdicha sin que creyese deber suyo remediarla, y se miraba como un delincuente cada vez que no podía poner remedio a una desdicha, aquel amantísimo corazón, que sobre todo desamparo vaciaba su piedad inagotable, y sobre toda humildad, energía o hermosura prodigaba apasionadamente su amor, había cedido, en su vida de libros y abstracciones, a la dulce necesidad, tantas veces funesta, de apretar sobre su corazón una manecita blanca.
¡A Juan, porque, ya después de aquellas cartas extrañas que Lucía le había escrito a la finca sin hablarle de su vuelta, recibirlo de aquel modo, con aquella mirada, con aquella explosión de cólera, con aquel desdén! ¿Pues cuándo había cesado de pensar Juan, cuándo, que aquel cariño que con tanta ternura prodigaba, sin fatiga ni traición, sobre su prima, era como una concesión de él, como un agradecimiento de él, como una tentativa, a lo sumo, de asir en cuerpo y ver con los ojos de la carne las ideas de rostro confuso y vestidura de perlas, que cogidas del brazo y con las alas tendidas, le vagaban en giros majestuosos por los espacios de su mente? Pues sin el alma tierna y fina que de propia voluntad suya había supuesto, como natural esencia de un cuerpo de mujer, en su prima Lucía, ¿qué venía a ser Lucía? ¿Qué hombre, que lo sea, ama a una mujer más que por el espíritu puro que supone en ella, o por el que cree ver en sus acciones, y con el que le alivia y levanta el suyo de sus tropiezos y espantos en la vida? Pues una mujer sin ternura ¿qué es sino un vaso de carne, aunque lo hubiese moldeado Cellini, repleto de veneno? Así, en un día, dejan de amar los hombres a la mujer a quien quisieron entrañablemente, cuando un acto claro e inesperado les revela que en aquella alma no existen la dulzura y superioridad con que la invistió su fantasía.
Mas cuando, por las circunstancias que quedan referidas, tuvo Jacobo que humillarse a ella y mostrársele rendido y avasallado, crecióse Currita al punto, y sin disminuirle en nada su íntima confianza, ni cercenarle tampoco los continuos y siempre indecorosos beneficios que le prodigaba, comenzó a dejarle sentir su yugo, a hacerle comprender que ella era allí la dueña absoluta, y a saciar su vanidad, primer elemento que en todos los actos de su vida y todos los sentimientos de su corazón entraba, presentándole a los ojos del mundo, vencido, sujeto y atado, como un hermoso rey prisionero, a las ruedas de su carro.
Según cálculos estadísticos de la mayor exactitud, los sueldos, adehalas y favores de varias clases, evaluados en metálico, que el diputado prodigaba a sus fieles del distrito, sacándolo todo del Gobierno, importaban veinte veces más que lo que el distrito pagaba de contribución directa e indirecta.
El triste Octubre prodigaba en laderas y rastrojos amarillas flores, y al soplo del viento que pasaba susurrando, los fresnos se estremecían y dejaban caer las muertas hojas.
No observaba la infeliz que no se las prodigaba tan frecuentes y vivas a la vista de los demás como al hallarse solos.
Navarro había despertado después de media noche y contemplaba silencioso y agradecido los cuidados que le prodigaba aquel hombre tachado de bandido a quien él viniera a prender.
Moreira se alejó de allí al tranquito, encontrando suficiente recompensa a su acción en las caricias que le prodigaba el Cacique, y llegó al rancho de Santiago, donde desmontó como si solo viniera a dar un ligero paseo e ignorara por completo lo que había pasado tal era la calma de su continente.
Pero Feliz-Bella, aunque muy confusa con los miramientos que le prodigaba la hermana del califa, no podía dejar de llorar, ni quería tampoco revelar la causa de sus penas, porque pensaba que con ello no variaría su destino.
El Emir de los Creyentes, en el límite de la aflicción, estaba sentado junto a ella, y a pesar de los cuidados que le prodigaba, no conseguía que recobrase el sentido.
«El Magistral no se prodigaba».
Decían que el Obispo se prodigaba demasiado.
Dorotea se engañaba al creer que amaba al Mayor: todo el entusiasmo de su alma se lo prodigaba entero, sin saberlo, a Rocambole, a Romeo, y a toda la caterva de héroes que había conocido en las novelas románticas, esos sempiternos buenos mozos, siempre arriesgados y que con la misma serenidad se baten contra treinta hombres o ascienden una escala, colocada al pie del abismo, para platicar con la reina de sus pensamientos a la pálida luz de la mensajera de la noche.
Dagiore mismo se sintió sorprendido con la muestra de íntimo cariño que le prodigaba su esposa.
Se había inclinado, se había arremangado un brazo, el derecho, hasta el codo, manteníalo introducido entre las sábanas, como quien reza letanías, prodigaba palabras de consuelo a la paciente, maternalmente la exhortaba: ¡Coraque Duña María, ya viene lanquelito, é lúrtimo.

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