Ejemplos con privilegio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aquí te damos algunos consejos por personas que ya han tenido el privilegio de haber probado el mapa.
Antiguo señorío navarro, que deviene en el Marquesado de Cábrega, perteneció a los duques de Villahermosa, que tenían el privilegio de llamamiento a Cortes.
Durante muchos años fue la principal calle gremial de Valladolid, los plateros establecidos en la calle tuvieron durante muchos años el privilegio de cerrarla por la noche con cadenas, de las que todavía quedan testimonios en la llamada Casa de la Argolla y en la Plaza del Ochavo.
Simón, cuando menos, tenía la habilidad o el privilegio ingénito de saber disimular.
Ella consagra, como las aristocracias, la distinción de calidad, pero las resuelve a favor de las calidades realmente superioreslas de la virtud, el carácter, el espíritu, y sin pretender inmovilizarlas en clases constituídas aparte de las otras, que mantengan a su favor el privilegio execrable de la casta, renueva sin cesar su aristocracia dirigente en las fuentes vivas del pueblo y la hace aceptar por la justicia y el amor.
La escolta de la novia, mucho más numerosa, parecía poblado hormiguero: viejas y mozas llevaban el sacramental traje de negra lana, que viene a ser como uniforme de ceremonia para la mujer de clase inferior, no exenta, sin embargo, de ribetes señoriles: que el pueblo conserva aun el privilegio de vestirse de alegres colores en las circunstancias regocijadas y festivas.
Pilar Gonzalvo era tolerada en las casas distinguidas de Madrid, ser tolerado es un matiz del trato social, y otro matiz ser admitido, como su hermano lo era: más allá del tolerar y del admitir queda aún otro matiz supremo, el festejar, pocos gozan del privilegio de que los festejen, reservado a las eminencias, que no se prodigan y se dejan ver únicamente de año en año, a los banqueros y magnates opulentos, que dan bailes, fiestas y misas del gallo con cena después, a las hermosuras durante un breve y deslumbrador período de plena florescencia, a los políticos que están en puerta como los naipes.
El alemán humilde, abrevado con cerveza y que consideraba el vino como un privilegio de los ricos, podía desfondar los toneles a culatazos, bañándose los pies en oleadas del precioso líquido.
Y todos estos errores representaban fortunas considerables: cada panacea salvadora daba lugar a la constitución de una sociedad industrial, vendiéndose los productos a grandes precios, como si el dolor fuese un privilegio de los ricos.
Aquel viejo estúpido, por el privilegio de su riqueza, la había poseído el primero, había paladeado las mismas dichas que él pero con el encanto de la novedad.
No daba, sin embargo, importancia a este privilegio.
Y Ana iba así ennobleciendo la conversación, porque Dios le había dado el privilegio de las flores: el de perfumar.
Y recordaba al doctor una de sus frases que gozaban el privilegio de indignar a las gentes honradas.
Ellos destrozan su cuerpo en las minas, ellos dan el mineral, y sin mineral ¿qué sería de esta tierra? Los buenos, los del país, no hacemos más que vigilar su trabajo y aprovecharnos del privilegio de haber nacido aquí antes que ellos llegasen.
Mientras tanto, disponíase en la antecámara la aristocrática ceremonia, instituida en rigor de verdad por el emperador Carlos V, cuando limitó el privilegio de cubrirse ante el rey, común antes a todos los títulos, a doce Grandes de España, que se llamaron desde entonces , y fueron los duques de Medinasidonia, Alburquerque, Infantado, Alba, Frías, Medina de Rioseco, Escalona, Benavente, Nájera, Arcos, Medinaceli y el marqués de Astorga.
Era el tiranuelo de la casa, y a este privilegio unía el de excitarle la bilis a su tío don Juan siempre que se ponía en su presencia.
Y en cuanto a su muletilla aunque le estaba mal el decirlo , gozaba el privilegio de poner nerviosa a doña Manuela, que tenía por tonto rematado a su antiguo dependiente.
—A las ocho la fonda,—á las nueve el teatro,—á las doce la tertulia, el té, la buena conversación en torno de la chimenea,—á las dos el con la dueña de la casa en que tenéis el privilegio de quedaros rezagado,—á las tres la última vuelta por el Casino, el chocolate final, salpimentado con la noticia fresca, con lo que mañana no traerán aún los periódicos, con lo que se acaba de ver ú oir en Palacio, en el ministerio o en el baile de la embajada,—y, en fín, a las cuatro, a casa, a leer , a escribir dos o tres cartas y a dormir el dulcísimo sueño del invierno.
¡Y al fin, por todas partes la tiranía, el privilegio, el feudalismo! Porque, vamos a ver, ¿qué es esto sino reproducir los ominosos tiempos de la gleba y las iniquidades de la servidumbre? Que yo necesito tu hija, ¡zas!, pues contra tu voluntad te la cojo.
—Los melindres que hacen, cuando compran el privilegio de un libro, y la burla que hacen a su autor si acaso le imprime a su costa, pues en lugar de mil quinientos imprimen tres mil libros, y cuando el autor piensa que se venden los suyos se despachan los ajenos.
¿Quiere vuesa merced que se lo dé a un librero, que me dé por el privilegio tres maravedís, y aún piensa que me hace merced en dármelos? Yo no imprimo mis libros para alcanzar fama en el mundo, que ya en él soy conocido por mis obras: provecho quiero, que sin él no vale un cuatrín la buena fama.
Pero dígame vuestra merced: este libro, ¿imprímese por su cuenta, o tiene ya vendido el privilegio a algún librero?.

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