Ejemplos con prima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y que no le disputara esta gloria Juana Trujillo, madre de Baldomero, la cual había muerto el año anterior, porque Asunción probaría ante todas las cancillerías celestiales que a ella se le había ocurrido la sublime idea antes que a su prima.
La esposa que Barbarita proponía a su hijo era Jacinta, su prima, la tercera de las hijas de Gumersindo Arnaiz.
Y el lamento era tan penetrante, tan afilado y agudo, que más que voz de un ser viviente parecía el sonido de la prima de un violín herida tenuemente en lo más alto de la escala.
Guillermina, no conformándose con el escondite, quiso salir con ánimo de recibir la visita en otra habitación, mas dispuso la fatalidad que su prima Patrocinio, al ver entrar a Fortunata, la tomara por una de las muchas personas que iban allí a pedir socorros, y la introdujese, como si dijéramos, a boca de jarro, en el gabinete de la santa.
Pero todos estos méritos habrían sido inútiles hasta el fin del mundo, si no se le ocurriera a Pepe Samaniego establecer el comercio de ropa blanca , y llevar a él a persona tan inteligente y para el caso como su prima.
¡Pueblo!, eso esobservó Juan con un poquito de pedantería, en otros términos: lo esencial de la humanidad, la materia prima, porque cuando la civilización deja perder los grandes sentimientos, las ideas matrices, hay que ir a buscarlos al bloque, a la cantera del pueblo.
Rita, para servirterespondió con igual amabilidad la prima.
Y la prima se levantaba y echaba a correr con su plato en las manos, para evitar el hurto de un merengue o de media manzana, y el juego se celebraba con estrepitosas carcajadas, como si fuese el paso más gracioso del mundo.
Total, que de los monumentos de Santiago se atenía el marqués a uno de fábrica muy reciente: su prima Rita.
¿Sabe ustedinsinuó don Pedroque mi prima Rita se me figura algo casquivana? Por el paseo va siempre entretenida en si la miran o no la miran, si le dicen o no le dicen juraría que toma varas.
No lograba el marqués vencer la irritante atracción que le llevaba hacia Rita, y con todo, al crecer el imperio que ejercía en sus sentidos la prima mayor, se fortalecía también la especie de desconfianza instintiva que infunden al campesino las hembras ciudadanas, cuyo refinamiento y coquetería suele confundir con la depravación.
Allí se le embromaba mucho con su prima, comentándose también la desatinada pasión de Carmen por el estudiante y su continuo atalayar en la galería, con el adorador apostado enfrente.
Engolosinado, olvidando el peligro del juego, el marqués echó detrás de la prima, que se había desvanecido ya en las negruras del pasadizo.
La prima verá al primo y todo será fiesta y gloria.
Mi prima es un ángel, y padeciendo por mí, me ha enseñado muchas cosas que antes no sabía.
Ya que he inculcado en el ánimo de mi prima la idea de la desobediencia, que sea al menos al amparo de las leyes sociales.
Los padres de Isabela alquilaron una casa principal frontero de Santa Paula, por ocasion que estaba monja en aquel santo monasterio una sobrina suya, única y estremada en la voz, y así por tenerla cerca, como por haber dicho Isabela a Ricaredo que si viniese a buscarla la hallaria en Sevilla, y le diria su casa su prima la monja de Santa Paula, y que para conocella no habia menester mas de preguntar por la monja que tenia la mejor voz en el monasterio, porque estas señas no se le podian olvidar.
Ansí lo hizo Isabela, y los seis meses y medio que quedaban para cumplirse los dos años, los pasó en ejercicios de religiosa, y en concertar la entrada del monasterio, habiendo elegido el de Santa Paula, donde estaba su prima.
El niño abrazaba a su madre por su prima y a su abuela por su bienhechora, y asimismo preguntaba por qué lloraban.
Finalmente, entre paredes y entre soledades, acompañada no mas que de mis criadas, fuí creciendo, y juntamente conmigo crecia la fama de mi gentileza, sacada en público de los criados y de aquellos que en secreto me trataban, y de un retrato que mi hermano mandó hacer a un famoso pintor, para que, como él decia, no quedase sin mí el mundo, ya que el cielo a mejor vida me llevase, pero todo esto fuera poca parte para apresurar mi perdicion, si no sucediera venir el duque de Ferrara a ser padrino de unas bodas de una prima mia, donde me llevó mi hermano con sana intencion y por honra de mi parienta: allí miré y fuí vista, allí, segun creo, rendí corazones, avasallé voluntades, allí sentí que daban gusto las alabanzas, aunque fuesen dadas por lisonjeras lenguas, allí, finalmente, vi al duque y él me vió a mí, de cuya vista ha resultado verme ahora como me veo.
—Señor, Lorenzo Bentibolli, que allí veis, tiene una queja de vos, no pequeña: dice que habrá cuatro noches que sacastes a su hermana, la señora Cornelia, de casa de una prima suya, y que la habeis engañado y deshonrado, y quiere saber de vos qué satisfacion le pensais hacer, para que él vea lo que le conviene: pidióme que fuese su valedor y medianero: yo se lo ofrecí, porque por los barruntos que él me dió de la pendencia, conocí que vos, señor, érades el dueño deste cintillo, que por liberalidad y cortesía vuestra quisistes que fuese mio, y viendo que ninguno podia hacer vuestras partes mejor que yo, como ya he dicho, le ofrecí mi ayuda: querria yo agora, señor, me dijésedes lo que sabeis acerca deste caso, y si es verdad lo que Lorenzo dice.

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