Ejemplos con preguntones

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la actualidad, entre los muchos autores que escriben para los pequeños peruanos podemos señalar algunos: Oscar Colchado Lucio, con su ya clásica serie de aventuras andinas Cholito, Marcos Yauri Montero, con su reconocido Aventuras del zorro, Carlota Flores de Naveda, con su extraordinario Muki, el torito, Jorge Díaz Herrera, el mejor escritor para niños que tenemos actualmente, según opinión del poeta Jorge Eslava y que ha publicado Parque de las Leyendas, Sones para los preguntones, Pata de perro e Historias para reír, cantar y jugar.
Y el amor fué a buscar, sediento, un beso en los labios preguntones de la muchacha.
¿Qué hizo usted por él?preguntó Lucía, incapaz de sellar sus labios preguntones.
Pasearemos un poco, y para evitar el encuentro de pelmazos y preguntones, vámonos hacia los terraplenes que dominan el Gasómetro, lugar solitario, donde podremos filosofar a nuestras anchas.
Eran pegajosos, entrometidos, preguntones y cargantísimos.
Puso el pie en tierra con la gravedad de un almirante, quitando la bandera de la proa de la chalana, dio a esta una patada, equivalente al propósito de no volver a entrar en ella, y subió la escala con bandera al hombro, sin contestar a los preguntones.
Al menos, en ellas no hay Reyes pesados y preguntones que quieran saber noticias de la guerra a costa de la felicidad de sus súbditos.
Con estas noticias no se dio por enterado el grupo de preguntones.
Proposición ésta que habrá de parecer oscura o enrevesada, estoy de ello cierto, a los preguntones de espíritu perezoso.
Y como el hombre es terco y no suele querer enterarse y acostumbra después que se le ha sermoneado cuatro horas a volver a las andadas, los preguntones, si leen esto, volverán a preguntarme: «Bueno, pero ¿qué soluciones traes?» Y yo, para concluir, les diré que si quieren soluciones, acudan a la tienda de enfrente, porque en la mía no se vende semejante artículo.
En seguida se sentaron en las piedras colocadas como estrado a entrambos lados de la puerta, y la madre se atareó a servir a los más chicos sin dejar de abrazar y arrullar al recién nacido, todos alegres, todos sanos y robustos, compitiendo en buen apetito, formaban un bello grupo de familia: el hombre con su ancho sombrero de paja que aún dejaba ver los extremos de la ondeada cabellera negra: el rostro varonil animado por un par de ojos llenos de vida, mostraba cierta gracia innata en el ademán garboso con que levantó el canto de la ruana blanca sobre el hombro izquierdo: la mujer joven todavía, y aunque había perdido la frescura de la primera juventud, bella y airosa era la imagen de la actividad sonriente y del ingenuo cariño, los niños mayores, juiciosos y callados, atentos al sabroso almuerzo, y los pequeñuelos inquietos, preguntones, turbulentos y cambiando de lugar a cada momento en el grupo.

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