Ejemplos con piropos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las posibilidades eran muchas como muchos debieron ser las ocasiones en que muchachos galantes o viejos verdes derrocharon piropos antes esposas, cuñadas, suegras, madres o hijas que podían ocultar su verdadera identidad tras los mantos.
Este episodio marca la segunda aparición de Steve, el tetraplejico, en este episodio se le puede ver haciendo piropos no precisamente románticos, su primera aparición fue en Ready, Willing and Disabled como participante y rival de Joe en las paraolimpiadas,.
Actuaron en el Abdulla Club de la Galería Güemes y grabaron para RCA Víctor, entre ellos los temas de Cobián Una droga, Shusheta, Piropos y Viaje al norte.
Al concurso se presentan piropos, coplas y sonetos, en las categorías normal, juvenil e infantil y los trabajos ganadores se leen y premian en los actos realizados durante la mañana del día de la virgen.
El pueblo acompaña a los danzantes desde el inicio y camina junto a ellos para disfrutar de las comicidades, atuendos, piropos y bailes que ejecuta la Maringuía con su esposo e hijos.
¡Pero usted me compromete!dijo don Simón, trémulo de gusto, al recibir aquella rociada de piropos-.
Tales piropos eran lo menos que se decían, entre el silencio más absoluto de la Cámara y la curiosidad febril de las tribunas, de las cuales se desbordaban racimos de humanas cabezas con los ojos fijos en los combatientes, las cejas arqueadas y la boca abierta.
Claro está que estos piropos eran hijos de la ardorosa fantasía del joven diplomático.
La franqueza graciosa con que don Jaime decía piropos a doña Manolita, hacía resaltar todo el mérito y todo el lisonjero significado de aquella circunspección con que celebraba la hermosura y demás excelencias de la aristocrática hija del marqués de Villafría.
Allí permanecía confundido en el grupo de curiosos que atisbaban las caras hermosas, y lo mismo abrían paso a las señoritas que volvían de misa con el devocionario en la mano, que echaban piropos a las criadas emperejiladas, que, doblándose al peso de las cestas, metíanse entre la varonil barrera para comprar un mazo de flores.
Los mayorales, que han pasado la mañana reunidos en grupos, liada al braza la tralla, fumando y escupiendo por el colmillo, mandan noramala a las desharrapadas mozuelas que, con el décimo de la lotería en la mano y la hez del idioma en los labios, van de uno en otro ávidas de piropos soeces, cada hombre se coloca en su puesto, y empieza a oírse el grito tentador:.
Cruzábase en la mesa vivo tiroteo de bromas, piropos, que entre los dos sexos suele preludiar a más serios combates.
-Como Vuecencia pertenece al grupo exaltado, creí que encajaban bien esos piropos al héroe de las Cabezas.
-Oye tú, Lola: sabes tú que me va pareciendo a mí que no te va gustando que yo le jeche los cuatro piropos que se merece al Chumbera, y que si hoy tiées tú armá en corso esa carita graciosa, tal vez sea porque el mozo no ha vinío entoavía, porque se le haigan pegao las sábanas, u haiga perdío el tren, u le haiga sentao mal el desayuno.
Pero al fin se convino, se decidió que no había peligro ni por una ni por otra parte en decirse los mencionados piropos.
La aludida en ellas desaparece también, metiéndose furibunda por lo más espeso de la columna de humo que sigue saliendo de la cocina después de haber despedido a su suegra con estos piropos:.
Y ahí tienes la razón de los treinta y tantos piropos que te llevo echados en un periquete.
Al entrar en el salón, donde hacía un calor insoportable y flotaba un vaho de cuerpos humanos espeso y mareante, algunos hombres, entre ellos dos huéspedes de la fonda, jaraneros y corridos, acogieron a la forastera con una gran granizada de piropos, que la pusieron carmesí, mitad de orgullo y mitad de vergüenza.
Poco a poco, el ruido, las luces, los chillidos, la mezcla de perfumes insinuantes, las miradas y los piropos, las serpentinas que tendían como un velo en el aire, fueron envalentonando a la novicia.
Tras esto, que duró muchos días y fue el pasto sabroso de todas las mujeres y de todos los hombres frívolos de la corte, llegó la hora suprema, y vuelta a empezar los pobres chicos con nuevos catálogos de indumentaria, de piropos inverosímiles y de sensiblerías y finezas cursis: que si la novia así o del otro modo, que si pálida, que si pensativa, que si, con sus cabellos rubios y sus atavíos blancos, parecía una joya de oro entre copos de nieve, que si el Patriarca, que si los padrinos, que si las amigas, que si quince duques, y veinte marqueses, y treinta condes, y no sé cuántos destitulados, de comitiva, y si la fila de coches llegaba desde tal a cual parte, y si hubo entre ellos uno de palacio con las correspondientes damas, y quien, en el momento crítico, «vertió lágrimas furtivas», quien se desmayó, o quien parecía arrobada en el más dulce de los éxtasis.
Rosario, animada por los piropos entusiastas con que los doctos y no doctos hubieron de acoger su salida, cantó como únicamente solía hacerlo en las grandes solemnidades:.
-¡Camará, pos ni que hubiera venío de la luna! -exclamó Pepita la Ecijana al notar como a su paso por las callejas del Perchel no encontraba hombre que no intentara comérsela con los ojos y que no diera expansiones a su sensual codicia en pintorescos piropos, ni hembra que no la mirara a hurtadillas y con envidiosísima expresión.
'', todos estos piropos y otros muchos se le lanzaban a cada paso desde el fondo de su copa, pero él, siempre bravo y cada vez más alto, parecía reírse con desprecio y decirnos: «Dadme franqueo y llamadme tonto».
Mientras, se reía la directora, una rubia cubanita echábala piropos.
Don Paco, que hasta entonces había intentado inútilmente adueñarse de aquel castillito de plata fina, como él designaba a la graciosísima vendedora, un día en que viéndola pasar por delante de él, después de haber asestado contra ella la artillería de mayor calibre de sus pintorescos piropos, al verla acoger sus requiebros con una mal reprimida sonrisa,.
La dama de sus pensamientos, a quien él dirija declaraciones, ternezas o piropos en sus coplas, se quedará a oscuras leyéndolas, como si en griego estuviesen escritas, o bien tendrá que seguir un curso de mitología, otro de antigüedades clásicas y otro de filosofía gentílica.
-Pero si yo no lo conozco -pensaba: y luego desfilaban por su recuerdo sus antiguos pretendientes: el doctor Ferreol, a quien había desairado, y Catay, que aún la incomodaba con sus desvergonzadas incitaciones: hasta evocaba la memoria de los piropos que conquistaba en sus andanzas callejeras, que aunque siempre rechazaba con orgullo, le creaban un ambiente de lisonja que aspiraba con indecible fruición, a cuya influencia concebía más alta idea de su personalidad y su belleza.
A las mujeres que encontraba solas en el tránsito les arrojaba vulgares piropos y su audacia llegaba muchas veces hasta manosearlas groseramente.
Recordaba lo bien que vestían los tenderos y pensaba que más de una vez le habrían prodigado piropos a su mujer.
Toman la palabra los más expertos y autorizados, llénanse recíprocamente de piropos, abordan la cuestión por cien lados diferentes, llégase, tras de muchos sudores y fatigas, a vislumbrar un acuerdo definitivo, va a darse por concluida la sesión, y he aquí que se oye una voz perezosa y afectadamente tímida que pide la palabra.

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