Ejemplos con pierdo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Reese admite que ella les dijo a sus juguetes que se replicaran y les enseño a defenderse, pero entonces cuando intento detenerlos, ella pierdo el control de estos.
A partir de ese momento, no recuerdo la fecha exacta, nunca pierdo contacto con ellos.
Pues Carmencita me quería, chico, ¡vaya una tentación! Pero yo no soy malo del todo, Salvador, yo soy lo mejorcito de la familia, ¿sabes?, y me dije: yo, a esta chiquilla la hago desgraciada si me quedo aquí, yo pierdo a esta niña, porque en el más honrado de los casos, casándome con ella, la pierdo: ¡valiente marido haría yo, prendado cada semana de una moza del contorno! ¿No sabes tú que yo me enamoro todas las semanas? Pues sí, hijo, no lo puedo remediar.
¡Cómo! ¿Qué significa esto? ¿Qué le ha hecho usted a mi hermana, caballero? ¡Dígalo usted ahora mismo! ¡Ahora mismo o me pierdo y le tiro a usted del bigote!.
Únicamente soy feliz cuando pierdo la memoria Ferragut, amigo mío, dígame ¡adiós! y no me salga más al paso.
Además, ellos han tenido ocasión todos los días de conocer la sinceridad de mis consejos, y esto me ha servido muchísimo para lograr mi principal objeto, que es el de formar su carácter moral, porque yo no pierdo de vista que soy, ante todo, el misionero evangélico.
La verdad es que no sé por qué pierdo el tiempo con esta mujer.
Y si no la tuvieses ya te arreglarías para aparecer con ella ¡Ea, ya pasó! A mí las rabietas me duran poco Y, sobre todo, en cuanto tú empiezas a hablar, pierdo la fuerza.
¡Se me parte el corazón al separarme de estas piedras! ¡Pierdo a mis amos, piérdolos para siempre, yo que los vi nacer!.
¿Pero qué pierdo yo con creer a ojos cerrados? Por lo pronto, gano la tranquilidad de la casa, y bueno es, por si hay algo más allá, ir preparado a todo, sin miedo a engaños.
La francesita esa, esa ¿Cómo se llama? ¡Señor, por días pierdo la memoria! Tú, Gorito, ¿sabes? ¿Cómo se llama, hombre? La de las camelias.
Pero, mujer, si te coge al paso Me dejas en la calle de Alcalá, en la chocolatería de doña Mariquita Por nada del mundo pierdo yo mi gran jícara con su par de .
Yo no pierdo nunca esas misas, me gustan mucho, mucho.
Él pensó: Será mi mujer , y ella se dijo: Si me caso le pierdo.
A ver si usted se come el queso y yo pierdo el pan.
No he de parar hasta cogerle, y de veras te digo que si le cojo, y si cojo a la otra, me pierdo.
A ratos me distraigo, me entra como un olvido, me quedo lelo sin saber dónde estoy ni lo que hago Pues digo, ¿y cuándo pierdo la memoria y se me va de ella lo que más sé? Tú estarás buena mañana, pero yo no sé a dónde voy a parar con estas cosas.
No, chico, si yo lo que quiero es que reviente Iré a presidio me pierdo.
Ballester se reía y Maximiliano estaba muy serio, lo que reparó la fundadora, apresurándose a decir: Si no fuera por estas bromas, ¿cómo pasaríamos el horrible plantón? Yo me consumo cuando tengo que esperar, y cuando espero estúpidamente por la tontería de una persona, pierdo la paciencia en absoluto.
¿Sabe usted que si me descuido pierdo mi colocación en la botica de Samaniego? Si doña Casta sabe que estas ausencias mías son para venir a visitar a la que le tomó las medidas a su niña, al instante me limpia el comedero.
La tendrá el caballerito o pierdo el nombre que llevo.
¿Pensaría como piensa ahora de mí? ¡A que no! ¡Qué dulce no le parecería la palabra! ¡Qué buena, qué amable, qué angelical no le parecería a la persona! ¡Te voy a libertar! ¡Ay, niñas! Yo no he oído nunca esas palabras sin estremecerme, sin un regocijo interior inexplicable, como si me entraran calofríos ¡La libertad! ¿Qué esclavo no la desea? Cada vez que la oigo pierdo el juicio, sueño con ella de día y de noche, formo castillos, me veo en La Habana rodeada de mi marido y de mis hijos, que voy a los bailes vestida de ringo rango, con manillas de oro, aretes de coral, zapatos de raso y medias de seda, todo como hacía cuando muchacha en el palacio de los señores condes de Jaruco.
Yo experimento que siempre que tengo la sensacion de un movimiento que es ponerme la mano delante de los ojos, pierdo la vista de los objetos, y se me presenta otro que es siempre el mismo: la mano, si de esta coincidencia infiero la existencia de los objetos externos, queda destruida la supremacía del tacto, pues que para la formacion de semejante juicio influye la vista.
A mí me han puesto en él no sé qué deseos de venganza, que tienen fuerza de turbar los más sosegados corazones, yo, de mi natural, soy compasivo y bien intencionado, pero, como tengo dicho, el querer vengarme de un agravio que se me hizo, así da con todas mis buenas inclinaciones en tierra, que persevero en este estado, a despecho y pesar de lo que entiendo, y, como un abismo llama a otro y un pecado a otro pecado, hanse eslabonado las venganzas de manera que no sólo las mías, pero las ajenas tomo a mi cargo, pero Dios es servido de que, aunque me veo en la mitad del laberinto de mis confusiones, no pierdo la esperanza de salir dél a puerto seguro.
Cuanto más, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano, mas que lo fuesen, ¿qué me va a mí? Y muchos piensan que hay tocinos y no hay estacas.
Pero digan lo que quisieren, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano, aunque, por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí todo lo que quisieren.
Vuestras mercedes se queden con Dios, y digan al duque mi señor que, desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano, quiero decir, que sin blanca entré en este gobierno y sin ella salgo, bien al revés de como suelen salir los gobernadores de otras ínsulas.
Yo, señores, porque lo quiso así vuestra grandeza, sin ningún merecimiento mío, fui a gobernar vuestra ínsula Barataria, en la cual entré desnudo, y desnudo me hallo: ni pierdo, ni gano.
En efecto, yo entré desnudo en el gobierno y salgo desnudo dél, y así, podré decir con segura conciencia, que no es poco: Desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano.

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