Ejemplos con pico

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Quedóse el botarga mordiendo la carta por un pico y murmurando:.
A su llegada tuvo visitas sin cuento, felicitaciones sin número, y hasta serenatas, pero todo ello le supo a rejalgar, porque la quiebra que le había cogido los cuarenta mil del pico, había hecho vacilar a otras casas, con las cuales tenía también la suya no pocas relaciones, resultando de semejante complicación que se vió muy mal para llenar sus compromisos a fin de mes.
Allega tu pico, paloma real, allega tu pico, que no soy gavilán.
Era un cuervo que se alisaba las alas con el pico y permanecía horas enteras al sol: la gente lo veía desde abajo del tamaño de una mosca.
En el interior de éste, los clérigos, al terminar el coro de la tarde, leían, a la verdosa claridad que se filtraba entre el follaje, los periódicos del campo carlista o comentaban entusiasmados las hazañas de Cabrera, mientras que en lo alto, indiferentes para las insignificancias humanas, revoloteaban las golondrinas en caprichosa contradanza, lanzando silbidos como si rayasen con su pico el cristal del cielo.
Su novio no sabía presentarse con las manos vacías, y exploraba todos los cañares y árboles de la huerta para regalar a la hilandera ruedas de pajas y ramitas, en cuyo fondo unos cuantos pilluelos, con la rosada piel cubierta de finísimo pelo y el trasero desnudo, piaban desesperadamente, abriendo un pico descomunal jamás ahito de migas.
Algo logró salvar el heredero, gracias a la habilidad de un jurisconsulto michoacano, y con ese pico, unos cuantos miles de duros, y a fuerza de inteligencia, de trabajo y de economías, el capitalillo fué en aumento, hasta convertirse en una fortuna muy saneada y redonda, hecha contra viento y marea, en los días más desastrosos de la guerra civil.
Allí estaban las gallineras en sus mesas empavesadas de aves muertas colgando del pico, con la cresta desmayada, y cayéndoles como faldones de dorada casaca las rubias mantecas.
La ciudad estaba como envuelta en una gasa de oro, y hacia el Oriente se perfilaban las cimas de los montes, el pico de los Otates, y los crestones de Mata Espesa, sobre un fondo verdoso de suaves opalinas.
Mamá le dio dos, y le falta un pico para poder pagar mañana el trimestre del alquiler del asilo.
Hubiérase resistido a seguirle, si no le empujaran a ello los parientes con quienes vivía, los cuales no tenían maldita gana de mantenerle el pico.
Y eso que las nos han llevado un pico.
Del portamonedas de Barbarita, siempre bien provisto, salía el importe, y como hubiera un pico en la suma, tomábase la libertad de suprimirlo.
Después cogía en la boca un buche de agua y algunos granos de algarroba, y metiéndose el pico en la boca les daba de comer Era la paloma madre de los tiernos pichoncitos Luego les daba su calor natural les arrullaba, les hacía les cantaba canciones de nodriza ¡Pobre Fortunata, pobre ! ¿Te he dicho que la llamaban la ? ¿No? pues te lo digo ahora.
Como los palomos no comen sino del pico de la madre, Fortunata se los metía en el seno, ¡y si vieras tú qué seno tan bonito!, sólo que tenía muchos rasguños que le hacían los palomos con los garfios de sus patas.
Vuelta a contemplar el jardín agrícola en cuyo verdor se destacaban las cabañas de paja con una cruz en el pico del techo.
Severiana empezó a sacar su repuesto, y alargando la mano lo mostraba de la puerta afuera Vean ustedes una brecolera un cuarterón de carne de falda un pico de carnero con carrilladas escarola y por último salió la gran sensación.
Parece que lo ha llevado toda la vida ¿Te acuerdas del pañolito por la cabeza con el pico arriba y la lazada? ¡Quién lo diría! ¡Qué transiciones! Lo que te digo Las que tienen genio, aprenden en un abrir y cerrar de ojos.
Sobre el labio superior, fino y violado cual los bordes de una reciente herida, le corría un bozo tenue, muy tenue, como el de los chicos precoces, vello finísimo que no la afeaba ciertamente, por el contrario, era quizás la única pincelada feliz de aquel rostro semejante a las pinturas de la Edad Media, y hacía la gracia el tal bozo de ir a terminarse sobre el pico derecho de la boca con una verruguita muy mona, de la cual salían dos o tres pelos bermejos que a la luz brillaban retorcidos como hilillos de cobre.
Poco a poco iban llegando los amigos, aquellos hermanos de su alma, que en la soledad en que Plácido estaba le parecían algo como la paloma del arca, pues le traían en el pico algo más que un ramo de oliva, le traían la palabra, el sabrosísimo fruto y la flor de la vida, el alcohol del alma, con que apacentaba su vicio Pasábanse el día entero contando anécdotas, comentando sucesos políticos, tratando de tú a Mendizábal, a Calatrava, a María Cristina y al mismo Dios, trazando con el dedo planes de campaña sobre el mostrador en extravagantes líneas tácticas, demostrando que Espartero debía ir necesariamente por aquí y Villarreal por allá, refiriendo también sucedidos del comercio, llegadas de tal o cual género, lances de Iglesia y de milicia y de mujeres y de la corte, con todo lo demás que cae bajo el dominio de la bachillería humana.
El Penitenciario estaba a la derecha y su perfil se descomponía de un modo extraño, crecíale la nariz, asemejándose al pico de un ave inverosímil, y toda su figura se tornaba en una recortada sombra, negra y espesa, con ángulos aquí y allí, irrisoria, escueta y delgada.
Su pico se alargaba y se retorcía.

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