Ejemplos con picaporte

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la puerta hay un picaporte obra de Francisco Asorey.
La cerradura se encuentra en la boca de Picaporte, Después de vencer a Presdigitador.
Carmen volvió la cara y allí estaba todavía la criada, boquiabierta, haciéndose la remolona, con una mano en el picaporte y otra en la cintura, como si esperase algún recado.
En la del dormitorio del capitán se detuvo, sin querer pasar del umbral, sin soltar el picaporte de bronce que mantenía en su diestra.
La puerta de cristales se resistió a su mano nerviosa, tal vez porque manejaba el picaporte con demasiada fuerza, y el capitán acabó por abrirla dando una patada en su parte baja, que era de madera.
Dejó la puerta entreabierta levemente, para evitar el ruido giratorio del picaporte.
Cogió un mantón y el picaporte, echó escaleras abajo, se metió en un tranvía y antes de una hora volvió trayendo en brazos a la niña dormidita y con una pelota entre las manos: la acostó en su cama y la durmió con un cantar.
Ya lavado y vestido, vacilaba en salir, y se estuvo un ratito con la mano en el picaporte.
qué iba a cuidar! Si me hubieran el picaporte que podría haber subido por si el señor algo.
Venían por el arco que da a la Plaza Mayor: doña Manuela, agitada, llevando alguna delantera a sus hijos y con el picaporte en la mano, Tirso, de hábitos y recientemente afeitado, detalle de aseo raro en él, Leocadia lucía puesta la mejor ropa que le quedaba, y a falta de primores en el traje, se había hecho un peinado muy llamativo.
Los vidrios de unos espejuelos despidieron, heridos por la luz del sol, fugitivo rayo, rechinó el picaporte, abriose la puerta y el señor Penitenciario penetró con gravedad en la estancia.
Está cerrada sólo con el picaporte noche y día.
Es alta, esbelta, de alabastro, no se baña con sombrero, ni gorro, ni papalina, el sol le bruñe el rodete negro, de picaporte, el radiante casco de Minerva aldeana.
tiene vuestro ayuda de cámara! -balbuceó el músico, poniendo la mano en el picaporte.
En su vida silvestre ha sabido Mita conservar la limpieza y corrección de su dentadura, su peinado no es del estilo de pueblo, con moñitos y picaporte, ni tampoco el que en Madrid se usa, sino más bien un estilo propio suyo, sencillo y airoso, el calzado muy tosco, y bastante usadito, disimula la pequeñez y buena forma de sus pies.
Pero ya había limpiado toda la vivienda, y no encontró absolutamente nada que comer, entonces registró la ropa de su compañero, que yacía inerte en el suelo, encontró una bolsa con la ganancia del pobre acumulada moneda a moneda durante la travesía y en los cuarenta días de trabajo, se la guardó en el cinturón, y sin preocuparse de su compañero enfermo, como si no existiese, salió, cerrando tras de sí el picaporte de la puerta de su vivienda.
Entonces Zoraik salió de su casa a toda prisa, y por atajos llegó antes que Azogue a casa de Ahmad-la-Tiña, donde sabía que se alojaba el joven, abrió el picaporte de la puerta valiéndose de diversas llaves con que iba siempre pertrechado, la cerró con cuidado tras él y esperó tranquilamente a Azogue que no tardó en llegar a su vez y llamar como tenía por costumbre.
Fantina, al oír la voz de Javert tembló y soltó el picaporte, como suelta un ladrón sorprendido el objeto robado.
El ruido del picaporte lo hizo despertar, por decirlo así.
Puso la mano en el picaporte.
La puerta estaba cerrada sólo con picaporte, que en Cabia para maldita la cosa se necesitan llaves ni candados.
Pocos momentos después hallábame dentro de mi cuarto tercero, cuyo picaporte llevaba también siempre conmigo, a fin de no molestar a mi buen criado José.
Nisco le oyó decir con ira, mientras levantaba el picaporte del postigo:.
Pablo se acercó a la portalada de la derecha, cerca de la cual desembocaba la calleja que había seguido, y antes de poner la mano en el contrahecho barril del picaporte, abriose el postigo y apareció en el hueco una muchacha como unas perlas.
Corrióse la mirilla, un fuerte cerrojo después, y por último la llave y el picaporte, y entró delante el doctor.
Nadie vino a correr la mirilla, mano alguna alzó el picaporte para abrir paso al visitante.
Pero un objeto cualquiera, un detalle luego, una nada lo distraía: los dibujos del papel en la pared, los colores varios de la alfombra, el humo del cigarrillo, el brillo de un picaporte.
Tornó a acariciarla Fernando, y momentos después salió del jardín, cuya puerta le abrió la misma niña, poniéndose de puntillas para alcanzar, con su mano blanca y diminuta, la palanquita del picaporte.
Levantó el picaporte de la puerta que se le acababa de cerrar.
-¿Por qué nos aguardabas con el picaporte en la mano? Mamá, ¿qué tienes? ¿Por qué lloras? ¿Por qué no me respondes? ¡Estás mala! ¡Jesús, Dios mío! ¡Rosa! ¡Ve corriendo y llama al doctor Sánchez! ¡Mi mamá se muere! Ven, espera, ayúdame a llevarla al sofá de la sala.

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