Ejemplos con pesada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Aludían al desierto de indiferencia en que se mueven así el gobernante como el sacerdote, a la sobriedad que practican o deben practicar, a la pesada carga que conducen a hombros, y, finalmente, la joroba simbolizaba la responsabilidad que llevan adherida a la propia espina dorsal, y que en el gobernante es doble, para con Dios y para con los hombres, y en el sacerdote sencilla, sólo para con Dios.
Eran destellos de la enorme pupila las gotas de refulgente argentería líquida que saltaban de rayo a rayo, a cada vuelta, y el quejido penoso que la pesada rueda exhalaba al girar, completaba el símil, remedando el hálito del monstruo.
Apenas llegó Lucía a catar dos dedos de cada vino, pero los iba probando todos por curiosidad golosa, y, un tanto pesada ya la cabeza, olvidando deliciosamente las peripecias del paseo matinal, se recostaba en la butaca, proyectando el busto, enseñando al sonreír los blancos dientes entre los labios húmedos, con risa de bacante inocente aún, que por vez primera prueba el zumo de las vides.
Entonces se acordó del Alcázar de Toledo, que parece dominar desde su altura a la catedral, intimándola con la pesada mole de sus torres.
Era una fábrica pesada y complicadísima, de estilo suntuoso y barroco, que había costado a principios de siglo una fortuna al segundo cardenal de Borbón.
De un salto puso recta su pesada y musculosa humanidad, y echó a correr sin aguardar más explicaciones.
Tenían sus apasionados, que se encargaban de ocupar el cuarto sitio en la partida, y al llegar la noche, cuando la masa de espectadores se retiraba a sus barracas, quedábanse allí viendo cómo jugaban a la luz de un candil colgado de un chopo, pues era hombre de malas pulgas, incapaz de aguantar la pesada monotonía de esta apuesta, y así que llegaba la hora de dormir cerraba su puerta, dejando en la plazoleta a los jugadores después de renovar su provisión de aguardiente.
Jaime sería como grillos con que él ataría sus pies, sería para él una carga muy pesada.
Jaime, de quien la fama decía maravillosos encomios, y que era libre y soltero, iba a enamorarse de ella, apenas la viese, con el gustoso asombro de hallar en una villa pequeña tan completo dechado de elegancia, distinción y hermosura? ¿Por qué, al embromar así a doña Luz, con algo que la halagaría, no había de dar solapadamente una broma bastante pesada al Padre, cuyo amor, enmarañado y turbio en el centro de la conciencia, se vendría a aclarar con el reactivo de los celos? Doña Manolita, al dar la broma, miraría al Padre, a ver si se inmutaba o si permanecía impasible, en apariencia al menos.
Y el pobre caballo, como si quisiera afirmar las palabras de su amigo o reconociese a sus amas, levantaba la pesada cabeza, lanzando su estertor angustioso.
Toda la noche la pasó tendido en su cama como una masa inerte, con la pesada cabeza hundida en las sábanas, el rostro envejecido, la barba alborotada y los ojos cerrados.
Cansada del trabajo, sostenía en un brazo la pesada cesta y un chicuelo mofletudo que se agitaba con nerviosa alegría, mientras tiraba con la otra mano de un galopín de cinco años que se obstinaba en no andar por habérsele desatado el zapato.
Un intenso perfume de heliotropo y violeta salía de allí, perdiéndose en la pesada atmósfera de la plaza.
Pensé en mi situación, me puse a cavilar en mi suerte, en que era yo pesada carga para mis tías, las cuales me habían sostenido por tantos años a costa de extremos sacrificios.
Empeñábase en despejar su cabeza de la pesada fluxión sonándose con estrépito y cólera.
Yo le pasaré un tanto al mes a mi hermana para que el huésped no sea una carga pesada.
La hucha estaba en su sitio y llena, quizás más pesada que antes.
Encontró a su tía en el cuarto de la comandanta en un estado verdaderamente aflictivo, ojerosa, con la cabeza pesada y un humor poco dispuesto a las bromas.
¿Tienes o no confianza en mí? Tocante a esos polvos, encárgate tú de guardarlos, y si el caso llega, chico, no seré yo quien les haga ascos, porque, bien mirado, para lo que sirve esta vida Lucidas estamos, ¡siempre penando, siempre penando! Espera que te espera, y cada día un desengaño Te aseguro que el vivir es una broma pesada.
En esto, comenzó a llover un poco, y quisiera Sancho que se entraran en el molino de los batanes, mas habíales cobrado tal aborrecimiento don Quijote, por la pesada burla, que en ninguna manera quiso entrar dentro, y así, torciendo el camino a la derecha mano, dieron en otro como el que habían llevado el día de antes.
Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia, aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían.

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