Ejemplos con perdonando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La muerte al final se recupera del tobillo y abandona a los Griffin perdonando la vida a Peter y regalándole un pack de CD's de Boys Scuggs, antes de irse dice que volverán a verse muy pronto de broma.
Frente a todos esos momentos, Grace luce apacible y misericordiosa, perdonando el accionar de todos bajo la excusa de que todos hacen los mejor que pueden bajo las circunstancias duras que se les presentan.
Le correspondió solucionar con firmeza las irregularidades del sacerdocio descarriado de la post guerra, perdonando a los caídos e inculcándoles el sendero apropiado para el ejercicio de su ministerio.
Murió de pie, junto a una encina, con los brazos en cruz, perdonando a quienes lo mataban.
Todos murieron perdonando a sus asesinos, como lo hizo Jesús en la cruz.
Murió, como todos los demás, perdonando a sus propios verdugos, a imitación del Maestro desde, la Cruz y con el grito de ¡Viva Cristo Rey!.
El , perdonando el tono zumbón del enemigo, estiró los brazos todo cuanto pudo para que nadie dejase de enterarse de su importancia.
Le veía en su memoria, lo mismo que se lo había imaginado en las ilusiones crédulas de su niñez, mandando a los hombres a su voluntad, pudiendo enviar unos a la horca y perdonando a otros, según su capricho, sentado a la mesa de los monarcas y jugando con ellos a la baraja, igual que podía hacerlo él con un amigo en la taberna de San José, tratándose tú por tú, y cuando no estaba en la corte, era señor absoluto en barcos de hierro de los que escupen humo y cañonazos ¿Y su célebre abuelo don Horacio? Pep le había visto pocas veces, y sin embargo, temblaba aún de respeto al recordar su aspecto señorial, su cara grave, limpia de sonrisas, y el gesto imponente con que acompañaba sus bondades.
Sacó a luz algunas anécdotas de su vida, en que no hacía muy honroso papel, y hasta la emprendió con sus trajes y corbatas, no perdonando medio para hacer reir a su costa.
La vuelta a la libertad hacía renacer en él su antigua dulzura, la conmiseración filosófica en que envolvía a todos los hombres, perdonando sus errores.
Estebanito, ya cantan el final del acto, y ya está ese buen señor perdonando.
Estaban ocupados con la repartición de las esquifaciones, el bautismo de los bozales Señorita estaba quitando grillos y perdonando a todos, ¿quién no creería que se había pasado el peligro? Pero en mala hora entró aquí don Liborio a buscar algo que se le había quedado anoche.
Poco a poco, con tremenda batalla, fue perdonando, perdonando.
Durante la primera etapa, Cañuela, lleno de ardor cinegético, quería se hiciese fuego sobre todo bicho viviente, no perdonando ni a los enjambres de mosquitos que zumbaban en el aire.
-Pues perdonando mi simpleza y no hablando con nadie de este asunto.
Díganme todos si no es esto una marranada, dispensando, y si no nos sobra razón a los españoles para tronar, como tronamos, contra este Gobierno, y el otro y todos, y contra la pastelera alianza del Trono y el Altar, contra tanta cancamurria de Libertad y Constitución, y contra la birria asquerosa de Moralidad y Economía, que es pura materia, perdonando.
Trujillo, según me explicó la prendera, allí presente, había cargado con todos los muebles para empeñarlos o venderlos, no perdonando más que la cama en que Antonia yacía con altísima fiebre y angustias del ánimo, que se disiparon al verme.
El reflejo de la luna hacía visible confusamente encima de la chimenea el crucifijo, que parecía abrir sus brazos a ambos, bendiciendo al uno, perdonando al otro.
Ello fue que de Cabruñana, concejo de la marina donde los Valcárcel tenían algunas caserías, procedentes de bienes nacionales, llegaron malas noticias respecto de cierto mayordomo de segundo orden, que allí hacía mangas y capirotes de las rentas de Emma, perdonando anualidades atrasadas, o por lo menos aplazando el cobro indefinidamente, colocando por su cuenta a réditos el dinero cobrado, en suma, explotando en provecho propio los bienes de sus amos.
El presente empezó su reinado perdonando las deudas que habían contraído provincias enteras por los años infelices, y pagando las que tenían sus antecesores para con sus vasallos.
D'Artagnan se creyó muy ingenioso aconsejando a Milady renunciar, perdonando a de Wardes, a los proyectos furiosos que ella había formado.
Y si habían entrado con ánimo de murmurar y censurar este sarao, por atreverse en él las damas a ser contra los hombres, se les olvidó lo dañado de la intención con la dulce armonía de su voz y la hermosa vista de su belleza, perdonando, por haberla visto, cualquiera ofensa que recibiesen de las demás en sus desengaños.
Además de esto, no perdonando gastos les adornaba con oro y plata los cascos, les pintaba con distintos colores los escudos, enseñábalos a usar de mantos y túnicas brillantes, y, fomentando por este medio su vanidad, se ganaba su afición.
En medio de uno de estos convites, que prolongó por varios días, murió de enfermedad Metela, y como los pontífices no permitiesen a Sila que entrase a verla, ni que la casa se contaminase con el funeral, le envió por escrito el desistimiento de su matrimonio, y en vida todavía mandó que la trasladaran a otra casa, en lo que guardó escrupulosamente, por superstición, lo prevenido en la ley, pero en cuanto a los gastos del entierro no se contuvo dentro de los términos de lo que él mismo había establecido, no perdonando gasto alguno.
En esto, Mario, estando ya por caer prisionero, se dio a sí mismo muerte, y Sila, pasando a Preneste, al principio los juzgaba y castigaba de uno en uno, pero después, no estando de tanto vagar, los reunió en un punto a todos, que eran doce mil, y mandó que los pasaran a cuchillo, no perdonando a otro que a su huésped, pero éste le respondió, con grandeza de alma, que por amor a la vida no sobreviviría a la ruina de la patria, y mezclándose voluntariamente con sus conciudadanos pereció con ellos.
Entre tanto en el pueblo no se hablaba de otra cosa que de aquel combate asombroso, en que Moreira había vencido a una partida reforzada, perdonando la vida al capitán.
Estos ponen su perfección en no matar animal alguno, fuera de las víctimas que sacrifican: los magos con sus propias manos los matan todos, perdonando solamente al perro y al hombre, y se hacen un mérito de matar no menos a las hormigas que a las sierpes, como también a los demás vivientes, tanto los reptiles como los que vagan por el aire.
Ahora yo conozco bien a Tontonelo, y sé que vos y él sois unos grandísimos bellacos, no perdonando al músico, y mirad que os mando que mandéis a Tontonelo no tenga atrevimiento de enviar estos hombres de armas, que le haré dar docientos azotes en las espaldas, que se vean unos a otros.
sobre todo este señor cura está hecho un eciomo, perdonando la comparanza, es una sopa.

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