Ejemplos con pensador

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su nombre se debe al pensador y activista político argentino José Ingenieros, quien abogó por la causa obrera, originalmente desde posiciones socialistas y antiimperialistas, y luego sostuvo abiertas simpatías por el anarquismo influenciado por el jurista anarquista Pietro Gori.
John Greshamn Machen fue el pensador Presbiteriano conservador más importante.
Una postura tradicional del pensador realista en ontología es que el tiempo y el espacio tienen una existencia aparte de la mente humana.
Dios y el Estado es el trabajo más conocido del pensador y anarquista ruso Mijaíl Bakunin.
Escritor, pensador y psiquiatra colombiano.
Su figura elemental fue Ramanuja, el primer pensador de la Vedanta en establecer la identificación de un Dios personal con el Brahmán de los Upanishads como la piedra angular de su sistema.
Esta diferencia aparece en los distintos modos en que el pensador plantea el problema del ser.
Se le considera el principal pensador liberal de la historia de Nicaragua.
Este pensador suele combinar su actividad académica con otras como activista por los derechos humanos, por los derechos sociales, por la democracia deliberativa en el estado constitucional de derecho, por la inclusión de los más vulnerables, etc.
La totalidad y fusión de todos ellos, predominando cada manera según la razón del pensamiento: Cervantes, el primer pensador español.
Recuerda el pensador los esculpidos respaldos del coro de una gótica iglesia, en los que la madera labrada bajo la inspiración de la fe, presenta, en una faz, escenas de una vida de santo, y en la otra faz, ornamentales círculos de flores.
Y ningún otro espectáculo puede imaginarse más propio para cautivar a un tiempo el interés del pensador y el entusiasmo del artista, que el que presenta una generación humana que marcha al encuentro del futuro, vibrante con la impaciencia de la acción, alta la frente, en la sonrisa un altanero desdén del desengaño, colmada el alma por dulces y remotos mirajes que derraman en ella misteriosos estímulos, como las visiones de Cipango y El Dorado en las crónicas heroicas de los conquistadores.
Esa belleza típica refleja, para el pensador hegeliano, el efecto ennoblecedor de la libertad, la esclavitud afea al mismo tiempo que envilece, la conciencia de su armonioso desenvolvimiento imprime a las razas libres el sello exterior de la hermosura.
Los hombres y los pueblos trabajan, en sentir de Fouillée, bajo la inspiración de las ideas, como los irracionales bajo la inspiración de los instintos, y la sociedad que lucha y se esfuerza, a veces sin saberlo, por imponer una idea a la realidad, imita, según el mismo pensador, la obra instintiva del pájaro que, al construir el nido bajo el imperio de una imagen interna que le obsede, obedece a la vez a un recuerdo inconsciente del pasado y a un presentimiento misterioso del porvenir.
Un pensador ilustre, que comparaba al esclavo de las sociedades antiguas con una partícula no digerida por el organismo social, podría quizá tener una comparación semejante para caracterizar la situación de ese fuerte colono de procedencia germánica, que establecido en los Estados del centro y del Far-West conserva intacta en su naturaleza, en su sociabilidad, en sus costumbres, la impresión del genio alemán, que en muchas de sus condiciones características más profundas y enérgicas debe ser considerado una verdadera antítesis del genio americano.
Es que yo no puedo figurarme jamás a un pensador, sin suponerlo desgraciado en el fondo.
Este gran pensador tenía a veces símiles felices, arrancados como el presente a las ciencias físico-naturales.
A esto se reducía todo el ornato del cementerio, mas no su vegetación, que por lo exuberante y viciosa ponía en el alma repugnancia y supersticioso pavor, induciendo a fantasear si en aquellas robustas ortigas, altas como la mitad de una persona, en aquella hierba crasa, en aquellos cardos vigorosos, cuyos pétalos ostentaban matices flavos de cirio, se habrían encarnado, por misteriosa transmigración, las almas, vegetativas también en cierto modo, de los que allí dormían para siempre, sin haber vivido, sin haber amado, sin haber palpitado jamás por ninguna idea elevada, generosa, puramente espiritual y abstracta, de las que agitan la conciencia del pensador y del artista.

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