Ejemplos con pellizco

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El pincho era en realidad una puñalada, y el pellizco, la aplicación sobre el cuerpo de unos alicates de gran tamaño en un dedo o el labio inferior, según las versiones, hasta que la parte del cuerpo resultaba amputada.
Agarre pellizco: Es el agarre en el cual se usa la fuerza de los dedos.
Conocido solo por un incompleto esqueleto de la Formación Sao Khua de Phu Kiang, Thailandia, que incluye una vertebra y el tercer metatarsal con el distintivo pellizco lateral de los arctometarsalianos, variación encontrados en ornitomimosaurianos, tiranosauroides, trodóntidos, cenagnátidos, lo que le haria el ornitomimosauriano conocido, dependiendo de la edad de la formación.
Henry Walter Bates, zoólogo del siglo diecinueve, constató que los indios americanos capturaban uakaris vivos disparando dardos o flechas con Curare diluido, una vez capturados, los animales eran reanimados poniendo un pellizco de la sal en sus lenguas.
Por esta razón, algunos críticos de la época decían que la velocidad de su voz recordaba a la más grande cantaora nacida en la Alameda de Hércules, así como la dolencia en su pellizco flamenco que tanto caracterizó su emblemática discografía.
En una cazuela de barro se pone aceite de oliva, unos granos de ajo bien trinchados, un tomate pelado y sin semillas, perejil, un par de ñoras previamente escaldadas y picadas, un pellizco de canela en polvo y unas hojas de laurel.
Y enarbolando la caña empezó a repartir sonoros golpes: al uno por el pellizco y al otro por impropiedad de lenguaje , como decía bufando don Joaquín sin parar en sus cañazos.
Y el de las pelotillas lo aprobaba todo, contento con salir de la advertencia sin cañazo, cuando otro grandullón que estaba a su lado en el banco y debía guardar antiguos resentimientos, al verle de pie y con las posaderas libres, le aplicó en ellas un pellizco traidor.
Era que la amazona de la huerta, al sentir el primer pellizco del viejo pirata, había contestado con una bofetada, contenta en el fondo de que alguien pusiera a prueba su virtud.
Había sentido varias veces una tímida mano deslizándose más abajo de su talle, pero ahora era más: era un pellizco desvergonzado lo que venía a atormentarla audazmente en sus redondeces de buena moza.
Doña Paca y los dos criados también se llevarían un pellizco el día en que el amo faltara.
Como que acabadita de oírse llamar con las denominaciones más injuriosas y de recibir un pellizco que le atenazaba la carne, poníase detrás de su ama a hacer visajes y a sacar la lengua, mientras se rascaba el brazo dolorido.
Volvió a mirar a su marido, y notando en él una como sonrisilla de hombre de mundo, le dio un pellizco acompañado de estos conceptos, un tanto airados:.
-¿A quién quieres servir más, pelambrón, al señor que has visto hace poco, o a la señorita? -le preguntó don Lorenzo, dando más fuerza a su interrogación con un pellizco.
Obedeció la desventurada Engracia, más convencida por la elocuencia de un disimulado pellizco que su madre le dio en el brazo que por las palabras transcritas, fiel expresión de aquel espíritu intolerante y autoritario.
Fuese aquello por casualidad o de hecho pensado, el Mayordomo se aprovechó de la ocasión para pegarle un pellizco en el desnudo y bien torneado brazo.
—Predicador te has vuelto, dijo el de Sevilla, y segun llevas la retahila, no acabarás tan presto, y yo no te puedo aguardar, y esta noche no vayas a posar donde sueles, sino en la posada del Sevillano, porque verás en ella la mas hermosa fregona que se sabe: Marinilla la de la venta Tejada es asco en su comparacion, no te digo mas sino que hay fama que el hijo del corregidor bebe los vientos por ella: uno desos mis amos que allá van, jura que al volver que vuelva al Andalucía, se ha de estar dos meses en Toledo y en la misma posada solo por hartarse de mirarla: ya le dejo yo en señal un pellizco, y me llevo en contracambio un gran torniscon, es dura como un mármol y zahareña como villana de Sayago, y áspera como una ortiga, pero tiene una cara de pascua y un rostro de buen año: en una mejilla tiene el sol y en la otra la luna, la una es hecha de rosas y la otra de claveles, y en entrambas hay tambien azucenas y jazmines, no te digo mas sino que la veas, y verás que no te he dicho nada, segun lo que te pudiera decir acerca de su hermosura: en las dos mulas rucias que sabes que tengo mias, la dotara de buena gana, si me la quisieran dar por mujer, pero yo sé que no me la darán, que es joya para un arcipreste o para un conde, y otra vez torno a decir que allá lo verás, y adios, que me mudo.
Á él me encomiendo en todo acontecimiento, y aunque el dejar de murmurar lo tengo por dificultoso, pienso usar de un remedio, que oí decir que usaba un gran jurador, el cual arrepentido de su mala costumbre, cada vez que despues de su arrepentimiento juraba, se daba un pellizco en el brazo o besaba la tierra en pena de su culpa, pero con todo esto juraba: así yo cada vez que fuere contra el precepto que me has dado de que no murmure, y contra la intencion que tengo de no murmurar, me morderé el pico de la lengua, de modo que me duela, y me acuerde de mi culpa para no volver a ella.
Era de ver cómo iba revoloteando por el aire, de fila en fila, con tanta alegría y satisfacción de todo el concurso que no se juzgaba feliz el que no lograba asegurarle un pellizco, darle un capón o asestarle un gargajazo.
Este primer pellizco de las dos mil pesetas se tendría por anticipo.
Diole un pellizco, y otro, y otro, y ni por ésas podía despertarle, de manera que, irritado de la poltronería, alzó el palitroque de las serpientes y le dio con él tan desmesurado masculillo que a darle otro no lo hubiera contado por gracia el Sr.
Véome allí, entre mis contemporáneos, jugando a la gallina ciega, al marro o a las cuatro esquinas, tirando de vez en cuando un pellizco al mendrugo de pan que se guardaba en el bolsillo para merendar, o formando parte del grupo que devoraba con los ojos un lorito de cartón, tamaño como un huevo de gallina, que no soltaba de la mano un camarada feliz a quien se le había traído su padre, no sé de qué parte del mundo ni con qué fausto motivo, o armando en apartado rincón la media docena escasa de fementidos soldados de plomo, véome, repito, con mi traje de todos los días, o sea el desechado de los domingos del año anterior, corto, descolorido y opresor, amén de repasado y añadido.
El señor Infanzón dio un pellizco a su mujer, se puso muy colorado y en voz baja la reprendió de esta suerte:.
-No te apure la flema de esta socarrona -dijo Nieves dándola un pellizco en el brazo que estaba más al alcance de su mano derecha-, que aunque no fuera embuste lo que aparenta, aquí estoy yo que me he asombrado por las dos.
Las animadas descripciones de sus fiestas públicas, la tan cacareada especie de que en Madrid hace cada quisque lo que le acomoda sin que nadie se fije en él, y la plana de anuncios del periódico, según la cual se garantizaba la salud al más enclenque, y se vendían ropa, comestibles y bebidas dando al comprador dinero encima, hiciéronle pensar en la monotonía de las fiestas de su lugar, que en él no se podía tirar un pellizco a una muchacha sin que se contase el lance en todas las cocinas, que el día en que se le antojaba trincarse tres cuartillos, en lugar de la media azumbre que acostumbraba, el tabernero lo charlaba a todo el mundo, que habiendo en una ocasión añadido cuatro dedos de paño a las haldillas de su chaquetón, llevó una silba de todos sus convecinos en el portal de la iglesia, cuando iba a misa, en una palabra, que él, mayorazgo, libre y con salud, ni gastaba levita, ni bebía lo que necesitaba, ni podía echar un requiebro en paz, si no se ponía en guerra con el vecindario.
Y tirando un pellizco en la barba a la que de antemano tenía, ya el hoyo en ella, cogió el sombrero y tomó el camino.
Sebastián, antes tan idealista y poético, ahora no podía ver una cocinera sin darle un pellizco, y esto lo atribuía a que estábamos en un siglo positivo.

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