Ejemplos con pedernales

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Partido de Veinticinco de Mayo: Pedernales, Norberto de la Riestra y Veinticinco de Mayo.
Neyba, se encuentra situada en la región sur de la República Dominicana, cercana a la Sierra de Bahoruco, que es una prolongación de la Sierra Haitiana Masif de la Selle, la cual llega a nuestro territorio por la Península de Tiburón y se dirige hacia el este en distintas estribaciones, cruza las Provincias, Independencia, Pedernales y Barahona y se dirige a las costas.
Al crearse la provincia Pedernales, fue elevado a la categoría de municipio por la Ley No.
El municipio limita por el norte con el distrito municipal Juancho,por el este, sur y suroeste con el Mar Caribe y por el oeste con el municipio de Pedernales.
La antigüedad de los asentamientos en la zona queda atestiguada por el hecho de que en las Juntas Generales de Vizcaya, correspondiera al apoderado de Mundaca la entrega de sus poderes en primer lugar, seguido de Pedernales, su anteiglesia vecina, recayendo entre las villas dicho honor en el apoderado de Bermeo.
Dos años después retornó a disputar partidos en la Segunda Categoría con el Ciudad de Pedernales de la provincia de Manabí.
La provincia de Pedernales está ubicada a su oeste, Independencia al norte, y la provincia de Azua a su este.
La Isla Alto Velo es la cima más alta de los picos de la Cordillera Submarina de Beata, que también forma parte del Parque Nacional Jaragua, de la provincia de Pedernales.
Se encuentra ubicada dentro del Lago Enriquillo, al Suroeste del país, en el Valle de Neiba, entre las provincias Independencia y Pedernales.
Se encuentra enclavada dentro del Lago Enriquillo al Suroeste del país entre las provincias Independencia y Pedernales.
La Laguna de Oviedo, se encuentra en el Parque Nacional Jaragua, en la provincia de Pedernales.
al sur de la capital del municipio, junto a la localidad de Renuncio , ambas en el valle del arroyo de Las Fuentes, que nace en el alto de la Varga y atravesando Villagonzalo Pedernales finaliza su recoorido en el río Arlanzón aguas arriba de San Mamés.
El Oka atraviesa terrenos de los municipios de Mundaca, Pedernales, Busturia, Murueta, Forua, Guernica y Luno, Ajangiz, Mendata, Arrazua, Cortézubi, Gautegiz Arteaga, Múgica e Ibarrangelu.
Los Ayuntamientos de Albillos, Arcos de la Llana, Cabia, Carcedo de Burgos, Cardeñajimeno, Castrillo del Val, Cayuela, Modúbar de la Emparedada, Sarracín, Villagonzalo Pedernales y Villariezo, reunidos en sesión plenaria y la Asamblea vecinal de Saldaña de Burgos, en régimen de concejo abierto, acordaron con las mayorías legales, la aprobación definitiva de la Mancomunidad y sus.
Ixtlán es un topónimo mixteco que significa lugar de pedernales o tierra de obsidiana.
La ruta se encuentra pavimentada entre Merlo y Navarro, entre Pedernales y Norberto de la Riestra y en las cercanías de Veinticinco de Mayo.
Este litoral se caracteriza por grandes rocas redondas, pedernales o bolos, lo que le da nombre al lugar.
Hállase sí abundancia de barrilla, para hacer vidrio y jabon: abundancia de marmol colorado, con listas blancas, marmol negro, y alguno verde: mucha piedra de cal, y algunas peñas grandes de pedernales de escopeta, blancos y colorados, con algunos espejuelos dentro como diamantes: mucha piedra de amolar, y otra amarilla que parece vitriolo.
Chocaron los eslabones contra los pedernales, saltaron las chispas, ardió la yesca y más tarde los cigarros, todo en medio de un silencio solemne como el caso requería.
La Avenida Central abría en último término su amplia perspectiva, con edificios de diversos estilos rematados por torres puntiagudas, y aceras de pedernales blancos y negros formando mosaico.
Era la tal Doña María Torrubia, viuda de un tratante en ganado de cerda, y había pasado en poco tiempo de una holgada posición a la más humilde y lastimosa, pues vivía de un humilde tráfico: vender torrados, altramuces y piñones para los chicos, para los grandes, yesca, pedernales y pajuelas.
Echose mi hombre a la calle, y tiró por la de Mira el Río baja, cuya cuesta es tan empinada que se necesita hacer algo de volatines para no ir rodando de cabeza por aquellos pedernales.
de los pedernales, allí está de tal modo encarcelado que, a dos golpes que le llamen, sale.
La roca había caído de su base al sitio que ahora ocupaba, otra piedra, del tamaño común a las que suelen emplearse en las paredes, le había servido de cala, y pedruscos y pedernales aquí y allí sembrados cuidadosamente ocultaban toda solución de continuidad, habiendo sembrado en las inmediaciones hierbas y musgo, de manera que entrelazándose con los mirtos y los lentiscos, parecía la nueva roca nacida en aquel mismo lugar.
Absorto y maravillado, se llenaba los bolsillos de piedras preciosas, que al salir fuera se convertían en pedernales.
-He aquí dos pedernales con su correspondiente yesca.
Por respeto a mí, pues a mis dos acompañantes igual les daba el día que las tinieblas para caminar a pie seguro por aquellas escabrosidades, conservaba Chisco, que nos precedía, el farol encendido en la mano, pero hubiera jurado yo que más que la luz del farol del espolique, me alumbraban las chispas que sacaban de los pedernales del suelo las herraduras del tordillo de don Sabas, el cual don Sabas hacía los imposibles por entretenerme y hasta divertirme durante el paso de aquella negra, áspera e interminable senda, pero ¡ay! sin conseguir su noble y generoso empeño.
En presencia de aquel nuevo espectáculo y con la llanura del Puerto a la espalda, ya no era yo la estatua de granito con sangre de líquidos pedernales: la contemplación de aquel laberinto de sierras bravías, de cuetos escarpados y de picachos inaccesibles, de ásperos y sombríos repliegues, de pavorosas quebradas y de abruptos peñascales, transportó súbitamente mis imaginaciones a los entusiasmos «arqueológicos» de mi padre: allí me sentí contaminado de ellos, allí concebí al cántabro de sus himnos en toda su bárbara grandeza, hasta vestido de pieles y bebiendo sangre de caballo, y aun llegué a verle: le vi, sí, resucitado en carne y hueso, en la carne y en los huesos de mi propio espolique.
Creo que fue de espanto, de frío y de «arrepentimiento» la primera, y estoy seguro de que fue de melancolía la segunda, como lo estoy también de que la siguiente me infundió la sensación de lo que tenía a la vista, de tal modo y con tal intensidad y fuerza, que hubiera jurado yo que circulaban por mis venas líquidos pedernales, y era mi cuerpo una estatua de granito coronada con manojos de «loberas» y acebuches.
Fuego de siempre dormía en los pedernales.

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