Ejemplos con pedante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Noble de nacimiento, pedante y experto en la dialéctica.
Posee un doctorado en astrofísica, vivía solo con su gato, le gustan las mujeres rubias, es alérgico a los cítricos y su carácter pedante y egocéntrico son características muy conocidas y poco apreciadas por sus sufridos compañeros.
Siendo todo un dandi, Beerbohm elaboró sofisticados dibujos y parodias que fueron únicas al plasmar con bondad cualquier actitud pedante, artificial o absurda de sus famosos y bien vestidos contemporáneos.
Sin embargo, los personajes en el mundo de Calimero no son completamente hostiles, es confortable aunque poblado de numerosos personajes poco recomendables: el grosero Papero Piero o el pedante profesor Galletti.
En la misma, se cuentan las peripecias de Pomponio Flato, un pedante filósofo romano al que el azar sitúa en Nazaret.
Tras estudiar sus primeras letras en la escuela rural de Villaornate y gramática latina con un dómine pedante y estrafalario de las cercanías, apellidado Zancas-Largas, decide de rondón meterse fraile, conquistado por la descripción de la regalada vida de convento que le hace un lego de paso por su casa.
Generalmente es un individuo seguro de sus habilidades y calculador, es muy inteligente y no le apena demostrarlo con una verborrea pedante y unos modales en los que sobreactúa y exagera sus amanerados estilos de comportamiento.
Pero mi padre dijo lentamente, porque no le saliese la frase en verso y de modo que sus palabras adquirieron un tono pedante y aforístico: Tiene razón mi señora la duquesa.
Le molestaba además ver citado por su familia como ejemplo digno de imitación a este pedante, que sólo conocía la vida a través de los libros y pasaba su existencia averiguando lo que habían hecho los hombres en otras épocas, para sacar consecuencias con arreglo a sus opiniones de alemán.
¡Qué sabía de la vida este pedante interpretador de documentos muertos!.
Aquí le interrumpió Argensola: ¿Y si la cultura alemana no existiese, como lo afirma un alemán célebre? Necesitaba contradecir a este pedante que los abrumaba con su orgullo.
Si me oyeran otras gentes, dirían que era un pedante.
Allí no van Quintana el fatuo, ni Martínez de la Rosa el pedante, ni Gallego el clerizonte ateo, ni Gallardo el demonio filosófico, ni Arriaza el relamido, ni Capmany el loco, ni Argüelles el jacobino, sino multitud de personas deferentes con la religión y con el rey.
-Se me había olvidado decirle a usted que era un pedante insufrible, un verdadero almacén de tonterías y de vanidad.
- Ha bastado -dijo el orador- que un pobre pedante que enseña en nuestra Universidad la inútil lengua de los Hombres-Montañas, la cual de nada puede servirnos, ha bastado, repito, que descubriese en un bolsillo del tal gigante un libro del tamaño de cualquiera de nosotros, con unos versos disparatados, propios de su enorme animalidad, para que todos los falsos intelectuales que dominan nuestra organización universitaria, y son retribuidos exageradamente por el gobierno, viesen una ocasión de afirmar su influencia protegiendo a este colosal intruso como un compañero de letras.

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