Ejemplos con patochadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Como todo es relativo en el mundo, para la gente de escalera abajo de la casa solariega el ama representaba un salvaje muy gracioso y ridículo, y se reían tanto más con sus patochadas cuanto más fácilmente podían incurrir ellos en otras mayores.
Tú no tienes dos dedos de frente, Remedios, cuando quieres resolver un problema grave, sales con tales patochadas.
Tú no tienes dos dedos de frente, Remedios, y cuando quieres resolver un problema grave, sales con tales patochadas.
- será -indicó doña Antonia, que tenía cierta complacencia benévola en corregir las patochadas de su amiga.
Mientras aquel herejote excomulgado decía tales patochadas, el otro estaba cotorreando con Engracia, pero con tanta intimidad, que a mí un sudor se me iba y otro se me venía mirándoles.
Apostaré yo dijo Sancho que desde el emprincipio me caló y me entendió, sino que quiso turbarme por oírme decir otras docientas patochadas.
Bien será dijo don Quijote que vuestras grandezas manden echar de aquí a este tonto, que dirá mil patochadas.
Porque si el uno no hace sino revestir con una forma abigarrada y un traje lleno de perendengues y flecos y alamares un maniquí sin vida, el otro dice, sí, algunas veces cosas sustanciosas y de brío —entre muchas patochadas— pero cosas poco o nada poéticas, y, sobre todo, las dice de un modo deplorable, en parte por el empeño de sujetarlas a rima, que se le resiste.
El, que vió que andaba ya de capa caida, dixo: una por una, yo me casaré, mas luego roeré el lazo, y otras mil patochadas.
-Nembrot será -indicó doña Antonia, que tenía cierta complacencia benévola en corregir las patochadas de su amiga.
Mientras aquel herejote excomulgado decía tales patochadas, el otro estaba cotorreando con Engracia, pero con tanta intimidad, que a mí un sudor se me iba y otro se me venía mirándoles.
Y patochadas por el estilo, de modo que Arcangelita Ramos, presidenta de las Hijas de María, la marquesa de Veniales, fundadora del Roperito, la brigadiera Celis, en fin, la flor y nata de las devotas marinedinas, estaban acordes en que el señor doctoral era un clérigo de misa y olla, y el padre Incienso un encanto, según enredaba por la reja del confesonario flores de retórica y filigranas de místico discreteo.
Por aquella casa desfilaban, en perpetua farándula, gentes de todos linajes y condiciones, que reían las patochadas de su padre y admiraban las elegancias de su madre.

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