Ejemplos con patentemente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Otras opciones sociales dentro de la comunidad gay a veces son superficial o patentemente políticas.
Los periódicos hicieron comparaciones paralelas de las historias, las cuales London caracteriza como bastante diferentes en el tratamiento, patentemente iguales en fundación y motivación.
Con todo esto a la entrada de la ciudad, que fué a la oracion y por la puerta de la Aduana a causa del registro y almojarifazgo que se paga, no se pudo contener Cortado de no cortar la balija o maleta que a las ancas traia un frances de la camarada, y así con el de sus cachas le dió tan larga y profunda herida, que se parecian patentemente las entrañas, y sutilmente le sacó dos camisas buenas, un reloj de sol, y un libro de memoria, cosas que cuando las vieron, no les dieron mucho gusto, y pensando que pues el frances llevaba a las ancas aquella maleta, no la habia de haber ocupado con tan poco peso como era el que tenian aquellas preseas, quisieran volver a darle otro tiento, pero no lo hicieron, imaginando que ya lo habrian echado ménos, y puesto en recaudo lo que quedaba.
Con todo esto, a la entrada de la ciudad, que fue a la oración y por la puerta de la Aduana, a causa del registro y almojarifazgo que se paga, no se pudo contener Cortado de no cortar la valija o maleta que a las ancas traía un francés de la camarada, y así, con el de sus cachas le dio tan larga y profunda herida, que se parecían patentemente las entrañas, y sutilmente le sacó dos camisas buenas, un reloj de sol y un librillo de memoria, cosas que cuando las vieron no les dieron mucho gusto, y pensaron que, pues el francés llevaba a las ancas aquella maleta, no la había de haber ocupado con tan poco peso como era el que tenían aquellas preseas, y quisieran volver a darle otro tiento, pero no lo hicieron, imaginando que ya lo habrían echado menos y puesto en recaudo lo que quedaba.
Junto a ella venía una figura vestida de una ropa de las que llaman rozagantes, hasta los pies, cubierta la cabeza con un velo negro, pero, al punto que llegó el carro a estar frente a frente de los duques y de don Quijote, cesó la música de las chirimías, y luego la de las arpas y laúdes que en el carro sonaban, y, levantándose en pie la figura de la ropa, la apartó a entrambos lados, y, quitándose el velo del rostro, descubrió patentemente ser la mesma figura de la muerte, descarnada y fea, de que don Quijote recibió pesadumbre y Sancho miedo, y los duques hicieron algún sentimiento temeroso.
La nube de arena había llamado mi atención antes de empezar el diálogo con Mora, se movía y avanzaba sobre nosotros, se alejaba, giraba hacia el poniente, luego, hacia el naciente, se achicaba, se agrandaba, volvía a achicarse y a agrandarse, se levantaba, descendía, volvía a levantarse y a descender, a veces tenía una forma, a veces otra, ya era una masa esférica, ya una espiral, ora se condensaba, ora se esparcía, se dilataba, se difundía, ora volvía a condensarse haciéndose más visible, manteniendo el equilibrio sobre la columna de aire hasta una inmensa altura, ya reflejaba unos colores, ya otros, ya parecía el polvo de cien jinetes, ya el de potros alzados, unas veces polvo levantado por las ráfagas de viento errantes, otras el polvo de un rodeo de ganado vacuno que remolinea, creíamos acercarnos al fenómeno y nos alejábamos, creíamos alejarnos y nos acercábamos, creíamos descubrir visiblemente en su seno algunos objetos y nada veíamos, creíamos algunos juguetes de la óptica lo que veíamos y descubríamos después patentemente la imagen de algo que se movía velozmente de un lado a otro, de arriba abajo, que iba y venía, que de repente se detenía partiendo súbito luego, íbamos a llegar y no llegábamos, porque el terreno se doblaba en médanos abruptos, subíamos, bajábamos, galopábamos, trotábamos con la imaginación sobreexcitada, creyendo llegar en breve a una distancia que despejara la incógnita de nuestra curiosidad, pero nada, la nube se apartaba del camino como huyendo de nosotros, sin cesar sus variadas y caprichosas evoluciones, burlando el ojo experto de los más prácticos, dando lugar a conjeturas sin cuento, a apuestas y disputas infinitas.
Y levantando a los techos de los edificios, por arte diabólica, lo hojaldrado, se descubrió la carne del pastelón de Madrid como entonces estaba, patentemente, que por el mucho calor estivo estaba con menos celosías, y tanta variedad de sabandijas racionales en esta arca del mundo, que la del diluvio, comparada con ella, fue de capas y gorras.
Algunos babilonios testigos de lo que Zópiro iba haciendo se refugiaron al templo de Júpiter Belo, los demás, que nada sabían ni aun sospechaban de la traición que se ejecutaba, estuvieron fijos cada cual en su puesto hasta tanto que se vieron clara y patentemente vendidos y entregados al enemigo.
se vieron patentemente,.
Y si la tarea del químico se enlaza, por un extremo, con la del experimentador de la física, por el otro se enlaza y confunde con la del fisiólogo y el biólogo, según quedó probado en el laboratorio de Lavoisier y lo corroboran luego los trabajos del mismo Berthelot sobre la química orgánica, y aun más patentemente, la grande obra de Pasteur, que, para dejar huella indeleble en la fisiología experimental y la ciencia médica, hubo de empezar por ser químico eminente.

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