Ejemplos con pareció

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Qué valían éstos para aspirar él, como principal suscriptor, a la ofrecida recompensa? ¡Habría tantos banqueros que le aventajarían por triplicado! Podía ir comprando papel a medida que le fueran remitiendo fondos, pero ¿y si se cubría el empréstito el primer día? ¡Adiós título nobiliario entonces! No le quedaba otro remedio que a todo trance, y lo más sencillo le pareció girar a cargo de su casa las cantidades, y a las fechas marcadas por su apoderado, y negociar las letras en la Bolsa.
Olía el salón aquel punto peor que una caballeriza, pues de esencia de ella, de aguardiente, de tabaco común y de otras no más suaves ni voluptuosas, se componía el ambiente que allí se mascaba, pero de ámbar y ambrosía le pareció a don Simón, juzgándose ya electo con el esfuerzo de aquellos auxiliares, todos famosos en el país por sus gloriosas campañas electorales.
Miróse el pueblo montañés en tal espejo, y no sólo vió admirablemente reproducida su propia imagen, sino realzada y transfigurada por obra del arte, y se encontró más poético de lo que nunca había imaginado, y le pareció más hermosa y más rica de armonías y de ocultos tesoros la naturaleza que cariñosamente le envolvía, y aprendió que en sus repuestos valles, y en la casa de su vecino, y en las arenas de su playa, había ignorados dramas, los cuales sólo aguardaban que viniera tan soberano intérprete de la realidad humana a sacarlos a las tablas y exponerlos a la contemplación de la muchedumbre.
Me pareció ver la sombra de mi madre y hasta entender su voz.
Levantó su cabeza Pepeta, fijó por primera vez sus ojos en la mujerzuela, y también pareció dudar.
Me pareció mejor dar a la nueva novela su nombre actual: LA BARRACA.
¡Recristo! La convicción de la realidad, asaltándole de pronto, pareció enloquecerle.
Únicamente a alguna distancia le pareció que las plantas ondulaban en la obscuridad, como si un cuerpo se arrastrase entre ellas.
Le pareció que pasaba de pronto por el ambiente algo hostil, amenazador.
La aparición de una mujercilla débil y pálida pareció animar con una ráfaga de penosos recuerdos a toda la familia.
Apenas reconoció a Batiste pareció comprender toda su desgracia.
Hasta le pareció a Roseta que se mordía nerviosamente la lengua para castigarla por su atrevimiento, y se pellizcaba en los sobacos por haber ido tan lejos.
A Batiste le pareció que el sol era más caliente que otros días.
Batiste sonreía irónicamente mientras hablaba , y éste, al fin, pareció confundido por la serenidad del intruso, anonadado al encontrar un hombre que no sentía miedo en su presencia.
Ya alcanzaba a contemplar su huerto, ya se reía del miedo pasado, cuando vió saltar del bancal de cáñamo al propio , y le pareció un enorme demonio, con la cara roja, los brazos extendidos, impidiéndole toda fuga, acorralándolo en el borde de la acequia que corría paralela al camino.
Mi salida de la casa de Castro Pérez, salida que además de enojosa me pareció ofensiva para mi buen nombre, me puso abatido y desalentado.
Quise replicar, pero me pareció inútil toda aclaración.
Espléndida noche, una noche invernal por lo serena, limpia de nubes y pródiga en luceros, semejante a aquella que pareció participar de mi dicha después de que la joven me confesó su amor.
Me pareció que habían adivinado mi secreto, lo cual, aunque en cierto modo me contrariaba, tenía para mí algo halagador.
Al repasar las páginas del librillo de mi vida me pareció que iba yo recorriendo larguísima y desolada calle, entre dos hileras de tumbas que aquí y allá blanqueaban a la sombra de los sauces y de los cipreses.
Me pareció que tomaban a prodigalidad que gastara yo corbatas bonitas, como si eso me hiciera merecedor de castigo.
Desencajadas las facciones, pálido el rostro, amoratadas las sienes, afilada la nariz, los ojos mortecinos, los labios entreabiertos por la agonía, me pareció que dirigía a los mamotretos echados en olvido, dolorosa mirada de extraña compasiva piedad.
Era una miseria, sin duda, pero, dadas mis circunstancias, aquella cantidad me pareció el premio gordo.
Me pareció que cometía yo una infidelidad.
Díjele cuanto me pareció oportuno: le hablé de tus buenas prendas, de tu buen carácter, de tu índole laboriosa, de tu instrucción sólida y bien dirigida, y de la dificultad en que te hallabas para seguir los estudios y la carrera tan brillantemente iniciada, así como de la necesidad en que te veías de buscar algo productivo.
Se privaron de cuanto les pareció superfluo,y nada superfluo había en aquella casa,y hasta de lo más necesario.
Me pareció que unas a otras se preguntaban al verme:.
Y me pareció mirar una niña pálida y rubia, esbelta y graciosa, de grandes ojos de color de violeta, una niña en cuyo semblante puso el cielo angelicales bellezas, que ataviada gallardamente con rica veste azul, corta la falda, dejando ver unos pies brevísimos, pasaba y huía, e iba a perderse entre la sombra que proyectaba en el muro el blanco lecho: la dulce niña objeto de mi primer amor, de ese amor primero que embalsama con su aroma de azucenas la más larga vida, toda una existencia.
Pareció convencida y, volviéndose a mí, me dijo sonriendo:.
Era alta y esbelta, vestía de blanco, y me pareció de singular hermosura.

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