Ejemplos con palurdo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El que apostaba por ellos me dijo después con su filosofía de palurdo: Estaba seguro de mis muchachos: el animal, cuando ve satisfecho su apetito, ya no quiere más, y el hombre, como tiene amor propio, puede seguir comiendo hasta que reviente.
-¡Bonito modo de escribir la historia! Y ese palurdo vecino de Madrid, que sin duda será algún sacristán rapavelas o bodegonero del Rastro, ¿qué entiende de execrables Godoyes ni otras zarandajas?.
Acisclo, aunque palurdo, de referir a doña Luz, en todas sus cínicas menudencias, el resultado de sus investigaciones, pero no quiso ocultarle que las había hecho, y, lleno de júbilo, se complació en declarar a doña Luz que casi había venido a averiguar que D.
Y al decir esto miró al vendedor con tanta indignación como si fuese un enemigo del sosiego público, pero el palurdo, inmóvil y con las manos metidas en la faja, no se dignó reparar en la ferocidad agresiva del avaro.
pero dime, me encontrarás un poco palurdo, ¿no es verdad?.
-Soy un bruto -añadió-, soy cualquier cosa, un hombre adocenado, un ignorante, un palurdo, un soldadote, y me he casado con una princesa, con una maga, con una sibila.
Los ojos verdosos y bien puestos bajo cejas negras y un poco achinescadas, tenían el brillo de la astucia, mientras que su boca, insignificante si no la afearan los dos o tres dientes carcomidos que alguna vez se asomaban por entre los labios, tenía todos los repulgos y mohínes que el palurdo marrullero estudia para engañar a sus semejantes.
-¿Quién? ¿Aquel palurdo que va delante con montera, garrote, chaqueta de paño pardo y polainas, que se para a ratos, mira por las boca calles y se vuelve hacia acá para mandar que callen?.
-¡Hola, comadre de la ciudad! -decía una de ellas que tenía el talante un poco palurdo, a otra que lo tenía muy fino y distinguido.
Al lado numerosas y largas tarifas indican las líneas, los itinerarios, los precios, aconsejaremos sin embargo a cualquiera, que reproduzca, al ver las listas impresas, la pregunta de aquel palurdo que iba a entrar años pasados en el Botánico con chaqueta y palo, y a quien un dependiente decía:.
Sin embargo, ni de su aire ni de su rostro podía deducirse que fuera un palurdo.
El alcalde del concejo es un palurdo que lleva su tontería hasta el extremo de medir con la misma vara a los parientes y a los extraños cuando cometen alguna falta, que incurre en la grosería de rechazar los regalos que intentan hacerle los vecinos que tienen asuntos pendientes de su autoridad, y que cuando el común no tiene fondos para atender a las calamidades públicas, vende aunque sea su propia camisa para remediarlas.
La raza negra, casi extinta ya -excepto en Buenos Aires-, ha dejado sus zambos y mulatos, habitantes de las ciudades, eslabón que liga al hombre civilizado con el palurdo, raza inclinada a la civilización, dotada de talento y de los más bellos instintos del progreso.
En el exordio de la conferencia sacó el duque su caja de rapé, sorbió una narigada, quedose con aquélla en la mano, y como su excelencia accionaba al hablar, creyó el palurdo que lo brindaba un polvo, y sin más espera, metió índice y pulgar en la cajeta.
La dudosa calidad de mi vestido, aunque flamante, realzaba su ordinariez y aspereza entre aquellas tintas brillantes y delicadas, y yo mismo, aunque de buen cutis y no mal perfilado, me veía en los espejos con un no sé qué de montaraz y palurdo, que me hacía sudar de congoja.
-¡Hombre! -exclamó el palurdo, mirando de arriba abajo al apóstol.
-Orza, palurdo -exclamó una voz irlandesa que era la de Smee-, aquí está la roca.

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