Ejemplos con pacientemente

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los practicantes de Soresu esperan pacientemente en defensa hasta que su oponente cometa un error, solo entonces, atacan agresivamente, es por ello que que es una forma de combate pasiva utilizada por maestros muy pacientes.
Despues de la boda Jorge Armando decide regresar a la capital y le pide a Viviana que lo espere en el pueblo mientras arregla unos asuntos en la Capital, la pobre muchacha confiando ciegamente en el fuereño le cree y espera pacientemente.
Así pues, juegan pacientemente arriba y abajo para que una ocasión golpee un tiro que fuerza y traiga su jugador agresivo a la red.
Esperaron pacientemente a que el grupo finalizara su actuación y hablaron con Jonathan, ex compañero de instituto de ambos.
Habiendo organizado y entrenado sus hombres en la organización revolucionaria secreta que es la Irish Republican brotherhood, en sus organizaciones militares abiertamente conocidas: los Voluntarios Irlandeses y el ejército de los ciudadanos irlandeses, habiéndoles pacientemente entrenado a la disciplina, habiendo esperado al momento oportuno para alzarse, aprovechando la oportunidad en la cuál, ayudada por sus hijos exiliados en América y sus valerosos aliados en Europa, pero contando sobre todo en su propia fuerza, golpea, segura de su victoria.
Educada por Valle Inclán y Amado Nervo fue pacientemente transformada en Consulesa de tan insigne nicaragüense.
Tras esperar pacientemente a que se desarrollasen completamente un gran número de ellos, y siguiendo los consejos de Medea, arrojó una enorme piedra entre los soldados y éstos, que no sabían quién la había arrojado, lucharon encarnizadamente entre sí por hacerse con ella hasta la muerte.
En ese sentido argumenta que puede entenderse al psicoanálisis como una gozología , un saber pacientemente elaborado desde Freud y después de Lacan hasta la actualidad.
La imagen de las labradoras en las puertas de sus casas o a los pies de sus hogares realizando pacientemente bordados, es reflejada en miles de relatos de la época.
Morillo desembarcó cerca de la ciudad y montó su cuartel general en la Hacienda Torrecilla, en la cercana Población de Turbaco, a esperar pacientemente que la ciudad se rindiera por hambre.
Jovellanos buscó pacientemente reorganizar la administración pública.
En el centro del embudo una larga tela en forma de tubo alberga en su interior a la araña, donde espera pacientemente la caída de una presa en su tela, momento en el que la vibración le hace salir disparada a capturar su presa.
También expresó sus condolencias a la familia de Benazir Bhutto y pidió que todos los partidos políticos de Pakistán resuelvan todos sus asuntos pacientemente.
Solamente se podía llevar a cabo en playas con fondo arenosos, y se utilizaban dos pequeñas embarcaciones de remos, que transportaban la red de arrastre hacia el mar, y de cada barca descendían dos pescadores que transportaban manualmente los dos extremos de la red hacia la playa donde esperaba otro grupo de pescadores que muy pacientemente iban tirando coordinadamente de ella, hasta que pasados unos minutos quedaban las redes extendidas en la playa con toda la pesca conseguida.
Una noche, las lunas le dijeron que hablara con el Amo de las Estrellas, este escucho pacientemente su problema, y, cuando termino, le informo del motivo de su existencia: ella era la sombra de los seis amos, pero, como ellos no debían tener sombras, intento destruirla a su vez.
La pareja decide asentarse en Yopal, escogiendo como residencia un terreno dominado por un estero, el cual fue drenado pacientemente por el médico Moreno.
Pese a todo Springfield resulta ganadora, y espera pacientemente la llegada del comisionado para firmar los contratos necesarios para convertir a la ciudad en el nuevo hogar del equipo.
Iban a venir hasta de San Juan, al otro extremo de la isla, el pueblo de los hombres valientes, donde muchos evitaban salir de su casa apenas cerraba la noche, sabiendo que cada ribazo servía de sostén a una pistola y cada árbol de guarida a una escopeta, y todos esperaban pacientemente la satisfacción de un agravio recibido muchos años antes, la patria de las temibles fieras de San Juan.
Fuerza fue esperar pacientemente el turno de bultos rotulados A.
Ciertas parejas inglesas deleitábanse pacientemente con las aventuras de correctos personajes, bien vestidos y de buena renta, relatadas en novelas de cuatro volúmenes en las que no ocurría nada, absolutamente nada.
La graciosa artesana se dejó solfear por su galán pacientemente, sin hacer la más leve señal de resistencia, ni siquiera de esquivar los golpes.
El doctor la entretenía, se enteraba pacientemente de sus murmuraciones sobre las amigas, la daba consejos acerca de vestidos y joyas, recordando sus tratos con ciertas amigas de París, encargaba para ella periódicos de modas, y halagaba su vanidad, afirmando que era la señora mejor vestida de Bilbao.
Algunas carretas permanecían detenidas a las puertas de las tabernas, moviendo los bueyes sus colas y bajando las testuces pacientemente, mientras adentro gritaban los conductores ante los vasos de vino.
Ellos estaban allí para caer sobre los forasteros, y aguardaban pacientemente la hora de los ingleses , pues sólo de Inglaterra podían ser todos los extranjeros que llegaban de Madrid en el tren de la mañana.
Volvióse entonces la dama a su coche, decidida a esperar allí pacientemente, y recatándose lo posible, acomodóse lo mejor que pudo en el fondo, sin dejar de mirar por la ventanilla a lo largo de la calle.
Y el pobre muchacho callaba, sufriendo pacientemente las irritantes mentiras de doña Manuela, que seguía hablando de los sacrificios por los hijos.
El joven los escuchó pacientemente, puesto que una vez que otra le interrumpía para deshacer algún error o disculpar su proceder.
Los babiecas ávidos de emociones agolpábanse frente a las fondas donde se alojaban las cuadrillas, esperando pacientemente la salida de los toreros para poder tocar con respeto los alamares del diestro.
El tiempo era hermoso: una tarde de verano, con el cielo limpio de nubes, y en lo más alto, como un jirón de vapor tenue y apenas visible, la luna, esperando pacientemente que le llegase el turno para brillar.
Para realizarlo se acomodaba en la vasta mesa, no lejos del fuego del hogar, cebado por Sabel con gruesos troncos, y cogiendo al niño en sus rodillas, a la luz del triple mechero del velón, le iba guiando pacientemente el dedo sobre el silabario, repitiendo la monótona salmodia por donde empieza el saber: .

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