Ejemplos con optimismo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Era más bien un ensueño plácido, en el que su cuerpo se dilataba con estiramientos de voluptuosidad y su imaginación corría por los risueños horizontes del optimismo.
El herido, escuchando esto, persistía en su optimismo.
El optimismo que le había animado al doblarse sus piernas y caer junto a la torre volvió a reaparecer.
Reía amargamente de su optimismo en aquella ocasión, de la confianza que le había hecho despreciar todas sus ideas sobre el pasado.
Nada quedaba en él del optimismo de pocas horas antes.
El dinero le comunicaba un optimismo sonriente.
Ya que el señor Colignon terminó de sahumar el ambiente con aquel copioso rebase de optimismo, Belarmino quedó un punto en suspenso, temeroso de que su interlocutor solicitase por último el significado de la palabra bilateral aplicada al establecimiento de zapatería.
Yo he conceptuado siempre vano el propósito de los que constituyéndose en avizores vigías del destino de América, en custodios de su tranquilidad, quisieran sofocar, con temeroso recelo, antes de que llegase a nosotros, cualquiera resonancia del humano dolor, cualquier eco venido de literaturas extrañas que, por triste o insano, ponga en peligro la fragilidad de su optimismo.
Y del concierto de su civilización, del acordado movimiento de su cultura, surge una dominante nota de optimismo, de confianza, de fe, que dilata los corazones impulsándolos al porvenir bajo la sugestión de una esperanza terca y arrogante, la nota del y el con que sus poetas han señalado el infalible bálsamo contra toda amargura en la filosofía del esfuerzo y de la acción.
Cuando Margarita pudo volver al estudio de la , Julio, que vivía en perpetuo mal humor, viéndolo todo con sombríos colores, se sintió animado por un optimismo repentino.
Cada periódico obligaba al español a realizar una nueva danza de alfileres en el mapa, seguida de comentarios de un optimismo a prueba de bomba.
Hablaba de su madre, siempre triste, esforzándose por ocultar su pena y animada por la esperanza de una carta del hijo, hablaba de la guerra, comentando las últimas acciones con arreglo al retórico optimismo de los partes oficiales.
Este describía las salidas de tropas, las escenas conmovedoras en calles y estaciones, comentando con un optimismo incapaz de duda las primeras noticias de la guerra.
No, no vendránse dijo repetidas veces, con el optimismo del entusiasmo.
La mitad del vecindario había huído, la otra mitad permanecía en sus hogares, por rutina sedentaria, engañándose con un ciego optimismo.
¡Que viniesen los enemigos! Se consideraba con fuerzas para defenderse de todos ellos Luego, al arrancarle la razón de su delirio heroico, intentó tranquilizarse con un optimismo falto igualmente de solidez.
Desnoyers intervino, para aclarar con un poco de optimismo el monólogo sombrío.
Cada uno en su casa, y ¡ojalá que nunca se les ocurriese envidiar la del vecino! Pero esta última sospecha la repelía inmediatamente con su optimismo de hombre de negocios.
Desnoyers la apoyó con su optimismo.
Ella, por el contrario, reía de sus recuerdos, viendo a través de los años, con un optimismo halagador, esta lejana aventura de su época de bohemia, regocijándose al evocar la carroña del inca paseada de hotel en hotel.
Por lo que toca a Pilar misma, poseída del extraño optimismo característico de su padecimiento, mostró gran regocijo por visitar la metrópoli del lujo y elegancia, pensando en hacer allí sus comprillas de invierno, por no ser menos que las currutacas Amézagas.
Sintiendo cierta conmiseración por su optimismo, intentó animarle, disminuyendo los obstáculos ante los cuales se aterraba Fernando.
Celebraba su optimismo: así, su dicha no correría peligro.
Al recordar este período de su pasado, Aresti sonreía amargamente, burlándose de su optimismo.
El optimismo tornaba a apoderarse de su ánimo, como una reacción necesaria tras tantas horas de insufrible dolor.
Aquel descubrimiento fatal rasgaba el velo de la credulidad, desvanecía el optimismo del cariño, la madre aparecía a los ojos del hijo tal como era, con toda su fealdad moral, y Juanito pensaba con rabia en su antiguo ídolo como el devoto que pierde la fe, y en la imagen milagrosa que antes le arrancaba lágrimas de emoción ve sólo un miserable leño.
Un risueño optimismo le hacía olvidar que era su padre.
Todos se sentían dominados por un optimismo meridional.
Pero desde el día en que vio a Fortunata, se sacudió la morriña, creyendo haber encontrado un punto de apoyo para levantar de nuevo el mundo abatido de su optimismo.
Entrábale una embriaguez de amor que le hacía ver todas las cosas teñidas de optimismo.

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